DEPORTES › OPINIóN

Un regreso que no es saludado como corresponde

 Por Pablo Vignone

El fútbol argentino debiera saludar con énfasis superior al mostrado hasta ahora el retorno de Alfio Basile a la dirección técnica, en este caso de Racing. No porque sea un técnico más ganador o menos, sino por el mensaje que supone su regreso, tras un campeonato hiperdevaluado, aburrido y con escasísimas aristas técnicas. La tilingada jugará con la perspectiva de burlarse del talco, los cubitos de hielo, el vozarrón y los no comment, y quizás hay cierto temor generalizado de no sumarse al elogio para no verse envuelto en la marea ridiculizadora, esa que supone que Basile es un técnico antiguo (aunque a los 68 es dos años menor que Sir Alex Ferguson, que lleva 25 temporadas ininterrumpidas en el Manchester United).

¿Qué es ser antiguo? Quizá se interpreta que los conceptos que tira el Coco huelen a naftalina, y la modernidad está del lado de los entrenadores prácticos y pragmáticos que apuestan a la eficacia por sobre cualquier concepción estética. “Campeón como sea no podemos salir –dijo ayer Basile–, tenemos que jugar mejor que los demás; si no, no podés ganar.” Esos son mensajes que dejaron de escucharse hace rato en el medio local; la coexistencia de esa ausencia y la profusión de fútbol mal jugado, más luchado que pensado, más físico que técnico, no puede ser casual.

“Yo soy un defensor del puesto del enganche, que en mi equipo tiene que ser el conductor”, dice Basile. Quizás esa convicción también parezca antigua. Ahí está Riquelme para desmentirla.

El ex entrenador de la Selección va a tomar a uno de los planteles más completos del medio actual, un conjunto de jugadores que, con mayor audacia y rebeldía, pudieron haberle complicado la campaña a Boca. Y no fueron pocos los hinchas que, a lo largo del torneo, suponían que en manos de un técnico más audaz (y verbalizaban a Basile) la Academia podía pelear el título.

Pero a Racing lo dirigió Diego Simeone, quien durante el Apertura 2011 se caracterizó, ya desde el debut contra Tigre, en promover el conservadurismo entre su equipo cada vez que se lograba la mínima ventaja; obvio, muchos puntos se perdieron de esa manera.

Simeone fue presentado ayer en el Atlético Madrid, su nuevo destino, y enumeró las características que pretende darle a su equipo: “Me encantaría poder ver un equipo fuerte, agresivo, aguerrido, contragolpeador, veloz, lo que nos identificó siempre...”. Esa es la idea de Simeone, el transplante castizo del “cuchillo entre los dientes”, seguramente estará en el ADN del club del Manzanares, pero no en el de Racing...

“¿Qué hicieron para que me quedara en Racing? Nada”, se quejó Simeone ayer. Por fortuna, cabe agregar. “Racing es un equipo grande y tiene que arriesgar –apunta Basile–. El doble cinco es muy defensivo, yo quiero que Racing salga a ganar todos los partidos (...) Para mí el enganche tiene que estar acompañado por (Patricio) Toranzo, que es un buen jugador, aunque quiero que se enoje cuando pierde la pelota, y quiero un ataque con dos delanteros.”

La tiene clara: se puede ganar o perder, pero es más fácil ganar cuando se juega mejor. Y además lo pone en palabras. Le puede ir bien o mal, pero seguramente no pasará inadvertido y eso tornará más atractivo el próximo campeonato. El fútbol argentino de entrecasa, ramplón y modestísimo, necesitaba una inyección como ésta. Por eso debiera saludarla con más hidalguía.

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