DEPORTES › LA SENSACIóN QUE DEJó LA SELECCIóN ARGENTINA TRAS ATERRIZAR EN LA FINAL

Equipo que se adapta a todo

El conjunto de Sabella fue mutando a lo largo de los partidos y de aquel conjunto que arrancó en Barranquilla hace menos de tres años quedó muy poco. Es momento para que el entrenador diagrame la estrategia para el último capítulo.

Página/12 En Brasil

Desde Belo Horizonte

El seleccionado argentino se ubicó en el lugar al que aspiran todos, pero sólo dos tienen el privilegio de estar. De los 32 participantes que comenzaron jugando este Mundial de Brasil, el conjunto nacional encontró los argumentos para acercarse a la consagración. Pero lo más sorprendente es la mutación que hizo el equipo partiendo de una fecha clave: 15 de noviembre de 2011. Ese día, en la calurosa Barranquilla, Argentina dio comienzo a un juego que recibiría los elogios de todas partes del mundo. Con los nombres de Messi, Higuaín y Agüero, el técnico Sabella le dio espacio para que puedan revertir un partido difícil ante Colombia, y el triunfo 2-1 terminó lanzando al plantel en las Eliminatorias Sudamericanas, desde donde desembarcó sin problema aquí en esta Copa.

La derrota parcial obligó al entrenador a tomar todos los riesgos, dejando en la cancha a los tres delanteros, debido a que un traspié ahí podía complicar las cosas para llegar al Mundial. Ese duelo ante los colombianos se puede tomar como la tarde que nació esta Selección, que llevaría ese perfil ofensivo y no encontraría obstáculos en Sudamérica, y muchas veces en los duelos amistosos ante rivales europeos.

El camino de Argentina en la Copa del Mundo no ha sido similar a lo que exhibía ese equipo. Inclusive, ha tenido duelos (Irán y Suiza) en los cuales hasta pudo perder el invicto que posee hasta el momento. Ese rendimiento irregular provocó dudas de parte del conductor y, curiosamente, los partidos más “destacados” del plantel fueron los dos últimos, frente a Bélgica y Holanda. En esos enfrentamientos es donde precisamente Argentina se olvidó de lo que había hecho desde Barranquilla a esta parte y dejó de lado el perfil que más satisfacciones le había dado, para mostrar la mejilla más áspera.

El funcionamiento se terminó de afirmar precisamente en los cuartos y en la semifinal. Y no sólo el entrenador se encarga de resaltar el equilibrio que encontró el seleccionado, sino que los jugadores son los que ahora se apoyan en esa idea para llegar a lo máximo. Uno de los motivos que colaboraron para esta nueva cara fueron las lesiones. Si Agüero o Di María no hubieran sufrido problemas con su físico, la disposición del equipo no habría variado, pero la situación obligó a mover las piezas.

El propio Messi no pudo pegar otro grito como después del partido ante los bosnios, y se tuvo que acomodar a este nuevo escenario. Como él también está en busca de lo mismo que todos, es probable que acepte resignar algo a cambio de lo anhelado. Lo más preocupante es que si su lucimiento personal no es el mismo, como viene sucediendo, eso termine incidiendo de manera negativa en el equipo.

Las armas son valederas y no se cuestionan, pero de aquel equipo que apareció en Colombia, con resultados muy positivos durante todo el proceso, a este que se prepara para jugar la final del Mundo hay una distancia larga.

Los recorridos para llegar a la cima son múltiples y el técnico y los jugadores lo tienen bien claro. Es incuestionable lo que se ha conseguido hasta aquí, se gane o no el Mundial, pero las dudas serán eternas.

epigrafe

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El buen humor fue el protagonista principal de la práctica de ayer de la Selección.
 
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