Una de las varias explicaciones que pueden tener las banderas de apoyo a Carlos Bianchi antes del partido que Boca le ganó 3-1 a Vélez es, sin dudas, la proliferación de conferencias de prensa y reportajes, todo prácticamente sin repreguntas de las que participan mucho más los entrenadores que los jugadores, y de los que el ex técnico de Boca ha sido en los últimos tiempos gran protagonista, generalmente pretendiendo explicar lo inexplicable y justificando lo inexplicable.

Bianchi no jugaba, pero sí elegía –por lo menos ésa era su función–, y si de elegir quién debe jugar y quién no se trata, pareciera que ésta es la cuestión que puede explicar no que Boca haya ganado –aunque también–, pero especialmente que haya jugado tanto mejor que en los restantes partidos de los últimos tiempos.

Queda meridianamente claro que los dos entrenamientos “de apuro” que mediaron entre el 1-3 contra Estudiantes de La Plata y el 3-1 contra Vélez no pueden haberle alcanzado a Arruabarrena para alcanzar la mejoría. El tema pasó por la elección de los jugadores. Solamente cuatro de los que perdieron en la formación inicial el miércoles –Orion, Daniel Díaz, Carrizo y Calleri– ganaron en la formación inicial del domingo.