DEPORTES › DIáLOGO CON JUDITH POLGAR, LA MEJOR JUGADORA DE AJEDREZ DE LA HISTORIA

“Mi mayor proyecto es la popularización del ajedrez”

La húngara, Reina del Ajedrez, pasa revista sobre la actualidad del deporte y su vida después del retiro. El trabajo de su fundación, su sueño de un ajedrez sin barreras de ningún tipo, su fascinación por la Argentina, su encuentro con Miguel Najdorf y su amistad con Oscar Panno.

 Por MI Carolina Luján

Judith Polgar es considerada la mejor jugadora femenina de la historia del ajedrez. Su destino estuvo sellado desde muy pequeña; ella misma se describe como una niña prodigio a una edad muy temprana. Tuvo una educación particular, dado que comenzó a jugar a los cinco años y nunca asistió a la escuela. Su primer éxito internacional fue a los nueve años y ya en su adolescencia supo que se dedicaría profesionalmente al ajedrez. Tras vencer a jugadores de la talla de Kasparov, Karpov, Anand, Spassky y Carlsen, Polgar sabe que demostró al mundo que chicas y mujeres podían competir a la par de los mejores ajedrecistas del planeta.

–Cuando empezó a jugar, los libros eran la principal herramienta para estudiar ajedrez, mientras que hoy en día nos encontramos frente a una era más informatizada. ¿Cree que Carlsen y Caruana –actuales número 1 y 2 del ranking ELO, respectivamente– son jugadores con características similares a las de una computadora?

–Efectivamente, el ajedrez cambió mucho en los últimos diez o quince años. Hoy en día, en lugar de sentarse frente a un tablero de ajedrez para analizar en conjunto, los jugadores tienen una pantalla adelante. Y así preparan las partidas, usando motores de análisis para sugerir variantes y evaluar posiciones. Hay unos pocos motores, de fuerzas muy similares, y alcanzan un nivel alto, similar al de un Gran Maestro. Caruana claramente trabaja y se ayuda con la computadora, pero también juega de una forma muy creativa. Carlsen es muy diferente. No pone tanto foco en la apertura, pero se ha vuelto muy claro que estudia mucho las partidas antiguas, clásicas, para el medio juego y el final. Está preparado para jugar hasta último momento mientras sienta que tiene la más mínima chance de ganar, lo cual es una característica increíble de su juego, más allá de ser el número uno. Tengo la sensación de que todavía puede mejorar mucho...

Judith Polgar ha visitado numerosas veces Argentina, y dice tener muchísimos recuerdos maravillosos con la gente de nuestro país. Recuerda especialmente el torneo de 1994 en Buenos Aires, donde jugó, según asegura, una de las mejores partidas de su carrera, contra el jugador Alexéi Shírov.

–Amo a la Argentina y a su pueblo. Me encanta la forma en que su gente ama vivir y disfrutar, y me fascina el estilo de vida latinoamericano. Tuve la oportunidad de conocer a varios ajedrecistas argentinos. Fue muy especial para mí llegar a ver al legendario Miguel Najdorf, un jugador grandioso y un personaje muy interesante. Jugué su torneo varias veces y participé también del torneo en su memoria, que finalmente gané. También conozco desde hace tiempo a Oscar Panno, quien hizo mucho por el ajedrez y las próximas generaciones. La última vez que estuve en Buenos Aires me maravilló que el ajedrez en la educación se estuviera volviendo más y más visible. El programa que creó Panno es de gran ayuda, pero también pude conocer a muchos profesores que trabajan con fanatismo por el ajedrez desde hace décadas. Y los resultados muestran el esfuerzo que se ha hecho. ¡Además, mis felicitaciones por tener un día oficial del ajedrez!

–¿Y cómo ve la situación del ajedrez en Hungría?

–El ajedrez en Hungría se volvió mucho más popular en los últimos años; puedo decir que gracias al enorme esfuerzo de mi fundación se incorporó esta disciplina a la currícula nacional como “desarrollador de capacidades”. Y recientemente tuve el orgullo de participar del equipo nacional en las Olimpíadas de Tromso, donde logramos la medalla de plata nuevamente, ya que habíamos conseguido ese mismo puesto en la Olimpíada de Bled en 2002. Siento una gran satisfacción con el equipo que compartí con Leko, Almasi, Raport y Balogh.

–Apenas finalizado el torneo, anunció su retiro del ajedrez competitivo. ¿Hay algo que ya esté extrañando? ¿Cuáles son sus planes para el futuro?

–En verdad, estuve muy ocupada desde entonces, organizando el festival de ajedrez Aquaprofit-Polgar, que tuvo el año pasado su octava edición. También estoy contenta de poder pasar más tiempo con mi familia, mi hija Hanna, de ocho años, y mi hijo Oliver, de diez. También estoy trabajando en la Fundación Judit Polgar, que se centra en el ajedrez en la educación en primero y segundo grado y también en jardín de infantes, y tengo mi propio programa educacional (juditpolgarchesspalace.com). Para estos proyectos cuento con la gran colaboración de mis hermanas: Sophia participa activamente en el programa educacional Chess Palace, mientras que Susan es muy exitosa en Saint Louis, Estados Unidos, donde tiene su propio instituto de ajedrez. Yo creo que el ajedrez es un idioma. En cualquier lugar al que vayas va a haber gente que pueda “hablarlo”, es parte de la cultura en todos lados, es capaz de demoler diferencias étnicas, sociales, de género, de edad. Hoy en día mi mayor proyecto es trabajar en la popularización del ajedrez, y para ello es muy importante construir puentes entre padres, niños y docentes. También es necesario generar lazos entre los ajedrecistas profesionales y los amateurs, para entender el deporte, comprender qué puede brindarle el ajedrez a la educación y cómo puede ayudar a mejorar las habilidades intelectuales de los chicos.

–Mucha gente suele preguntarse por qué hay más hombres que mujeres en el mundo del ajedrez de alta competencia. ¿Por qué cree que es más difícil para las mujeres alcanzar posiciones altas en el ranking?

–Creo que alrededor del 95 por ciento de los ajedrecistas registrados son hombres; me temo que ellos lo ven mucho más como una profesión. Por otra parte, el ambiente no brinda mucho soporte para las mujeres que quieren alcanzar ese mismo nivel de profesionalismo. Las mujeres deben elevar sus metas: sólo aquella chica que ama el deporte y los desafíos, y tiene el apoyo de sus padres y docentes, puede alcanzar lo más alto y meterse entre los diez mejores o incluso ser campeona. Algunos dan una explicación biológica, ¡pero lo cierto es que la sociedad tiene mucha más influencia de lo que creemos! Es muy recomendable, al respecto, la investigación que ha hecho Leontxo García, una gran especialista en la historia del ajedrez.

–¿Qué cree que debe hacerse para reducir la brecha? ¿El hecho de que haya un circuito exclusivo para mujeres juega un rol negativo?

–Objetivamente, creo que lo mejor para el crecimiento del ajedrez femenino sería que no hubiera separación entre hombres y mujeres, y que hubiera un solo ranking. Pero por supuesto esto no es realista, porque ninguna mujer ajedrecista apoyaría esta idea. Creo que sería bueno tomarlo como un proyecto a largo plazo y que las futuras generaciones de mujeres se propongan jugar profesionalmente con la misma actitud que los hombres para alcanzar altos puestos y ser campeonas.

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Judith Polgar, ajedrecista que venció a Kasparov, Karpov, Amand y Carlsen.
 
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