DEPORTES › OPINION

¿“Pensando en vos...”?

Por Diego Bonadeo

Será cierto que el 31 de mayo Francia y Senegal jugarán en Seúl el primer partido del Mundial 2002? ¿Y que dos días después, en Ibaraki, el seleccionado argentino debutará contra Nigeria? Pareciera que así será, pero lo que no se sabe cómo será, por lo menos, con certeza definitiva, son –no solamente para los consumidores de mundiales de nuestro país sino también para los de muchos otros países– las emisiones que la televisión del poder decidirá para esos partidos y para los restantes.
Aunque haya bolsones de televisión pública que en varios países europeos resisten, por lo menos en la apariencia, los embates de la televisión privada, vaya uno, y en general la gente de a pie a saber, cómo se cocinan las llamadas “coproducciones”, que no son otra cosa que consensos de negocios –sofisticados “planes canje” cuya consigna generalizada se sabe es “yo te doy para que vos me des, pero que no se sepa”– tan generalizados también entre los malversadores, en nombre de la política.
Los costos de los operativos de cobertura del Mundial asustan a quienes deben pagar viajes, estadías y viáticos de técnicos, periodistas, movileros y periféricos –merodeadores sistemáticos que habitualmente le hacen el trámite aduanero o le ceban mate al comunicador famoso– a punto tal, que no deberá sorprender que a partir del último día de este mes y quizá antes, también más de un oportunista escribirá, hablará o mostrará lo que sea desde la Argentina, escribiendo o diciendo, por ejemplo “aquí en Sigwipo –ciudad en la que el 12 de junio jugarán Eslovenia y Paraguay- son las tres de la tarde”, haciendo creer como cierto, el esfuerzo y el despliegue que ha hecho la empresa a la que pertenece enviando un contingente a nuestras cuasi antípodas. En el supuesto Primer Mundo globalizado e hipertelevisivo el sueño no se lo quita a los portadores de chequeras que un taxi desde el aeropuerto de Tokio cueste trescientos dólares hasta algún hotel céntrico, sino quiénes se llevarán el pedazo grande de la torta, en la facturación de derechos de emisión primero y en la facturación de sponsorización después. Aunque por ahí uno solo se lleva todo y después, reparte, como corresponde, en cuotas prolijamente no proporcionales, entre quienes le hicieron el aguante en las negociaciones.
Lo cierto es que entre nosotros, hay quienes fundamentalizan las promociones televisivas con la pretensión de hacer creer que van a transmitir el Mundial “pensando en vos”. Otros no promueven nada. Otros emiten mensajes equívocos. Tampoco está claro si todos los partidos del Mundial llegarán por circuito cerrado al microcine del polideportivo de Olivos, o si su actual ocupante y familia, estarán allí para cuando Zidane haga de las suyas contra Senegal el último día de este mes.

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