DEPORTES › SIEMPRE ATRAS EN EL MARCADOR Y SIN GINOBILI, EL EQUIPO LO DIO VUELTA AL FINAL

Un triunfo memorable logrado con entrega y coraje

Argentina batió a Alemania 86-80 en la semifinal del Mundial de Básquet de Indianápolis en un partido durísimo. Estuvo abajo en el marcador casi todo el desarrollo y debió superar la lesión de Ginóbili, que salió para no volver en el segundo cuarto. Hoy juega la increíble final contra Yugoslavia.

 Por Ariel Greco

Argentina sigue soñando. Con otra actuación para la historia, el equipo de Rubén Magnano derrotó 86-80 a Alemania, se metió en la final de un Mundial después de 52 años y hoy buscará el título ante Yugoslavia, que le ganó 89-78 a Nueva Zelanda. El triunfo argentino fue muy meritorio, ya que debió sobreponerse a la lesión de Emanuel Ginóbili en el segundo cuarto y estuvo en desventaja durante casi todo el encuentro. Una tapa memorable de Wolkowyski a falta de 50 segundos con el partido empatado y un rebote enorme de Montecchia, entre tres torres alemanas, que aseguró el triunfo fueron las postales que quedarán en el recuerdo. Hugo Sconochini, que asumió su liderazgo en los minutos finales, fue la gran figura de Argentina, que también contó con buenos aportes de Montecchia y Oberto. A diferencia de los demás partidos del torneo, esta vez a Argentina le tocó correr desde atrás. Los alemanes tomaron ventajas desde el segundo cuarto y tenían todo para ganar cuando llevaban 6 puntos con menos de cuatro minutos por jugar. Claro que allí surgió todo el orgullo de un plantel que no se conformó con lo logrado, para dar vuelta la historia.
En el arranque, Argentina se mostró demasiado errática, con flojos porcentajes. Sin embargo, con una defensa cerrada se encargó de disimular ese inconveniente. A la marca de Nowitzki se la alternaban entre Oberto y Wolkowyski, con lo que la estrella alemana no conseguía tomar protagonismo. Por eso, el ligero predominio que ejercía el equipo de Magnano se debía a los robos que lograban Ginóbili y Sánchez.
Todo cambió en el segundo cuarto. Bien controlado Nowitzki, el peso ofensivo de los alemanes lo cargó Okulaja. El alero encontró tiros cómodos, y con esa ráfaga, Alemania pasó a dominar el marcador. Hasta que sucedió una jugada que marcó el resto del encuentro. Ginóbili anotó un triple, pero cuando cayó se torció el tobillo: se lo llevaron a los vestuarios y el equipo sintió el impacto. En cuatro minutos, los alemanes sacaron ocho puntos, sin Nowitzki en cancha, aunque los más preocupante era la actitud de los de Magnano. La defensa ya no presionaba, los pivotes permitían segundas opciones en el tablero propio y, en todas las divididas, el balón iba a manos europeas. Así Argentina soportó 30 puntos, la cifra más alta que le anotaron en un cuarto durante todo el Mundial. Para colmo, nadie encontraba lucidez para ordenar el ataque. Magnano probó con los tres bases, pero ninguno fue solución. Claro que un triple de Palladino y otro de Montecchia permitieron llegar al descanso con cinco puntos de desventaja, una diferencia barata por lo ocurrido en la cancha.
En el tercer cuarto, Argentina volvió a intensificar su defensa. Sin embargo, pese al esfuerzo, no conseguía pasar al frente en el marcador. Cada vez que intentaba la remontada surgía la jerarquía de Nowitzki para aplacar el buen momento. Con marca encima o apretado por el reloj, el alero europeo dejó en claro por qué es una superestrella en la NBA. Cuando se lo necesitaba se cargó al hombro a su equipo para sostener el marcador.Así, a falta de cuatro minutos el panorama era muy negro. Los alemanes tenían seis de ventaja y lucían más sólidos con un Nowitzki indetenible.
Pero allí surgió el orgullo del equipo argentino, para levantar el juego con una defensa inquebrantable. Sin Ginóbili, en el ataque la responsabilidad la tomó Sconochini. El capitán anotó con sus penetraciones, sin importarle la oposición de los gigantes europeos. Con un triple de Montecchia, Argentina igualó el partido justo cuando restaban dos minutos. Luego llegaron las dos jugadas claves: Wolkowyski tapó a Okulaja con el partido empatado, y más tarde Montecchia aseguró un rebote entre Femerling, Nowitzki y Okulaja, y salió del acoso con una asistencia a Wolkowyski para sacar cuatro puntos que definieron el juego. Y para que Argentina siga soñando.

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Sconochini, Wolkowyski, Fernández, Ginóbili -en una pierna- y Palladino celebran el pase a la final de cara al público argentino.
 
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