EL PAíS › EL ARI Y SUS ALIADOS ANTE LA IDEA DE CARRIÓ DE ABSTENERSE EN LAS ELECCIONES

El debate interno sobre la abstención

Carrió sorprendió con una nueva versión de la abstención revolucionaria: salirse del juego para deslegitimizar al que resulte electo. La idea no despierta mayores entusiasmos dentro del ARI ni entre los aliados, y ya se ofrecen desde variantes –como la de Vitar– hasta razones para abandonarla. Dos encuestadores y dos sociólogos analizan si la iniciativa podría funcionar como quiere la diputada.

 Por José Natanson

La alternativa fue insinuada por Elisa Carrió, quien sugirió que suspender la campaña electoral podría eventualmente desembocar en una movida mucho más audaz: la abstención del ARI en los comicios de marzo. Aunque fue la jefa máxima quien planteó la alternativa, lo cierto es que en el ARI son pocos, poquísimos, los que creen en las ventajas de que la chaqueña baje su candidatura presidencial. “El Che Guevara decía: siempre que hay una elección hay que presentarse”, resumió a Página/12 un legislador cercano a Carrió.
Hace tres semanas, en una jugada sorpresiva, Carrió anunció que interrumpía su campaña para dedicar su energía política a la lucha por la renovación de los mandatos legislativos. La movida, anunciada luego de la reunión con Luis Zamora y Víctor de Gennaro, quedó justificada por una cuestión de coherencia: ¿qué sentido tiene pelear una elección denunciada por tramposa e ilegítima? Aunque el efecto concreto fue la suspensión de las visitas a las provincias, la líder del ARI mantuvo otras actividades: el viernes, por ejemplo, estuvo en Santiago del Estero, donde el 15 de septiembre se elige gobernador, respaldando a su candidato, el ex intendente y ex radical Mario Bonafini.
En cualquier caso, la decisión de suspender la campaña instaló un debate más profundo de una cuestión esencial para el futuro del ARI: que si no se cumplen los reclamos de renovación, Carrió opte por el abstencionismo, es decir, no presente su candidatura presidencial en marzo. Aún no está decidido, pero es una posibilidad. “Yo no anticipo el juego”, dijo la semana pasada cuando Página/12 le preguntó por el tema. El problema es que entre sus seguidores cuesta encontrar alguno que defienda la abstención. Los más cercanos, como las diputadas Graciela Ocaña, Marcela Rodríguez y Marcela Bordenave, acatarán lo que decida la jefa máxima. “Es algo que no hay que descartar”, explicó Bordenave a este diario.
Pero son excepciones. La mayoría de los dirigentes se opone en voz baja. Dos de los máximos referentes en la provincia de Buenos Aires, los ex peronistas Mario Cafiero y Rafael Romá, no están de acuerdo con la abstención. “Puede servir como herramienta de presión, pero no como estrategia definitiva. Nosotros conocemos el peronismo y es una ingenuidad pensar que van a preocuparse por la posibilidad de que si Lilita no se presenta se deslegitimen las elecciones”, ha dicho uno de ellos.
Algo similar piensan los socialistas, entre los cuales se encuentran algunos muy cercanos a Carrió, como Alfredo Bravo. Reunidos en un solo partido, los referentes del Socialismo Popular y el Democrático creen que no es conveniente bajar la candidatura de Carrió. “Sería dejar abierto un espacio enorme”, sostienen. La situación no es sencilla: la suspensión de la campaña y la lucha por la renovación de los mandatos fue una decisión audaz, pero supone también un riesgo a futuro. Si no se cumple el reclamo, Carrió tiene dos opciones: enfrentar el rechazo de sus seguidores y poner en riesgo su liderazgo bajando su candidatura, o presentarse a unos comicios que ella misma denunció como “tramposos”.
¿Cómo salir de la encerrona? Cerca de Carrió evalúan diferentes opciones. Una posibilidad consistiría en profundizar el espacio ciudadano conformado con Zamora y De Gennaro y ampliarlo incorporando a Néstor Kirchner y Aníbal Ibarra. Otra, más jugada, fue pensada por el tucumano José Vitar, líder de los diputados del Frente Grande que se integraron al ARI y uno de los más escuchados por la chaqueña: la idea es que Carrió tome la iniciativa y presione a otros candidatos presidenciales para que firmen un acuerdo a través del cual, si ganan, se comprometan a convocar a una asamblea constituyente que renueve los mandatos. “Zamora va aceptar y Kirchner también. (Adolfo) Rodríguez Saá dice que está a favor. (José Manuel) De la Sota no se va a poder negar y (Rodolfo) Terragno tampoco”, especula Vitar.
Acorralada por la situación, Carrió podría tomar la propuesta de Vitar, o al menos una parte: convertir en uno de los ejes de su campaña la ideade que, si gana, convocará inmediatamente a una convención constituyente para renovar los mandatos. Hay un problema artimético, porque el ARI nunca conseguiría reunir los dos tercios del Congreso necesarios para activar la movida, pero en el ARI ya buscan soluciones: por ejemplo, declarar la necesidad de la reforma a través de un plebiscito.
Sea como fuere, es innegable que la legisladora chaqueña busca alternativas que le permitan conjugar la pelea por la renovación política con la necesidad de fortalecer su espacio. La estrategia de la abstención, en este contexto, parece tener poco futuro. “Todavía no hay nada decidido, pero en la calle la gente me pide que me presente”, fue la respuesta de Carrió cuando un dirigente del ARI le preguntó por el tema.

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