DEPORTES › APLAUSOS A CLEMENTE RODRíGUEZ, SILBIDOS PARA LOS DEMáS

Los tiempos de la inclemencia

El público premió la entrega del lateral de Boca, al tiempo que reprobó cada intervención de Demichelis, luego del error en el gol boliviano. La gente, que había puesto todas las expectativas en la dupla Pastore-Messi, se fue mal con el empate como local.

 Por Juan José Panno

Clemente Rodríguez juega en el fútbol local, que está sumergido desde hace bastante tiempo en una mediocridad que espanta.

Los otros diez jugadores que entraron a la cancha como titulares, más los dos que ingresaron después son figuras de las grandes ligas, son estrellas, ganan fortunas que en casi todos los casos se corresponden con lo que producen.

La gente que fue al Monumental –menos de la que se debía esperar– no llegó pensando en que el pelado Rodríguez les iba a llenar los ojos de fútbol, claro. Fueron a ver a Lionel Messi, fueron con la esperanza de que finalmente Messi explotara con dos, tres goles, diez, veinte jugadas geniales. Fueron a ver los goles de Gonzalo Higuaín, las gambetas de JavierPastore retaceadas por todos los entrenadores, los lujos que deslumbran y que en la Argentina no se consiguen. Encontraron poco de lo que esperaban, se chocaron por el contrario con algunas macanas de Martin Demichelis (empezando por la del gol boliviano), se frustraron cuando se dieron cuenta de que el partido se iba de largo y terminaron aplaudiendo cada una de las intervenciones de Rodríguez.

¿Qué hizo el lateral de Boca para que la gente lo eligiera como la figura del equipo? ¿La rompió? ¿Llegó al fondo como lo hacen los laterales de la selección brasileña? ¿Participó en muchas de las jugadas de gol que tuvo Argentina? No. ¿Y entonces? Premiaron su entrega, sus ganas, su disposición para correr pelotas supuestamente perdidas, como ocurrió en un par de ocasiones. La gente cree que los que vienen de afuera no ponen lo que hay que poner, que regulan su juego y supone que lo que hay que hacer es entregarse como lo hace el tres de Boca.

Sin embargo, más valioso para el equipo fue el aporte de Fernando Gago, que manejó siempre la pelota con mucho criterio y metió un par de cortadas de gol de esas que les duelen mucho a los contrarios encajonados en su área. En un plano similar al de Gago, se lo puede ubicar a Pastore, un jugador con una personalidad que impresiona a pesar de la chapa de pecho frío que le quieren colgar los enfermos de urgencia. Pastore tira caños y tacos en circunstancias en que otros se sacarían de encima la pelota metiendo un centro a ver qué pasa. Hizo una jugada genial en el primer tiempo que terminó con un remate en la base del palo y que mereció ser gol. Es una pena que le haya pegado tan mal en esa jugada del final en la que quedó mano a mano con el arquero boliviano.

Algunas de las cosas que hizo Pastore y otras de Messi (una nueva actuación con altibajos, pero por encima siempre de los seis puntos) no se ven muy seguido por estos lares. Son más comunes los macanazos como el de Demichelis en el gol de Bolivia. La irritación de la gente se extendió al resto de los jugadores y seguramente encontraron muchos puntos flojos en Sergio Romero, en Ricky Alvarez, en Pablo Zabaleta y en Higuaín, aunque el delantero del Real Madrid haya convertido un gol que no convalidó erróneamente el árbitro.

En la tarde del frustrante empate contra los modestos bolivianos, el público le levantó el pulgar a Clemente, una forma de bajárselo a los demás.

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Clemente Rodríguez fue de lo mejor del equipo, por entrega y seguridad en los cierres. La gente lo aplaudió en los últimos minutos.
Imagen: Alejandro Leiva
 
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