DEPORTES › RIQUELME VERSUS ANGELICI-FALCIONI

Algo muy personal

 Por Facundo Martínez

Atento a las declaraciones de Riquelme, se puede afirmar que entre el volante y la actual dirigencia del club hay algo personal. Quedó demostrado cuando el volante, hastiado de la idea futbolística del entrenador Falcioni, decidió dar un paso al costado con el débil argumento de haberse “vaciado”. La cuestión es más compleja. No sólo tiene que ver con el presidente Angelici, el de la mirada fulminante en aquella final de la Libertadores que Boca perdió con Corinthians y tras la cual el crack confirmó su salida del equipo; el ex presidente y actual jefe de Gobierno, Mauricio Macri, también tiene que ver con el asunto, tras bambalinas.

Durante su campaña electoral, Angelici dejó en claro, en distintas cenas con periodistas, que a Falcioni lo heredaba de la gestión de Jorge Amor Ameal, que no era de su agrado, pero que le respetaría el contrato. Dentro del mundo Boca hay quienes sostienen otra teoría, más bien antagónica: Falcioni llegó a Boca justamente para ponerle yugo a Riquelme, para limitarlo.

“Falcioni estuvo siempre en los planes de Macri y, por supuesto, de Angelici; es más, es una de las condiciones que pone Angelici, porque se sabía que Falcioni es un técnico que juega sin enganche. Esa era la forma de sacarse de encima a Riquelme. Lo que no se puede creer es que haya dirigentes capaces de armar este tipo de jugadas”, le cuenta a este cronista un actual dirigente opositor.

De ser cierto, puede entenderse por qué el mandamás boquense prefiere esperar seis meses más a Guillermo Barros Schelo-tto, cuya afinidad con Macri es absoluta, y no por caso ir a buscar al entrenador más ganador de la historia del club, Carlos Bianchi, quien dio sobradas muestras de estar a disposición para dirigir. Bianchi no es un entrenador títere, manejable y dispuesto a todo por unos meses más de contrato –lo sabe como nadie Macri–, y además tiene una muy buena relación con Riquelme, quien hasta lo considera como a un padre.

En sintonía con el club que imagina Angelici, el entrenador debe ser un gerente más al servicio de la dirección. Desde ya que en el fútbol esa fórmula no parece ser acertada. Los entrenadores que les dan las espaldas a los jugadores no consiguen la cohesión que necesitan los equipos para pelear cosas grandes. La mala relación de Falcioni con el plantel, que de alguna manera Angelici y Macri se empecinan en sostener, puede volver a jugarle a Boca una mala pasada.

El Flaco Schiavi, amigo de Martín Palermo, bancó ayer a Riquelme y fustigó a Falcioni, repitiendo lo que sostiene hace meses: que Boca juga mal y no da tres pases seguidos. El Flaco, que llamó coimero al DT delante de sus compañeros y –como Riquelme– no tiene buena relación con él, descomprimirá tensiones con su salida de Boca. Por su parte, Riquelme declaró abiertamente la guerra. La gota que colmó el vaso fue la negación de Angelici para que el volante presentara el sábado en la Bombonera, ante los hinchas, el premio que le otorgaron en Brasil, como uno de los mejores jugadores de la historia de la Copa Libertadores. Schiavi dijo que le hubiera gustado verlo en la cancha el sábado. Riquelme, avisó, lo verá por televisión.

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