ECONOMíA › DESACELERACIóN EN LA ACTIVIDAD ECONóMICA. EN AGOSTO CRECIó 6,4% ANUAL

Sendero de crecimiento ondulante

Cuando aún ni siquiera se hablaba de los coletazos de una probable recesión mundial, la economía argentina ya había ingresado a un período de desaceleración que la llevó a bajar el ritmo de crecimiento anual, con un recorrido descendente durante cuatro meses consecutivos (a partir de mayo). Las estadísticas oficiales para agosto muestran un crecimiento en el nivel de actividad económica del 6,4 por ciento con respecto al mismo mes del año pasado. Este estimador mensual de actividad económica (Emae) es una aproximación a la evolución del producto bruto, por lo cual podría señalarse, en base al Indec, que el producto generado en los primeros ocho meses del año es 7,6 por ciento mayor al resultante de igual período en el año 2007. Dato que no debería preocupar, para una economía ya en el sexto año consecutivo de crecimiento y con variaciones anuales positivas del 8 al 10 por ciento en los cinco años anteriores. Pero ocurre que, siguiendo la variación respecto de 2007 en las cifras acumuladas desde enero, el crecimiento hasta agosto resulta el más bajo desde principios de año. Del 9,9 por ciento de crecimiento interanual que había registrado la actividad en enero, fue descendiendo paulatinamente, pasando por el 8,6 en abril, 7,8 por ciento en junio y asentarse en el 7,6 por ciento en agosto. Lo que preocupa no es dónde está, sino hacia dónde va la economía.

En forma oscilante, es decir sin una tendencia definida, el crecimiento de la actividad económica fue combinando en los primeros cuatro meses del año retrocesos con tasas de crecimiento ubicadas todavía en los niveles de alzas anuales del PIB registradas entre 2003 y 2007. Hasta allí, parecía que el buen comportamiento de rubros como el automotor y los servicios, como los financieros, permitirían sostener por un año más los niveles alcanzados en el lustro anterior.

Pero llegó el lockout rural, que a medida que se expandió e impactó también sobre actividades conexas, se hizo sentir en las estadísticas. Ya el mes de mayo empezó a reflejar signos de desaceleración. El nivel de actividad, medido en relación a igual mes del año anterior, había mostrado una variación del 9,5 por ciento en abril, pero descendió bruscamente al 7,3 por ciento en mayo y al 5,7 por ciento en junio. Además de cierta retracción en actividades estrechamente vinculadas a los sectores patronales en huelga, se empezaba a denunciar la contracción en el nivel de actividad de otros rubros por una suerte de efecto desaliento frente a los conflictos no resueltos.

Coincidiendo causal o casualmente con la votación en el Congreso de las retenciones móviles, que le puso punto final a la discusión con su rechazo, en el mes de julio se verificó una recuperación en la tasa anual de crecimiento de la actividad. Pero el repunte no se mantuvo y en agosto volvió a caer.

El Emae refleja, en el nivel de actividad “acumulado del año”, una aproximación a la que puede resultar, en definitiva, la tasa de crecimiento del PIB de todo el año. Este indicador, que había arrancado el año entre 9,4 y 9,9 por ciento, se fue desinflando con el transcurso del año y los acontecimientos que enrarecieron la actividad económica. En vez de responder a los estímulos de la demanda interna y las posibilidades de colocaciones en el exterior, en muchos sectores se verificó que la motivación estaba dada por la puja de ingresos con el Gobierno y/o los sindicatos. Así como sucedió con los grandes productores agropecuarios, varios rubros industriales retacearon su producción a la espera de conseguir compensaciones o subsidios de parte del gobierno.

El interrogante es qué está pasando con la actividad económica desde entonces. La certeza es que hay una recesión mundial en camino. Si septiembre y los meses subsiguientes hasta fin de año muestran que la desaceleración se mantiene –hay buenas razones para suponer que así será–, es más que probable que el año cierre con un crecimiento del PIB más cercano al seis por ciento que al ocho que muchos pronosticaron para 2008.

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