ECONOMíA › EN EUROPA LA CRISIS FINANCIERA SE TRANSFORMó EN RECESIóN ECONóMICA

La economía real ya siente el impacto

Gigantes de la industria automotriz como PSA Peugeot-Citroën y Renault decidieron un prolongado cese de su producción. Los efectos también llegan al sector inmobiliario, la construcción, empresas de trabajo temporario y de servicios.

 Por Eduardo Febbro

Desde París

Las noticias de la economía real son opacas. Sector inmobiliario, automotriz, construcción, empresas de trabajo temporario, servicios, cada semana una nueva rama se suma a la extensa lista de víctimas de la crisis financiera mundial. El tren de la crisis ha dejado sobre el andén de las economías reales un pesado tributo cuyas consecuencias tocan incluso los hábitos de los consumidores del Viejo Continente. La transformación de la crisis financiera en recesión económica en los países de la zona euro ya no es más una especulación. Mientras el Banco Central Europeo (BCE) se apresta a bajar nuevamente sus tasas de interés para atenuar la asfixia del círculo depresivo, gigantes franceses de la industria automotriz como PSA Peugeot-Citroën y Renault decidieron un prolongado cese de su producción. Los analistas calculan que el transporte aéreo comercial podría ser el próximo sector vulnerable. El retroceso del tráfico mundial de pasajeros disminuyó un 2,9 por ciento en septiembre con respecto al mismo mes del año pasado. Ello constituye la primera caída desde 2003.

Acusado por la oposición socialista de “no hacer nada por la crisis social”, el presidente francés hará este martes una serie de propuestas para evitar que el mercado laboral caiga en picada. Las fechas y el lugar funcionan como un espejo comparativo. Nicolas Sarkozy anunciará las medidas sociales a favor del empleo en la misma región en donde, en 2006, lanzó lo que sería el slogan más contundente y más irrealizable de su campaña electoral para la elección presidencial de 2007: “Trabajar más para ganar más”. Lejos del credo liberal entonado en ese momento, Sarkozy saldrá a la arena social con un doble objetivo: adelantarse a lo que se vaticina serán las malas cifras del desempleo y empezar a esbozar una respuesta social a las consecuencias ya palpables de la crisis. La opinión pública espera una acción complementaria en el campo social equivalente a la que se llevó a cabo en el terreno financiero cuando, en plena hecatombe, Nicolas Sarkozy puso sobre la mesa un plan combinado de 360 mil millones de euros destinados tanto a activar el mercado de crédito interbancario –320 mil millones– como a capitalizar los bancos en dificultades –40 mil millones–. Con el telón de fondo de la crisis y de los rescates megamillonarios empezó a gestarse un fuerte discurso anticapitalista en la opinión pública. La semana pasada, durante una movilización a favor de la educación nacional, los manifestantes gritaban: “Fondos para la educación, no para la especulación”. Analistas políticos y protagonistas de la vida económica contemplan una línea del horizonte llena de bombas de tiempo. Un informe del mes de octubre elaborado por la asociación de directores de Recursos Humanos y citado por el diario Le Monde adelanta el riesgo de “conflictos duros”. Semejante “escenario de explosión social podría resultar de la conjunción de las fuertes dificultades económicas, incluso de situaciones de desesperación social, y de un poder percibido como duro, en nada equitativo o simplemente imponente”.

En Francia, los constructores Renault y Peugeot son dos emblemas. Cuando estos dos grandes fabricantes de autos anuncian planes de economía, ello significa que el fondo está cerca. Renault anunció una reducción del 20 por ciento de su producción en el cuarto trimestre de 2008. Ello condujo al fabricante a cerrar temporariamente varias de sus plantas durante una o dos semanas en Francia y durante algunos días en el extranjero. Fuera de Francia la producción se suspenderá entre uno y cuatro días en las plantas de Bursa (Turquía), Moscú y Novo Mesto (Eslovenia). “Estamos en un período en que, indiscutiblemente, los mercados se desploman y para evitar que la situación en la empresa se degrade demasiado hay que gestionar las reservas de manera muy estricta, y evidentemente hay que organizar una baja de la producción”, explicó un portavoz de la constructora. Por su parte, PSA Peugeot-Citroën siguió los pasos de Renault. Sus plantas de producción en Europa se verían afectadas por el paro parcial de actividades con la meta de reducir un 30 por ciento la producción en el cuarto trimestre. Este sector faro de la economía francesa marca una tendencia que ya afecta a otros sectores. Las empresas de trabajo temporario –Manpower, etc.– perdieron 11 por ciento de actividad en los últimos 8 meses. Los porcentajes son todavía más descendentes en lo que toca el mercado inmobiliario. Además de sus consecuencias previsibles sobre la economía mundial, la crisis acarreó efectos colaterales: 1) los consumidores modificaron de manera drástica su comportamiento; 2) la convulsión financiera legitimó el hasta no hace mucho denigrado modelo social francés. El sistema de jubilaciones por reparto de las cotizaciones –las nuevas generaciones cotizan para los jubilados– sale así reforzado como principio de estabilidad frente al modelo por capitalización; 3) las 35 horas de trabajo semanales que tanto opusieron a los patrones y al gobierno socialista de 1997 y, posteriormente, a la izquierda en la oposición y a la mayoría conservadora gobernante, empiezan a tener una imagen menos deteriorada; 4) hoy no son los socialistas quienes empuñan el escudo del Estado protector sino la misma derecha, que antes sonaba con ponerlo en el placard de los recuerdos.

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El Banco Central Europeo se apresta a bajar nuevamente sus tasas de interés.
Imagen: AFP
 
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