El conflicto en Paraná Metal, donde estaban en juego 1200 empleos, 970 directos y el resto de empresas proveedoras, terminó ayer con la firma de un acuerdo entre la empresa –adonde entró un nuevo grupo inversor–, los trabajadores y el sindicato. La planta fabril volverá a operar mañana. El convenio fue rubricado en el Ministerio de Trabajo, con la presencia de su titular, Carlos Tomada. Contempla el mantenimiento de los sueldos hasta el 28 de febrero de 2010 –la empresa pretendía originalmente practicar recortes de hasta el 40 por ciento–, un esquema de suspensiones rotativas y, en esos casos, los trabajadores cobrarán el 70 por ciento del salario de bolsillo, mientras que la compañía se comprometió a no efectuar ningún despido.

“Es como haber abierto una empresa de cero. Yo estuve en la planta y era una compañía en vías de extinción, desinvertida, con problemas tecnológicos, con mucho desgano. Ahora empieza otra etapa”, se congració Tomada luego de la firma, en diálogo con este diario. Los trabajadores de Paraná Metal (ex Metcom) habían aprobado anteayer por amplia mayoría la propuesta del Ministerio de Trabajo, que condiciona la continuidad de la empresa al congelamiento salarial hasta febrero de 2010 y suspensiones rotativas del personal.

El próximo desafío para el Gobierno es el conflicto en Siderar, que amenaza con más de 2400 despidos. El próximo martes seguirán las negociaciones en Trabajo. El Gobierno exige que la empresa complete una inversión en un alto horno que ya ejecutó en sus dos terceras partes para que no haya despidos.