ECONOMíA › EL BANCO DEL SUR, CAPITALES ESPECULATIVOS Y LA SITUACIóN FINANCIERA INTERNACIONAL

“Existen riesgos de que la crisis se profundice”

Desde Asunción

La pelea por instalar la necesidad del Banco del Sur sigue siendo ardua, pese a la situación financiera mundial que puso en cuestionamiento a los organismos internacionales y a todo el sistema. Ayer se inició en la capital paraguaya un seminario regional en el que se volvió a debatir sobre qué hacer frente al embate de los capitales especulativos y a la amenaza de nuevos capítulos de la crisis. “Hay consenso en que la situación económica y financiera internacional es frágil; hay riesgo claro de que se profundice la crisis y se asista a una recesión mundial, y hasta el propio FMI lo admite como el escenario más probable”, fue el diagnóstico de Alejandro Vanoli, presidente de la Comisión Nacional de Valores y primer expositor en este seminario.

“Se necesita más que respuestas defensivas a conflictos puntuales, como un ataque especulativo, o que emparchen las fallas del sistema financiero mundial”, advirtió Michael Clark, economista suizo que representó a la Unctad (Naciones Unidas) en este encuentro. Sin embargo, estas certezas y las muchas urgencias no son suficientes para acelerar un proceso que arrancó en la declaración de “prioridad a la creación del Banco del Sur” en Quito, en mayo de 2007, llegó a la definición del capital a aportar por cada país miembro en septiembre de 2009, pero que, hasta hoy, no logró avanzar un paso más.

El seminario fue convocado por el área de Relaciones Internacionales de la Presidencia de la República de Paraguay. Se lo tituló “Reforma de la Arquitectura Financiera Internacional. Banco del Sur, soberanía e integración” y reúne a algunos de los primeros impulsores del proyecto, como el ecuatoriano Pedro Páez, ex ministro coordinador de Política Económica y hoy titular de la Comisión Técnica nombrada por Rafael Correa para este tema, y la ex ministra de Economía argentina Felisa Miceli. Es un intento más por instalar un tema que, mientras países como Brasil lo acompañan con escaso entusiasmo, para otros como Paraguay es de fundamental importancia.

“El Banco del Sur es necesario, es conveniente, es uno de los grandes proyectos estratégicos que hay que concretar”, subrayó Ricardo Canese, diputado paraguayo al Parlasur y uno de los líderes (“presidenciable”, dicen algunos) del movimiento social Tekojoja (Igualdad entre todos, en lengua guaraní). Este movimiento se transformó recientemente en partido político y encabezó la formación del Frente Guarú, que aglutina a partidos y movimientos sociales de izquierda buscando tener identidad dentro de la heterogénea alianza que acompaña al presidente Fernando Lugo. Al ser consultado por Página/12 sobre la reticencia de algunos de los siete países que originalmente firmaron la creación del Banco del Sur, el dirigente social y político señaló que “es cierto que hay dificultades, pero si no se puede empezar con todos hay que arrancar con los que se sumen”. Desde la perspectiva de su país, Canese apuntó que “para salvar las asimetrías que tienen nuestros países (frente a los vecinos más fuertes) es fundamental tener una herramienta de financiamiento propia, que dé crédito pero no atado, y es un paso necesario para una América latina unida”.

A esa necesidad se suman los argumentos de la coyuntura política y económica. En su exposición, Vanoli describió las consecuencias que perduran de la crisis financiera y cómo, además, los debates en torno de las respuestas parecen haber marcado un retroceso en vez de un avance. “Entre 2008 y principios de 2009 parecía que había un reconocimiento a la gran responsabilidad del Fondo en la generación de la crisis y la necesidad de intervención del Estado en la economía. Hoy el sesgo cambió. El FMI es convocado a liderar los planes de ajuste para los países en crisis y hay una suerte de compensación en cuanto al rol del Estado: es el Estado el que hace el ajuste y los capitales privados que fueron responsables de la debacle reciben la ayuda oficial”, describió. “El Fondo salió fortalecido de la crisis, recapitalizado y jugando un rol central en los rescates”, agregó.

En cuanto al rol de los países centrales en el Grupo de los 20, el titular de la CNV también fue contundente. “Mientras enaltecen la cooperación a nivel declarativo, mucho de lo que se hace en la práctica está en contraposición con lo que se sostiene. Los mismos actores que estaban dirigiendo el sistema financiero en 2007 hoy siguen en el staff de los organismos internacionales u ocupando puestos ministeriales”, señaló. Para Vanoli, la respuesta latinoamericana no puede ser otra que “no aceptar las políticas del FMI, convertir al Estado en el actor social que organice y lidere las transformaciones estructurales y darnos nuestras propias instituciones financieras”.

Michael Clark, asesor de la Unctad (Consejo de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo), puso énfasis en dejar al desnudo “los mitos del Consenso de Washington respecto de la relación del dinero y la inversión”. Estos mitos, dijo, son: 1) El crecimiento depende del flujo de capital externo; 2) El nivel de inversión y crecimiento depende del nivel de ahorro nacional, y 3) La creación de dinero por el Banco Central es necesariamente inflacionario. “Ninguno se comprueba en los países en desarrollo”, replicó. “Los dos primeros son argumentos falaces sobre el origen de la inversión; ni el flujo externo ni el ahorro nacional han sido factores importantes para la inversión en los países asiáticos”, citó. Y reivindicó el papel activo de los bancos centrales en la materia. “El direccionamiento y la creación de dinero son un poder social, un poder público. Son otras las políticas que deben utilizarse para estabilizar los precios, no la restricción monetaria”, concluyó.

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