ECONOMíA › LA DIFERENCIA ENTRE EL 10 POR CIENTO MáS RICO Y MáS POBRE SE REDUJO DE 21,45 A 16 VECES

Se achica la brecha de la desigualdad

En tanto, el coeficiente de Gini, que mide el grado de desigualdad en la percepción de ingresos –donde cero es el nivel de mayor igualdad mientras que uno es la expresión de mayor desigualdad–, descendió de 0,400 hasta 0,390.

La distribución del ingreso volvió a mejorar durante el cuarto trimestre de 2010, según los datos difundidos ayer por el Indec. La brecha per cápita entre el 10 por ciento de los hogares más ricos frente a la misma porción de hogares pobres fue de 16 veces, frente a las 21,45 veces del tercer trimestre. En este sentido, los primeros se apropiaron del 28,7 por ciento de los ingresos totales, mientras que los segundos apenas lograron el 1,8 por ciento. En tanto, el coeficiente de Gini, que mide el grado de desigualdad en la percepción de ingresos –donde cero es el nivel de mayor igualdad mientras que uno es la expresión de mayor desigualdad–, descendió de 0,400 hasta 0,390 para los ingresos per cápita de los hogares entre el tercer y el cuarto trimestre. Este es uno de los niveles más bajos desde la salida de la convertibilidad.

Los datos oficiales sobre la mejora en la distribución del ingreso durante el período analizado indica que la recuperación económica del año pasado frente a los resultados del año anterior tuvieron su correlato en una mejor calidad de vida entre los sectores de más bajos ingresos.

“No hay mejor dato de ingresos que los del Indec, porque las consultoras no tenemos la capacidad técnica de realizar una Encuesta Permanente de Hogares. Sin embargo, no se puede poner las manos en el fuego por estos resultados. Más allá del IPC, donde seguimos notando las groseras diferencias, en el resto de los indicadores –como empleo, crecimiento, ingresos– las variaciones comenzaron a converger entre los privados y el Indec”, explicó a Página/12 un consultor que formó parte de la audiencia pública donde se analizaron las multas de la Secretaría de Comercio a las consultoras, realizada la semana pasada en la Cámara de Diputados.

Según los datos del Indec, el ingreso familiar de los sectores que representan el diez por ciento de los hogares más pobres pasó de cobrar 950 pesos en el segundo trimestre de 2010 a 1100 pesos durante el cuarto trimestre del año pasado, una suba del 15,7 por ciento. El salto resulta aún mayor si la comparación se realiza con el cuarto trimestre de 2009 (29,4 por ciento). Por su parte, el 10 por ciento de las familias con mayores ingresos pasó de cobrar 6800 pesos en el período octubre-diciembre de 2009 a 8500 pesos durante el último trimestre del año pasado, es decir un incremento del 25 por ciento.

Algunas consultoras privadas reconocen que por fuera de lo que ocurre en el IPC, el resto de los indicadores muestra cierta correlatividad entre lo que miden los privados y el Estado. En este sentido, se reconoce la tendencia que ratifica la mejora en la distribución del ingreso, aunque puede haber diferencias en los niveles detectados.

Según el Indec, en 2005 la diferencia del ingreso per cápita entre los hogares más ricos y los más pobres era de 33,3 veces. En 2008 llegó al 24,3 y subió nuevamente durante la crisis mundial a 26,4 veces. Durante el tercer trimestre de este año descendió a 21,45 veces y durante el cuarto cerró en 16 veces.

Sin embargo, la medida más eficaz a nivel internacional para evaluar la desigualdad en la distribución del ingreso es el coeficiente de Gini, que compara cuán lejos está la población analizada de alcanzar la igualdad absoluta, es decir que todos los grupos sociales alcancen los mismos niveles de ingresos. Según la medición del Indec, durante el cuarto trimestre del año pasado cayó a 0,390 frente a los 0,400 del trimestre anterior.

Según los estándares internacionales, el índice de Gini en un país desarrollado debería estar cercano a 0,25, mientras que de 0,55 en adelante la situación es considerada como de “alta asimetría”. En este sentido, el actual valor del coeficiente se ubica bien lejos de los niveles superiores a 0,5 exhibidos en 2002, momento posterior al estallido de la convertibilidad. Cuando asumió la presidencia Néstor Kirchner, el coeficiente estaba en 0,475, mientras que al momento de asumir Cristina Fernández, había descendido a 0,424. De acuerdo con un informe del Ministerio de Trabajo, publicado por este diario el pasado 31 de enero, el 88 por ciento de la mejora en el coeficiente de Gini se explica por la evolución de la masa de ingreso de los trabajadores.

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El Gini de los países desarrollados se acerca a 0,25 y cuando supera el 0,55 la desigualdad es alta.
Imagen: Pablo Piovano
 
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