ECONOMíA › CERCA DE UN ACUERDO CON LAS PETROLERAS PARA GARANTIZAR EL ABASTECIMIENTO INTERNO
Más gas en invierno, pero con aumento
Para lograr el compromiso de abastecimiento interno, el Gobierno les otorgará a las petroleras un aumento del precio del gas escalonado a partir de mayo. Subirá la tarifa del gas y también la eléctrica, salvo para los de bajos recursos y escaso consumo.
Por Raúl Dellatorre
El Gobierno realizaba anoche esfuerzos por concretar un acuerdo con las principales productoras de gas, ofreciéndoles –a cambio de un compromiso de abastecimiento durante el invierno– el descongelamiento de las tarifas del gas en boca de pozo y, como consecuencia, de la tarifa final a los usuarios. Según adelantaron fuentes que participan de las negociaciones, los únicos excluidos del ajuste tarifario serán aquellos usuarios residenciales de muy bajos recursos y escaso consumo. En tanto, otras fuentes oficiales indicaban que se trazará “un sendero de crecimiento (escalonado) de los precios del gas en boca de pozo”: esto es, aumentos sucesivos durante un año para la industria y durante dos años para los usuarios residenciales. El precio del gas en boca de pozo pasaría de 0,45 a 0,60 dólar –inmediatamente después de que el acuerdo pase por audiencia pública– en una primera etapa. Las fuentes coinciden en que “el mayor peso del ajuste recaerá sobre las industrias exportadoras; el aumento para los residenciales será inferior, pero se aplicarán varios a lo largo de los próximos dos años”. A cambio, el Gobierno espera poder garantizar que no habrá cortes de gas ni electricidad durante el invierno.
El compromiso que anoche Daniel Cameron, secretario de Energía, trataba de arrancarles a las productoras era un nivel de abastecimiento de 120 a 125 millones de metros cúbicos promedio para el consumo interno. Este es el límite de tolerancia de la red de gasoductos troncales, que se convierte en invierno (período de más alto consumo del año) en el cuello de botella del sistema. Sin embargo, las empresas no lograban ponerse de acuerdo sobre cómo repartirse el compromiso para poner ese volumen a disposición de la demanda doméstica. Ninguna quiere renunciar a las exportaciones, hoy absolutamente más rentables que las ventas internas.
El ajuste del precio del gas en boca de pozo que el Gobierno quiere acordar no satisface las aspiraciones de los petroleros, que pedían llevarlo a 1,40 dólares por millón de BTU (unidad calórica de referencia, equivalente a 293 kw/hora de generación eléctrica). Pero tiene el atractivo que le abre la puerta de salida del congelamiento de precios y arribar a un valor de 0,90 dólar (100 por ciento de aumento), aproximadamente, en un lapso de uno a dos años: en uno para el precio que paga toda la industria, y en dos para el gas que se vende a través de las distribuidoras. Sin embargo, como la tarifa de estas últimas se compone de otros elementos además del producto, el ajuste en las boletas que llegan a los usuarios será porcentualmente inferior.
El escalonamiento en el tiempo del ajuste en el precio del gas dará un primer paso en mayo (aunque a la industria y las estaciones de GNC el ajuste se les aplicará en forma retroactiva, sobre lo ya consumido desde marzo), luego de que el acuerdo al que arriben autoridades y petroleras pase por audiencia pública y lo apruebe el Enargas. En este primer escalón, el valor del gas se treparía a 60 centavos para la industria y el GNC, al menos. Usinas eléctricas y usuarios residenciales pagarían un precio menor, aunque también con aumento. También, por efecto cascada, subirá la tarifa eléctrica.
Aun comprometiendo una producción para el mercado interno de 120 millones de m3/día, la demanda doméstica total no quedará totalmente abastecida. Se calcula que en el invierno podría haber picos de consumo diario de 145 a 150 millones de m3/día, lo que hará “imprescindible cortar el gas a todos los contratos interrumpibles y parcialmente, en los días de consumo pico, a los que tienen contratos firmes”, según sostuvo un funcionario del área de Energía. El problema es que muchas usinas térmicas tienen contratos de compra interrumpibles, que el secretario de Energía quiere excluir del corte. De hecho, les solicitó a las petroleras que garanticen un suministro de 5 millones de m3/día durante todo el invierno a las usinas. El apagón persigue al Gobierno como un fantasma, obligándolo a realizar maniobras de recorte del consumo en otros sectores que le permita destinar ese gas a las usinas. Este capítulo todavía está en discusión.
La negociación se manejó ayer en varios frentes a la vez. Néstor Kir-
chner, en el acto por las Malvinas en Ushuaia, volvió a cargar contra las petroleras, pero incluyendo al régimen de privatización esta vez. “Somos casi el único país del mundo que no maneja su ecuación energética, por aquella teoría iluminada de que el Estado iba a funcionar mejor regalando su producción, que hoy estamos sufriendo y nos obliga a una pelea desigual”, subrayó. Y enseguida denunció “las presiones a que me veo sometido permanentemente, ya sea por determinados lobbies o grupos monopólicos en el país”. En Buenos Aires, Cameron mantuvo un extensísimo round con las petroleras jugando de visitante –en la cámara que las agrupa, CEPA–, que sólo interrumpió para una reunión de consulta en Casa de Gobierno con Julio De Vido, Alberto Fernández y el propio Kirchner, recién arribado. Con renovadas instrucciones, volvió a CEPA y anoche seguía la discusión.
Desde el sector petrolero aseguran que el acuerdo “está muy cerca”, pero recién se firmaría el martes. Un tiempo que al Gobierno también le vendrá bien para medir cómo hacer que el anuncio de que habrá gas y electricidad en invierno impacte más que el ajuste de tarifas al que viene asociado.