ECONOMíA

Chile presentó una queja formal

La crisis derivó en la reducción de los envíos de gas a Chile. La Cancillería de ese país se quejó ante el embajador argentino.

Chile formalizó ayer una queja por la vía diplomática contra la Argentina por la reducción en los envíos de gas. La protesta fue acompañada por declaraciones públicas de los máximos funcionarios chilenos, en las cuales dejaron trascender el enojo. “Estamos preocupados. Creemos que este tema del gas ha puesto una mancha en nuestras relaciones”, aseguró la canciller Soledad Alvear.
La nota, entregada al embajador de Argentina en Chile, Carlos Enrique Abihaggle, fue en respuesta al nuevo recorte en las ventas de gas que decidió el gobierno de Néstor Kirchner, decisión que fue tomada a pesar de las advertencias lanzadas por su par trasandino, Ricardo Lagos, en las últimas horas. En un principio, la racionalización anunciada fue de 2,3 millones de metros cúbicos. Pero esta semana comenzó con otro recorte, esta vez de un millón de metros cúbicos. Hasta el estallido de la crisis, la Argentina abastecía a su vecino con 5 millones de metros cúbicos diarios, aunque ese volumen podía triplicarse en las jornadas de máxima demanda. Chile importa alrededor del 90 por ciento de su consumo de gas natural desde la Argentina, mientras que el 37 por ciento de su generación eléctrica depende de ese combustible.
Ante esta dependencia, la crisis energética argentina es tomada como una cuestión de Estado en Chile. Ayer, la canciller Alvear visitó la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, donde se analizó la situación. No bien salió del encuentro, la funcionaria planteó la queja formal ante el embajador Abihaggle.
La escalada diplomática había comenzado el fin de semana. En declaraciones públicas, el presidente Lagos fue rotundo: “Se ha roto una confianza”, manifestó en relación con el vínculo con la Argentina. La posición de los vecinos es muy dura. El gobierno de Lagos asegura que las restricciones anunciadas por la Argentina “han socavado las bases y reconocimiento de los acuerdos bilaterales alcanzados y los contratos libremente pactados”. Por la crisis, las tarifas domiciliarias de gas aumentaron entre 2 y 3 por ciento en Chile.
La ofensiva involucró también al ministro de Economía chileno, Jorge Rodríguez. Denunció, directamente, un “trato discriminatorio” por parte del gobierno Kirchner. “Chile siempre sintió que el protocolo de integración energética con la Argentina nos daba el status de un consumidor argentino más”, argumentó.
Frente a las fuertes críticas, en la Casa Rosada prefirieron el perfil bajo. Aunque las advertencias desde el otro lado de la cordillera estuvieron cargadas de dramatismo. El ministro Rodríguez también mencionó que en su país existe “bastante molestia” por la actitud argentina. “Hay un resentimiento muy fuerte. Las relaciones ya sufren un costo”, añadió.
El ministro hizo declaraciones en varias radios argentinas acusando al gobierno argentino. Admitió, a su vez, que ante la falta de fluido, las centrales térmicas de su país deberán ser abastecidas con fuel oil, un combustible sensiblemente más caro, lo que obligaría a incrementar las tarifas residenciales y de la industria. Todo un cimbronazo para la economía de ese país.
Por su parte, el vicepresidente de la Comisión de Energía de la Cámara baja, el mendocino Víctor Fayad, explicó a emisoras trasandinas que la crisis energética “era previsible”. Y justificó el recorte de suministro hacia Chile ante el colapso de la capacidad de transporte de fluido y “el exceso de consumo” que se está verificando en la Argentina. El legislador manifestó que hubo falta de previsión, en los últimos años, en especial porque “se debió haber exigido a las empresas que inviertan”.

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La canciller chilena, Soledad Alvear, cuestionó la decisión argentina.
 
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