ECONOMíA › EL LOBBY EMPRESARIO DE LA CARNE CONTRA LA PROHIBICION DE EXPORTAR

Arreglos que no existen pero están

Trazan tácticas de acercamiento a algún funcionario para debilitar a otro. Acuerdos que se hablan, pero oficialmente se niegan.

Las versiones sobre un inminente acuerdo de precios entre el Gobierno y los empresarios de la carne pusieron en evidencia el fuerte lobby que está ejerciendo el sector para lograr que se levante la suspensión de las exportaciones. Fuentes empresarias señalaron ayer a Página/12 que se está ingresando “en las instancias finales de la negociación” e incluso llegaron a aventurar que “mañana (por hoy) puede haber un anuncio”. “Kirchner le pidió a De Urquiza (Javier, subsecretario de Agricultura) que cierre un trato en 48 horas.” “La inflación de marzo se complicó y ahora es el Gobierno el que busca un acuerdo”, afirman. Para defender su argumento sostienen que, más allá de las declaraciones públicas, en el Gobierno negocian con ellos. Y se esfuerzan por resaltar las internas entre funcionarios. Mientras tanto, en Agricultura afirmaron a este diario que “aún no llegó ninguna propuesta consensuada por todos los actores de la cadena” y en Economía reafirmaron que “no habrá acuerdo hasta que los precios de la carne no bajen en las carnicerías”. Ayer, por lo menos, bajaron en Liniers, donde el índice Novillo retrocedió el 5,9 por ciento.

Desde que el precio de la carne comenzó a aumentar a comienzos del año pasado, el acuerdo de precio se ha vuelto una quimera debido a la multiplicidad de actores que componen la cadena y la poca predisposición que manifiesta cada uno. El Gobierno quedó desairado en varias oportunidades y no quiere que la historia vuelva a repetirse. Uno de los primeros acuerdos lo firmó el ex ministro Roberto Lavagna, en el segundo semestre de 2005. En esa oportunidad, frigoríficos, consignatarios y supermercados se comprometieron a congelar los precios en los niveles de agosto hasta el 15 de diciembre. Pero la carne comenzó a subir antes. Entonces comenzaron las sucesivas ratificaciones del acuerdo mientras la carne continuaba subiendo.

La respuesta al incumplimiento llegó el 18 de noviembre, cuando se elevaron las retenciones a las exportaciones de 5 a 15 por ciento. Luego se reanudaron las negociaciones, hasta que se llegó a un nuevo acuerdo el lunes 23 de enero para congelar los precios por un año, pero todo terminó en un nuevo papelón, pues a último momento ocho entidades decidieron no firmar.

Desde entonces, la relación entre el sector y el Gobierno no volvió a ser la misma. El único funcionario que mantuvo un diálogo fluido con los empresarios fue el subsecretario De Urquiza, un hombre de Julio De Vido proveniente de Santa Cruz. Los ganaderos siempre han creído que en Agricultura debe haber un hombre de ellos para representarlos ante el Gobierno, antes que un representante del Gobierno capaz de negociar con ellos. De Urquiza es quien está más cercano a cumplir ese rol. Por eso apuestan sus fichas ahí, sobre todo después de que Miguel Campos dejó de negociar directamente con la Sociedad Rural y con las Confederaciones Rurales Argentinas en respuesta al desaire de enero.

El enfrentamiento público entre Campos y De Urquiza llevó al sector a tratar de aprovechar al máximo esa grieta. En Economía sostienen, en cambio, que De Urquiza trabaja de manera coordinada con Miceli y que no la puentea. En los próximos días se verá hasta dónde llega la coordinación.

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Sigue la pulseada, pero el precio en el mostrador no baja.
 
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