ECONOMíA › EL GOBIERNO SACUDIDO POR UNA HUELGA DE TRABAJADORES PETROLEROS

Una visita del fantasma de Las Heras

La represión de un paro en Neuquén agravó un conflicto sindical. Kirchner y cuatro ministros intentan resolver la crisis.

 Por David Cufré

A las 5 de la mañana de ayer, la Casa Rosada era un hervidero. Aunque la mayoría de los despachos estaban vacíos, en uno de ellos comenzaba una reunión de urgencia entre los ministros Julio De Vido, Aníbal Fernández y Carlos Tomada para tratar de encaminar una situación por demás amenazante. La noche anterior, en Plaza Huincul, Neuquén, un grupo de trabajadores petroleros había sido desalojado violentamente de la planta de Repsol YPF después de decretar un paro por 96 horas, en reclamo de una reducción en las deducciones del impuesto a las Ganancias. El Gobierno temió revivir los hechos de febrero pasado en Las Heras, Santa Cruz, que terminaron con un muerto. Además, la medida de fuerza entrañaba riesgos de desabastecimiento de gas en distintos puntos del país. Al Ejecutivo le llevó todo el día apagar la crisis y, al cierre de esta edición, seguía batallando con los últimos focos del incendio.

Néstor Kirchner se involucró desde temprano en la resolución del tema. A las 8 de la mañana recibió a los tres ministros, quienes le informaron sobre el estado de situación, y posteriormente convocó a su oficina a la jefa de la cartera económica, Felisa Miceli. La reunión con la ministra duró 40 minutos. Mientras tanto, el secretario de Energía, Daniel Cameron, se comunicaba con el secretario ejecutivo de la comisión chilena de energía, Pablo Serra, para comunicarle la existencia de la crisis y darle una mala noticia: hasta nuevo aviso quedaba interrumpido el suministro de gas a su país por la huelga de trabajadores petroleros en Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz. En Chile también se vivió un día agitado por este conflicto.

La decisión de ir al paro la tomaron las federaciones de trabajadores petroleros de todas esas provincias, lo que obligó al Gobierno a negociar con cada una de ellas. Pero el reclamo era el mismo: un aumento del mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias, para evitar que el tributo les siga recortando una porción significativa de sus ingresos. Es lo mismo que exigieron el año pasado y que derivó en los enfrentamientos en Las Heras, con la muerte del policía Jorge Sayago.

La solución que ofreció el Ejecutivo, a través de Miceli, fue exceptuar del pago de Ganancias las remuneraciones por “traslados” y “comida” de los trabajadores de la industria del petróleo y el gas. De ese modo, se reduce la base imponible y la incidencia del gravamen será menor. La ministra le hizo la oferta al secretario general del gremio en Neuquén, Guillermo Pereyra. El dirigente aceptó, lo mismo que los delegados de Río Negro. El Gobierno, entonces, incorporará en la Ley de Presupuesto que se debate en el Congreso un artículo especial que establece la excepción.

La especulación inmediata frente a esa noticia fue si el Gobierno extenderá el beneficio al resto de los contribuyentes, como hizo este año después de los incidentes en Santa Cruz. Distintas fuentes oficiales lo descartaron para lo que queda de 2006, pero fueron menos categóricas al referirse al 2007. Una de ellas, incluso, indicó que la Comisión de Presupuesto y Hacienda de Diputados analiza agregar al proyecto de Presupuesto para 2007 una autorización al Poder Ejecutivo para que eleve el mínimo no imponible.

La posibilidad de que se produjeran situaciones de desabastecimiento de gas por la huelga quedó reducida luego del arreglo con los gremios de Neuquén y Río Negro. Pero, al cierre de esta edición, la crisis no estaba completamente cerrada. Las federaciones de trabajadores de Chubut y Santa Cruz rechazaron en una primera oportunidad la fórmula ideada por Miceli de descontar los rubros “transporte” y “viandas” de la base imponible de Ganancias. Manifestaron, además, que no estaban dispuestos a acatar la conciliación obligatoria que había dictado el Ministerio de Trabajo. “No lo aceptamos y pondremos presión sobre el gobierno nacional para que saquen este impuesto al trabajo”, arremetió el secretario general del gremio en Chubut, Carlos Gómez.

El Gobierno convocó a Gómez y a su par de Santa Cruz, Luis Cárdenas, a una reunión en Trabajo para seguir negociando. Allí también estaba De Vido. Pero el encuentro se atrasó hasta más allá de las once de la noche porque el avión que traía a los sindicalistas tuvo que desviarse a Rosario por la tormenta en Buenos Aires. Como si los problemas no alcanzaran, en el Gobierno se desató una interna entre Miceli y De Vido porque, según la ministra, su colega no supo resolver la crisis a tiempo.

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Felisa Miceli ofreció una solución a los gremios petroleros.
 
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