La relación entre Argentina y Brasil transita por dos andariveles diferentes. Mientras en Brasilia, funcionarios de ambos países analizaron ayer mecanismos para tratar de armonizar el comercio bilateral en medio de la crisis internacional (ver aparte), en Buenos Aires también hubo reuniones, pero para coordinar una agenda estratégica que permita fortalecer el vínculo en el largo plazo. El hombre designado por el presidente Lula para pensar más allá de la coyuntura es el ministro de Asuntos Estratégicos, Roberto Mangabeira Unger, un reconocido intelectual que fue elogiado recientemente por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a quien le dio clases en la Escuela de Leyes de Derecho de Harvard. Mangabeira Unger almorzó ayer en la sede de la Unión Industrial Argentina con un grupo de empresarios y luego de esa reunión reveló que está trabajando con el ministro de Planificación, Julio De Vido, para coordinar una agenda estratégica. “De Vido me propuso que elabore un borrador del marco de entendimiento para organizar la agenda entre Argentina y Brasil y eso lo voy a hacer en los próximos días”, detalló.

El funcionario brasileño, quien ayer también se reunió con el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, sostuvo que es necesario definir con el Gobierno, empresarios y trabajadores de la Argentina un conjunto de iniciativas capaces de expresar un mismo ideario de desarrollo. “La presidenta Cristina Fernández de Kirchner apoya esto y la idea es que el ministro De Vido sirva como mi contraparte y coordine del lado argentino las iniciativas concretas en política industrial, política agrícola, en ciencia y tecnología y educación pública”, dijo Mangabeira.

En este contexto, explicó que la crisis internacional es una oportunidad para abrir un nuevo frente de iniciativas audaces e imaginativas de construcción de un proyecto común, por encima de las divergencias comerciales. “Cuando no hay un proyecto común, como es el caso hoy, todas esas divergencias comerciales asumen una importancia desproporcionada; cuando hay un proyecto común, las disputas mercantiles parecen de menor importancia”, aseguró. Para el funcionario las discusiones sobre el tipo de cambio y la balanza comercial “son temas accesorios, son superficiales, lo importante es definir una agenda productivista”.

Mangabeira Unger aseguró que en los próximos días seguirán las conversaciones para consensuar la propuesta con empresarios, trabajadores y los gobiernos de ambos países, al tiempo que dará forma al documento con los basamentos del proyecto, que permitirá luego iniciar una dinámica concreta de acciones. También señaló la necesidad de “reorganizar la relación entre el sistema financiero y la producción”, dado que “hoy el sistema productivo en gran medida se autofinancia, ¿para qué sirve entonces todo ese dinero que están en las bolsas de valores y en los bancos? Se disipa en un casino financiero”. Además, remarcó la necesidad de “dejar de copiar” a las instituciones de los países del Norte y constituir entidades propias a nivel del Mercosur, que tengan más que ver con el acontecer regional.