¿Qué pronóstico tiene el Banco Central sobre los efectos de la crisis mundial el año próximo?

–El mundo va a seguir evolucionando a dos velocidades: la de los emergentes y la de los países centrales, y con diferencias incluso dentro de los desarrollados. Estados Unidos va a crecer a tasas bajas, en torno de 1,5 o 1,7 por ciento. Para Europa, nuestra proyección es de estancamiento o recesión. Los emergentes exhibirán una ligera desaceleración, pero creciendo por encima de los desarrollados. Lo importante es que los principales socios de la Argentina, aun durante la etapa más difícil de la crisis, en 2009, fueron los que menos cayeron. Por eso, nuestros principales socios comerciales nos permiten suponer un crecimiento sólido para la Argentina.

–Para China proyectamos una ligera desaceleración, se espera una política menos vinculada con el sector externo y más focalizada al mercado interno; y dentro de éste más al consumo y no tanto a la inversión. Esa es una buena señal a la hora de proyectar la exportación de commodities, en particular de alimentos, que es lo que vende la Argentina. En Brasil prevemos un año de mayor crecimiento. Este año está cerrando en torno del 2,9 por ciento, pero tiene una mayor capacidad de reacción, además de lo que le va a significar la inversión pública y privada por el Mundial (de Fútbol) y las Olimpíadas.

–Por primera vez en mucho tiempo podemos decir que ese proteccionismo de Brasil es un proteccionismo del Mercosur. Eso también hay que preverlo para los años que vienen. Esta decisión política, frente a un mundo tan convulsionado, como es cerrar más y maximizar las posibilidades de compenetración productiva y regional, es beneficioso para los países socios del Mercosur.