El Gobierno recibirá hoy a los directivos de la Unión Industrial Argentina (UIA) para detallar el alcance de los acuerdos con China. Así lo confirmó ayer el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, después de que los dirigentes fabriles se cruzaran entre ellos por el convenio y que pidieran un encuentro aclaratorio con las autoridades. La UIA quiere en primer lugar “sugerir” cambios en dos artículos del acuerdo, aquel que admite la posibilidad de la adjudicación directa si el financiamiento chino es conveniente y el que facilita el intercambio de ciudadanos entre los dos países. El Gobierno no va a admitir modificaciones, aunque sí brindará más detalles sobre lo firmado. Durante su discurso de ayer, la Presidenta, Cristina Fernández, calificó de “histórico” el acuerdo y vinculó las críticas de parte de la dirigencia de la UIA a las disputas políticas hacia adentro de la entidad y a una ceguera ideológica.

A la reunión asistirá la cúpula de la UIA, compuesta por su presidente, Héctor Méndez, Luis Betnaza (Techint), Juan Carlos Lascurain (Adimra), Adrián Kauffmann Brea (Arcor), Cristiano Rattazzi (Fiat), Daniel Funes de Rioja (Copal), José Luis Basso (autopartes), Juan Carlos Sacco (gráficos), José Urtubey y Guillermo Moretti. Serán recibidos por Capitanich y los ministros de Economía, Axel Kicillof; de Industria, Débora Giorgi, y de Planificación, Julio De Vido. La audiencia fue pedida anteayer por los empresarios, que reunidos en el comité ejecutivo consiguieron dejar solapadas las asperezas que salieron a la luz días atrás.

Por eso el encuentro tendrá varios condimentos. Kicillof ya les dedicó que “están agitando un fantasma, pareciera que van a venir barcos con chinos a trabajar indocumentados y en condiciones de hambre”. Habrá que ver si Méndez y compañía se animan a responderle a Kicillof que “Argentina negoció como país de segunda”, como transmitieron a los medios, comparando el convenio con el que Angola y Nigeria firmaron con China.

La UIA está dividida en torno del acercamiento con China, aunque la posición de cada uno tiene más que ver con un alineamiento político. Está el grupo opositor, liderado por Techint, Arcor, Méndez y Mendiguren, y el cercano al Gobierno, con Lascurain, Urtubey y Guillermo Moretti, entre otros. Ayer Urtubey, vicepresidente de la entidad, dijo que “el fortalecimiento de las relaciones con China es una oportunidad para la Argentina y es algo positivo y es indiscutido”. En tanto, Lascurain fue recibido ayer, junto a un grupo de empresarios metalúrgicos, por Kicillof y De Vido. Comenzaron a diagramar la inserción de la industria nacional en la obra de construcción de las represas hidroeléctricas y las centrales nucleares. Se conformaron dos comisiones abocadas a cada uno de los grandes proyectos. En total, las obras por 17.514 millones de dólares financiadas por China generarán una demanda directa para las empresas nacionales de 11.169 millones de dólares.

CFK ayer cuestionó a quienes rechazan el acuerdo. “Creo que hay mucho de ideología”, dijo, y apuntó especialmente contra Techint. China financiará a la siderúrgica una importante obra (ver nota principal) y a pesar de eso su representante en la UIA, Luis Betnaza, fue el impulsor del documento con quejas sobre el acercamiento bilateral, incluso antes de que los demás popes fabriles lo aprobaran. “Va a ser beneficiario de algo y se escupe el asado, no lo entiendo. Ahí no hay intereses económicos sino políticos”, indicó.

Capitanich también se refirió al acuerdo. “Es de carácter estructural y de largo plazo y forma parte de una política de Estado. Hay que explicarle bien los alcances a la UIA”, dijo. El convenio ya tiene media sanción en el Senado. Agregó que “los acuerdos van a generar 148 mil empleos, inversión extranjera directa, mecanismo de financiamiento para obras de infraestructura y un efecto multiplicador por la disponibilidad de flujos de fondos”.