ECONOMíA › LOS EMPRESARIOS SE ACOMODAN AL DISCURSO SOCIAL DEL GOBIERNO

El negocio pasa por cambiarse de camiseta

 Por Cledis Candelaresi

Indiferentes al resultado electoral estadounidense, pero atentos a la renegociación de la deuda pública que recomiendan reestructurar con un acuerdo lo más rápido posible, los ejecutivos de IDEA inauguraron ayer un coloquio singularmente próspero: con el record de nuevos socios, de asistentes (750) y de sponsors (81) y un ánimo mucho más optimista respecto de la suerte de la economía que el año anterior. Aunque fue formalmente invitado, Néstor Kirchner no vendría a palpar personalmente este clima favorable a su política. En su lugar enviaría a su jefe de Gabinete, Alberto Fernández, para que clausure el evento mañana por la noche. Para entonces, el llamado a ver la otra realidad que ayer se hizo desde el panel de temas sociales posiblemente haya quedado en el olvido. “Enorme es la distancia entre un hijo de ustedes, que puede hacer un master en Harvard, y un chico de un barrio marginal”, remarcó ante el micrófono Casaretto, el obispo de San Isidro y presidente de Cáritas.
Ningún asistente al Coloquio Anual 40 parecía inquieto por el resultado de las elecciones de Estados Unidos. “El interés de los Estados Unidos en la Argentina es directamente proporcional a la importancia económica relativa de nuestro país en la economía del mundo: el 0,0001 por ciento”, graficó Angel Estrada, dueño de la editorial homónima.
Pero es otra la relevancia que los hombres de empresa le asignan a un acuerdo con los acreedores externos. “Hay que negociar de modo tal que no se afecte el futuro. La historia dirá si se negoció bien o mal. Pero debe haber un acuerdo lo antes posible, de lo contrario se detiene el crecimiento”, opinaba ayer Gustavo Grobocopatel, dueño de la empresa agrícola que este año exportará por 95 millones de dólares.
El consenso es unívoco en torno de la importancia de superar el default lo antes posible. Aunque eludiendo expedirse sobre el contenido de la propuesta oficial a los acreedores, el titular de la Asociación de Bancos de la Argentina señalaba ante Página/12 la necesidad de clausurar rápido la puja con los tenedores de bonos. “De lo contrario, el cuadro fiscal es indefinido y, por lo tanto, hay incertidumbre sobre toda la economía”, sentenciaba Mario Vicens. Otro banquero ponía sobre la mesa otro de los problemas: las tensiones que generan sobre los bancos que ellos ya tengan un acuerdo, aunque esto se base en la pesificación de sus acreencias, quita incluida.
Pero la demanda al Gobierno no tiene el tono imperativo que tenía a principios de la gestión kirchnerista: el ánimo empresario mejoró considerablemente, incluso el de las privatizadas, con las que existen varias cuentas pendientes. “Aumentó la demanda y mejoró el clima con nuestros clientes”, admitía ayer ante este diario el máximo responsable local de una empresa española con participación en varios segmentos del gas. “El sector venía reclamando políticas activas y se promulgó la Ley del Software. Hay que sacarse el sombrero ante un gobierno que hace estas cosas”, se entusiasma Pedro Sorop, gerente general de Microsoft Argentina.
En contraste con esta algarabía por la prosperidad de los negocios, ayer hubo varias voces que hicieron un rápido paneo sobre los problemas sociales, empezando por el propio Oscar Vicente. “El 80 por ciento de los chicos hoy nace en la pobreza y de allí saldrán nuestros próximos gobernantes”, advirtió el hombre de Petrobras. Los organizadores de IDEA, que este año preside Enrique Pescarmona, pusieron especial empeño en demostrar que no son indiferentes al drama de los menos favorecidos, sobre el que expusieron Casaretto, la dirigente cegetista Susana Rueda y los ministros de Salud, Ginés González García, y de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, en el primer panel del día.
En un discurso muy político, la hermana del Presidente identificó a la década del ’90 como “la década del dolor” y se ocupó en destacar que “entre el primer semestre del 2003 y el del 2004 la pobreza disminuyó del 54 por ciento al 44 por ciento”. El ministro de Salud remarcó que “cualquier evasión de impuestos le pega al corazón de la política social”, mientras que Casaretto enfatizó la responsabilidad de los lobbies. “Ese es el meollo de la cuestión: cuando intereses sectoriales están por encima del bien común”, concluyó.

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