EL MUNDO › EL PRESIDENTE LE ENCARGó FORMAR GOBIERNO AL LíDER DEL LIKUD

Gobierno de ultraderecha para Israel

En comando de una mayoría de 65 de los 120 diputados israelíes, gracias al apoyo de la extrema derecha laica y de las formaciones religiosas, Netanyahu tendrá un plazo de 28 días para presentar al Parlamento su gabinete.

Benjamin Netanyahu, líder del partido derechista Likud, vuelve a hacerse con las riendas del poder en Israel tras años en la sombra y a la espera de su oportunidad, aunque el triunfo ha sido conseguido por escaso margen y gracias a la ascensión de la derecha. El líder conservador, contrario a la creación de un Estado palestino soberano, fue oficialmente encargado ayer de formar el nuevo gobierno de Israel. Justo después de recibir, según la costumbre, una carta del presidente, Shimon Peres, en la que éste le encomendaba la formación del gabinete, Netanyahu dijo que considera a Irán como el mayor desafío que afronta Israel.

“Israel atraviesa un período crucial y debe hacer frente a desafíos colosales. Irán busca dotarse del arma nuclear y constituye la amenaza más grave a nuestra existencia desde la guerra de la independencia” de 1948, dijo el líder conservador. De conocidas ambiciones de poder y retórica populista, Netanyahu, de 58 años, permaneció en los últimos meses casi impertérrito, a sabiendas de que los sondeos de opinión lo situaban a la cabeza. Pero la sorpresiva victoria simbólica de la dirigente del Kadima en las elecciones mantuvieron, hasta ayer, la incertidumbre y diluyeron cualquier expectativa triunfalista por parte del líder del Likud.

Con una mayoría de 65 de los 120 diputados israelíes, gracias al apoyo de la extrema derecha laica y de las formaciones religiosas, Netanyahu tendrá un plazo de 28 días, prolongable otros 14, para presentar al Parlamento su gabinete, que será sometido a una votación de investidura.

Netanyahu se declaró favorable a un gobierno de unión “lo más amplio posible”. “Hago un llamamiento a Tzipi Livni y Ehud Barak, líderes de Kadima (centro, 28 escaños) y del partido laborista (13), para cerrar filas y actuar juntos. Ustedes serán los primeros con los que me reuniré para hablar de la formación de un gobierno de unión lo más amplio posible”, aseguró el líder de Likud (27 escaños). Netanyahu y Livni acordaron por teléfono reunirse mañana. Por el momento, Livni, ministra de Relaciones Exteriores del gabinete saliente, así como Ehud Barak, titular de Defensa saliente, excluyeron unirse a un gobierno dirigido por Netanyahu.

En su anterior mandato como jefe de gobierno, entre 1996 y 1999, Netanyahu se vio obligado a dimitir al retirarse de su coalición las formaciones ultraderechistas, que lo acusaron de haber hecho “concesiones” a los palestinos. Atrás quedaron la política zigzagueante y los escándalos de corrupción en los que se vio envuelto cuando se desempeñó como primer ministro en su anterior mandato por supuesta estafa al Estado, que también afectaron a su esposa Sara. Esta vez Netanyahu quiere evitar verse atado a las exigencias de unos aliados de extrema derecha que podrían además granjearle tensiones con la administración estadounidense del nuevo presidente, Barack Obama.

Por eso, el ex primer ministro se muestra ahora “generoso” con Livni, al proponer que su partido se haga cargo de los ministerios de Relaciones Exteriores y Defensa, según la prensa. Por el momento, Livni, ministra de Relaciones Exteriores del gabinete saliente, así como Ehud Barak, titular de Defensa saliente, excluyeron unirse a un gobierno dirigido por Netanyahu.

Netanyahu es consciente de que será primer ministro, pero no por una abrumadora victoria, sino por los cálculos matemáticos necesarios para conformar una mayoría parlamentaria. Ayer afirmó que afronta la misión con gran responsabilidad y con el objetivo de conseguir la paz y la seguridad en el país.

La popularidad de “Bibi”, como es popularmente conocido Netanyahu, comenzó a repuntar tras la conclusión de la guerra que Israel libró en Líbano hace dos años y medio, e incluso en la última ofensiva militar en Gaza, en la que sus contrincantes aumentaron sus perspectivas electorales, se mantuvo en cabeza. Netanyahu aprovechó la oportunidad de erigirse en líder del Likud tras desaparecer del escenario político su otrora rival Ariel Sharon, el único que podía hacerle sombra en ese partido, que abandonó para fundar Kadima, en noviembre de 2005.

El movimiento islamista palestino Hamas, que controla la Franja de Gaza desde junio de 2007, y al que Netanyahu quiere expulsar de ese territorio, consideró que Israel ha optado por un dirigente “más extremista” que el primer ministro saliente, Ehud Olmert.

Opuesto en un principio a los acuerdos de Oslo de 1993, que preconizan un régimen de autonomía palestina, Netanyahu redujo su alcance cuando estuvo en el poder y relanzó a gran escala la colonización judía en los territorios palestinos.

Hostil a la creación de un Estado palestino soberano, tampoco ha mostrado intenciones claras en su última campaña electoral. En su discurso ante el presidente Peres ni siquiera mencionó a los palestinos.

Por su parte la Casa Blanca, a través de Gordon Duguid, vocero del departamento de Estado, aseguró que el gobierno estadounidense es optimista respecto al proceso de paz palestino-israelí. “Trabajaremos con el próximo gobierno israelí, sea cual sea su composición, y cooperaremos con él sobre cuestiones bilaterales y regionales”, añadió.

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El presidente Shimon Peres (izq.) al encargarle a Netanyahu la formación del gobierno.
Imagen: EFE
 
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