EL MUNDO › PIDIó ABOLIR EL SECRETO BANCARIO EN URUGUAY PARA TERMINAR CON LA EVASIóN FISCAL

Mujica no cree en los paraísos

El senador uruguayo se animó a atacar uno de los temas tabú del establishment rioplatense y recibió una lluvia de críticas. Las más duras llegaron de su rival en las internas del FA, el ex ministro de Economía Danilo Astori.

 Por María Laura Carpineta

El secreto bancario pasó de moda para José “Pepé” Mujica. Apenas unas semanas después de lanzar su campaña presidencial, el senador uruguayo se animó a atacar uno de los temas tabú del establishment rioplatense. “El secreto bancario cumplió una etapa y no está para nada a tono con una política de integración”, le dijo recientemente a la revista Búsqueda y la lluvia de críticas no tardó en empaparlo. Las más duras llegaron de su rival en las internas del Frente Amplio (FA), el ex ministro de Economía Danilo Astori. “Un requisito para hacer política en serio es no sembrar alarmas con el secreto bancario. Con eso no se juega. No planteamos temas que pueden conducir a desequilibrios”, cuestionó en un acto de campaña, cuidándose siempre de no mencionar a su correligionario.

El sistema financiero uruguayo albergaba a principio de este año un poco más de 13.200 millones de dólares en depósitos. De ellos, casi un 19 por ciento pertenece a no residentes, en moneda extranjera. Desde que se instaló el secreto bancario en Uruguay en 1982, sus bancos atrajeron a los argentinos, brasileños y extranjeros de todo el mundo, que buscaban un refugio de los impuestos y el control judicial. “Sabemos que hay personas que evaden impuestos en Argentina trayendo su dinero acá”, dijo a este diario, casi apenada, la senadora y esposa de Mujica, Lucía Topolansky. “Estamos ejerciendo un perjuicio a un vecino. No es ético”, agregó la dirigente.

Los meses previos a la crisis de 2001, cuando en Argentina se registraba una fuga millonaria de capitales, en Uruguay los depósitos de no residentes en moneda extranjera se disparaban. Por única vez en la última década, superaban los seis mil millones de dólares. Hoy están muy por debajo de esa cifra, pero se están recuperando de a poco. Según cifras del Banco Central uruguayo, en el último año pasaron de 1700 millones de dólares a 2500 millones de dólares.

El gobierno del FA impuso en los últimos cuatro años algunos controles y limitaciones al sistema financiero. La más importante, plasmada en la reforma tributaria del año pasado, fue la eliminación de la figura de la sociedad anónima, a través de la cual los capitales extranjeros invertían en el pequeño país, evitando los radares internacionales. Pero el frente no pudo ir más allá. Ni los bancos, ni los empresarios, ni la mayoría de los políticos uruguayos están interesados en entregar las llaves del único paraíso fiscal sudamericano.

El argumento en el que confluyen todos es que cambiar las reglas de juego a medio camino ahuyentaría a los inversionistas. “Los sistemas financieros caminan hacia la transparencia, pero no de modo que un funcionario pueda acceder a la información y difundirla. La confianza es necesaria para el funcionamiento del sistema”, volvió a advertir el presidente de la Asociación de Bancarios del Uruguay esta semana.

Actualmente en Uruguay sólo se puede levantar el secreto bancario de una persona o una empresa si lo ordena un juez, como parte de un proceso penal. El FA incluyó en su programa de gobierno para los próximos cuatro años el levantamiento del secreto bancario, pero sólo con fines impositivos, en otras palabras, sólo cuando la DGI –la versión uruguaya de la AFIP– pida investigar a una persona o una empresa por evasión fiscal.

Esa medida no significa que se flexibilice el secreto bancario hacia el exterior, como está empezando a suceder en los paraísos fiscales europeos (ver página 8). El dato no es menor para los vecinos. La Justicia argentina muchas veces, siguiendo el rastro de financieras escurridizas, chocó con el secreto bancario uruguayo. En Brasil, el rastro del megaescándalo de corrupción que tumbó al ex presidente Fernando Collor de Melo llegó hasta las costas uruguayas. En los últimos meses, los medios de ese país publicaron que la constructora francesa Alstom pagaba sobornos al gobierno a través de un banco uruguayo.

“A esta altura, el secreto bancario trae más problemas que beneficios al país”, aseguró Mujica, en referencia a la alianza con sus vecinos. Eso sí, el candidato presidencial no entregará las llaves del paraíso gratis. “Podemos negociar la eliminación con los países de la región buscando como contrapartida una ventaja para Uruguay.” Con todas las encuestas a su favor, el ex tupamaro escucha ofertas.

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El Yacht Club de Punta del Este, símbolo de la prosperidad en la costa uruguaya.
 
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