EL MUNDO › AL MENOS SESENTA Y TRES MUERTOS EN BAGDAD CERCA DE TEMPLOS Y MERCADOS CHIíTAS

Atentados en serie contra mezquitas

Los atentados fueron cometidos con ocho bombas o coches bomba en dos mercados y frente a tres mezquitas a la hora de las plegarias del viernes. Sería una represalia de Al Qaida por la muerte de sus dos máximos líderes.

Al menos sesenta y tres personas murieron ayer en Bagdad en una ola de atentados con bombas que tuvo como blanco principal a mezquitas chiítas. Según la policía, fue una represalia de Al Qaida por la muerte de sus dos máximos líderes, anunciada con bombos y platillos la semana pasada por los gobiernos iraquí y estadounidense. Ocho personas más murieron en otra serie de explosiones en una ciudad de mayoría sunnita en el oeste del país. La de ayer fue la jornada más sangrienta que se vivió en Irak en varias semanas.

Más de 180 personas resultaron heridas en los ataques en Bagdad, cometidos con ocho bombas o coches bomba en dos mercados y frente a tres mezquitas a la hora de las plegarias del viernes, el día consagrado a Dios por los musulmanes, según informó la policía. Los atacantes esperaron a que terminara la plegaria de los viernes y que los fieles salieron a la calle para hacer explotar las cargas. El atentado que provocó más víctimas ocurrió frente a las oficinas del clérigo radical chiíta antiestadounidense Muqtada Al-Sadr, una de cuyas dependencias es usada también como mezquita, en el barrio de Sadr City, en el noreste de la capital, según la misma fuente.

Al menos 25 personas murieron y unas 150 resultaron heridas en ese ataque, perpetrado con dos coches bomba y una bomba, según informaron voceros policiales y hospitalarios. Al-Sadr es uno de los actores políticos que pueden empezar o terminar un período de relativa paz y tranquilidad en el país. Después de la última estrategia de George W. Bush, el clérigo moderó sus posiciones y dejó de llamar a una guerra civil.

Unos minutos después otro coche bomba mató a 14 personas cerca de una mezquita en el este de Bagdad. Acto seguido, otro coche bomba dejó ocho víctimas fatales frente a una mezquita en Al-Hurriyah, en el noroeste capitalino, y una bomba mató a una persona en el sudeste de la capital. Más temprano, otras dos personas habían fallecido por el estallido de una bomba en un mercado en la zona de Rahmania, en el norte de Bagdad, mientras que otra bomba había matado a una persona en un segundo mercado en el sureño barrio de Dora, según informó la policía.

La principal hipótesis que barajan las autoridades iraquíes es que los ataques fueron una venganza de la rama iraquí de la red islamista Al Qaida –de mayoría sunnita– por la muerte de sus dos máximos jefes en el operativo militar conjunto iraquí-estadounidense del domingo pasado en el norte de Irak.

“Atacar a fieles en estos lugares es una venganza por las pérdidas sufridas por Al Qaida”, aseguró el vocero de las operaciones de seguridad en Bagdad, el general iraquí Qassim al-Moussawi, citado por la cadena de noticias norteamericana CNN. Asimismo, calificó a los atentados como una “reacción histérica de Al Qaida en respuesta por los gigantescos golpes que le dieron recientemente las fuerzas de seguridad”.

Horas antes de la seguidilla de ataques en Bagdad, la violencia también había explotado en el interior del país. Siete miembros de una misma familia habían fallecido por la explosión de al menos seis bombas colocadas en distintos lugares de la ciudad de Al Jalidiya, de mayoría sunnita. Un agente policial que trató de desactivar uno de los explosivos murió en el intento, confirmaron además las fuerzas de seguridad locales.

Los seis artefactos estallaron cerca de las casas de dos empresarios, un juez y patrullas de policía estacionadas. Según informó la policía, los siete civiles muertos eran un empresario, su esposa y sus cinco hijos, todos menores. Al Jalidiya está ubicada en la provincia de Al Anbar, a 80 kilómetros al oeste de Bagdad, la capital iraquí. Hasta hace tres años, Al Jalidiya era el principal bastión de la insurgencia sunnita en el país y uno de los puntos de enfrentamiento con las milicias sunnitas, aliadas a Estados Unidos, que hoy se niegan a desarmarse e integrarse a las nuevas Fuerzas Armadas iraquíes.

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Un grupo de personas rodea un vehículo incendiado en el distrito de Ciudad Sadr de Bagdad.
 
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