Viernes, 4 de junio de 2010 | Hoy
EL MUNDO › CON LA AGENDA PARALIZADA, REGRESA A LOUISIANA
A seis meses de las elecciones, el mensaje de la recuperación económica está siendo dejado de lado con noticias de sierras de metal, elevadores, sumergibles y mareas negras.
Por David Usborne *
El derrame de petróleo en el Golfo de México está amenazando la vida silvestre, playas turísticas y a la empresa responsable de ello, British Petroleum (BP). Pero otra víctima está surgiendo: el presidente Barack Obama. La primavera boreal de este año parecía un momento de creciente fortuna para la joven presidencia de Obama. La reforma de salud había sido aprobada, estaba empujando al Congreso hacia una rotunda reforma financiera y la economía estaba comenzando a crear empleos nuevamente. Luego llegó la explosión del “Deepwater Horizon”, la plataforma de BP.
Para entender que esto no era una distracción pasajera, miren su diario en los días y semanas recientes. Hoy, Obama regresa a la costa del golfo de Louisiana por segunda vez en ocho días. Habla de la filtración casi a diario y en cualquier momento por lo menos uno de sus miembros de gabinete está en algún lugar cercano a la catástrofe.
El segundo año de su primer término debió estar definido por la recuperación de la economía estadounidense, pero en cambio estuvo manchado por el derrame de petróleo que no se borra. El mensaje del renovado crecimiento, que ayudaría a los demócratas en las elecciones de mitad de término en noviembre, está siendo tapado con noticias de sierras de metal, elevadores, sumergibles y mareas negras.
“Se requiere que los presidentes traten con las situaciones a medida que surjan”, observó esta semana Geoff Garin, un prominente encuestador demócrata. “Pero esto es algo que hace que sea mucho más difícil para la administración ejecutar su propio plan de juego en términos de comunicar su mensaje económico.” El miércoles Obama estaba en Pittsburgh dando un discurso pensado como una celebración del regreso a la fortaleza económica. Pero se vio obligado a reescribir pasajes enteros para mencionar el derrame del golfo.
En su rueda de prensa diaria, el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, anunció ayer que el gobierno de Estados Unidos enviará una primera factura de 69 millones de dólares a la petrolera BP por los costos acumulados hasta ahora. Por su parte, BP intentará colocar en las próximas horas una caja contenedora para recolectar el crudo que fluye ahora al mar tras haber cortado con éxito una tubería subterránea, informó ayer la Guardia Costera.
En tanto, el presidente ejecutivo de BP, Tony Hayward, reconoció que su empresa no estaba lo suficientemente preparada para afrontar un accidente submarino. Ayer se disculpó en avisos publicitarios en televisión y diarios. En una entrevista que publicó ayer el diario británico Financial Times, Hayward dijo que a la empresa le faltaban medios técnicos para afrontar un incidente como el ocurrido en la plataforma “Deepwater Horizon”.
Los partidarios de Obama ven a la crisis como una oportunidad, pero no están seguros de que él aproveche la situación, si bien mostró una nueva actitud agresiva en los últimos días, apartándose de cualquier semejanza de sociedad con BP, por lo menos en público. En su discurso de Pittsburgh, dejó en claro que quiere usar la crisis para impulsar al Congreso más rápidamente a adoptar una nueva política energética, que incluirá pasos para combatir el calentamiento global y hacer que Estados Unidos dependa menos de combustibles fósiles.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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