EL MUNDO › REPORTAJE A CLAUDIA ESPINOZA ITURRI, VICEMINISTRA DE POLíTICAS COMUNICACIONALES DE BOLIVIA

“Un sector de la prensa es racista”

La ministra Espinoza Iturri señala que aún hoy, después de siete años de gobierno de Evo Morales, persiste en algunos medios una visión muy conservadora que se traduce en discriminación.

 Por Gustavo Veiga

En la vida de Claudia Espinoza Iturri, la viceministra de Políticas Comunicacionales de Bolivia, El Alto en su trayectoria periodística equivalió al llano. No es ésta una paradoja caprichosa. Su actividad comprometida junto a los movimientos sociales y los medios alternativos de aquella ciudad populosa le permitieron llegar al gobierno de Evo Morales el 8 de febrero de 2012. De paso por Argentina para promover los talleres y las ferias del Estado Plurinacional llamadas Comunicando el Cambio, dialogó con Página/12 sobre su gestión.

–Usted ha pronunciado públicamente la definición “Un nuevo país necesita un nuevo periodismo”. ¿Cuál es su significado?

–Con la constitución política del Estado que nos ha costado muchas luchas, muchas muertes y que incluye el derecho a la información como un hecho colectivo que no lo teníamos constitucionalizado, nace la necesidad de construir una nueva comunicación a la par de construir este nuevo país, que es la expresión de la plurinacionalidad, que es la inclusión de los excluidos de siempre y eso requiere también tener a la altura un periodismo que exprese ese proceso histórico-político revolucionario para nosotros. Cuando el presidente Evo Morales llegó al gobierno, nos encontramos con que uno de los sectores que no había cambiado en nada era el sector de la prensa. Mantiene todavía una visión muy conservadora que se traduce en un racismo, una discriminación, una exclusión, inclusive de lo que son las voces populares, los sujetos históricos de este momento y que en muchos casos no pueden expresarse.

–¿Cómo se construye en el día a día ese nuevo periodismo en la Bolivia de hoy?

–Los sectores sociales hoy están sumamente empoderados, porque son los que han hecho este proceso y lo construyen día a día junto con el presidente. Empoderarse de toda esta cantidad de reformas, de cambios que se están llevando adelante, es que también asuman la necesidad de tener ellos mismos la posibilidad de expresar su propia voz y, por lo tanto, crear sus propios medios de comunicación donde no tengan necesariamente los intermediarios de los grandes medios.

–¿De qué manera avanzan los cambios en la comunicación que ustedes se han planteado?

–No podemos separar lo jurídico, lo político y lo ideológico. Se hacen de una manera integral. Por ejemplo, es un hito para nosotros, tanto a nivel de gobierno como de la comunicación, que de la Constitución se desprenda una ley, la 045, contra el racismo y toda forma de discriminación. Por primera vez se incluye a los medios de comunicación en este catálogo donde se establece que toda la sociedad tiene que aprender a respetar un derecho fundamental, que es el derecho a la dignidad de las personas. Eso responde a un proceso histórico boliviano muy concreto. Pero a partir de ese momento, los medios hicieron movimientos en contra, aunque ya en estos años, sin necesidad de aplicar la ley con sus sanciones, adhirieron a una autorregulación más efectiva en ese sentido.

–¿El empoderamiento del que usted habla ha sido transversal a todas las regiones del país, desde El Alto a Santa Cruz de la Sierra?

–No es igual. Porque cada región tiene una formación histórica propia, diferentes diversidades, pueblos indígenas, sectores de clase media urbanos. Pero estamos viviendo algo que para nosotros es un logro: el hecho de que un millón de personas haya dejado la pobreza extrema y pase al espacio de clase media. Eso generó cambios internos a nivel de regiones. Podemos decir que hay un vuelco muy acelerado, más acelerado en estos últimos siete u ocho años que en las dos últimas décadas antes del presidente Evo Morales.

–¿En Bolivia no tienen ley específica de medios, pero sí un Ministerio de Comunicación?

–Tenemos un ministerio que regula las normas. Y eso es lo que estamos haciendo. Pero no existe una ley como en Argentina o Ecuador. Sí contamos con atribuciones dispersas en muchas normativas para fiscalizar los contenidos de los medios de comunicación. No hemos avanzado sobre cómo abordamos su propiedad. Es muy importante cuando digo que los sectores sociales están empoderados de este proceso porque son ellos los que ejercen ese control social sobre los medios. Sin ese control social, más que del gobierno o el Estado, no habría autorregulación. La censura social colectiva es lo que muchas veces ha frenado a los medios en su accionar racista, manipulador... lo que hemos propuesto es que sean los propios gremios que planteen una ley para el ámbito de la comunicación. Hay varias instituciones ligadas al sector, pero hasta la fecha no hemos podido y por tanto no es un tema en el que estemos avanzando.

–¿Cuál es la proporción que existe en su país de medios públicos y medios en manos del sector privado?

–Podríamos decir que estaríamos en un ocho a dos, para ponerlo en cifras. Un ocho que pertenece a un sector privado conservador y un dos que le atribuyo al sistema estatal –que se ha fortalecido mucho con la gestión del presidente Evo Morales– y a un sector de medios que se dicen aliados, y que son privados algunos o reciben apoyos del Estado, pero integran una comunicación enmarcada en lo que la Constitución política nos ha puesto como misión. Entonces, yo diría que es un ocho a dos todavía. Y por lo que decía hace un momento, no es el tema de que sean privados, sino el hecho de que estén vinculados todavía a sectores muy conservadores.

–¿Nos daría un ejemplo?

–En el periódico Página 7 hay una presencia de sectores conservadores totalmente antinacionales. No solamente cuestionan la política que está llevando adelante este gobierno respecto del derecho a una salida al mar, también lo hacen con las políticas de nacionalización de recursos naturales. Privilegian la voz de las transnacionales. No tienen la mínima capacidad de interpretar lo que son los intereses del pueblo boliviano. Mienten. Son varias las mentiras que nos hemos visto obligados a desmentir, a pedir derecho a réplica. Página 7 refleja la presencia de familias chilenas, directamente. La esposa de uno de los dueños es chilena y, además, es la que tiene los vínculos con diputados del sector conservador chileno.

–¿Podría explicarnos cómo se materializa el slogan Bolivia cambia, Evo cumple?

–Bolivia cambia, Evo cumple es el tipo de gestión que hace el presidente, que es una gestión pública reflejada en hechos concretos. El presidente de Bolivia entrega obras en diferentes lugares del país: tres, cuatro, en el mismo día, en diferentes regiones. Este slogan es de un programa de gobierno, mediante el cual tiene la posibilidad de hacer obras de manera directa, sin pasar por todo el sistema burocrático del Estado. Por eso se llama así, Bolivia cambia, Evo cumple.

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“Estamos viviendo algo que para nosotros es un logro: un millón de personas dejó la pobreza extrema.”
Imagen: Joaquín Salgero
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