EL MUNDO › PINTADAS, ESVáSTICAS E INSULTOS CONTRA LA COMUNIDAD JUDíA

El antisemitismo asalta Roma

En Italia, pero también en Alemania y Francia, el antisemitismo está ganando las calles, estimulado por la actual ofensiva israelí contra los palestinos en Gaza. Repudio a esas manifestaciones de toda la clase política.

 Por Elena Llorente

Desde Roma

No estamos en 1933, cuando en coincidencia con el ascenso al poder de Hitler en Alemania comenzó en Italia una insistente campaña antijudía. Tampoco se ha salido de una Primera Guerra Mundial que obligó a pagar un alto precio a la derrotada Alemania, impulsando, dicen los historiadores, el antisemitismo y ayudando al nacimiento del nazismo. Tal vez el único elemento común entre la década de 1930 y la actual es la grave crisis económica vivida por los pueblos europeos, que destruyó las esperanzas y confunde las ideas. Quizás así se pueda entender por qué en Italia, Francia, Bélgica, Alemania y Gran Bretaña, estimulado por el actual gravísimo conflicto entre israelíes y palestinos, el antisemitismo está ganando las calles. Esta semana, en Roma, decenas de pintadas antisemitas aparecieron en vidrieras y persianas de negocios de propietarios judíos. “Muerte a los judíos”, “Ana Frank contó mentiras”, “Fuera sionistas”, “Israel asesino” y muchos insultos más fueron acompañados con cruces esvásticas (símbolo nazi), cruces celtas (símbolo de la ultraderecha) y volantes pegados por todos lados. Roma no es una ciudad antijudía. Ni Italia lo es, pese a que haya, sobre todo en el norte, algunos movimientos abiertamente racistas, como la Liga Norte.

En casi todas las ciudades europeas donde se hicieron manifestaciones a favor de Palestina en estos días, hubo exabruptos y no faltaron slogans y frases antisemitas. En alguna ciudades como Toulouse, en Francia, hasta hubo una persona que intentó hacer un atentado. Las sinagogas fueron también centro de ataques más o menos graves. Ayer mismo, la policía alemana informó que tres personas lanzaron varios cócteles molotov a una sinagoga en la ciudad de Wuppertal. Para evitar más problemas, en Alemania se prohibieron las consignas antijudías en las manifestaciones. En Turín (norte de Italia) hubo una marcha a favor de los palestinos, pero no pasó a mayores.

Hace muchas décadas que en Roma, que cuenta con una numerosa comunidad judía, la más antigua de Europa, no ocurría una cosa similar. “Roma se ha despertado en el peor de los modos. Sus paredes han sido pintadas con decenas de carteles de estilo neonazi, de odio a los judíos. La mente corre a 1933, cuando algunas estrellas amarillas (N. de la R.: que identificaban a los judíos) fueron pegadas en el ingreso de los negocios de hebreos”, comentó el presidente de la Comunidad Judía de Roma, Riccardo Pacifici. “Hoy, Roma e Italia son distintas. Las instituciones están con nosotros en el respeto de los principios constitucionales. Pero tenemos que estar en guardia. Por eso hacemos un llamado al alcalde de Roma y al jefe de policía para que sean arrestados los culpables, con la esperanza, además, de que las actividades de prevención puedan limitar esta campaña de odio”, agregó. En otras declaraciones sobre los presuntos responsables de las pintadas, Pacifici precisó que “tienen una matriz y una firma bastante claras. Es el mundo de la extrema derecha, que trata de azuzar el fuego porque tiene todo por ganar en el caso de un eventual enfrentamiento entre el mundo hebreo y el islámico”, dijo a la prensa italiana.

La voz del mundo político italiano esta vez no se hizo esperar, tanto de parte de los progresistas como del centro derecha e incluso de los polémicos representantes del Movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo. “Las pintadas aparecidas en distintas áreas de la ciudad son una vergüenza y una ofensa para todos los romanos. Quiero expresar mi solidaridad a la comunidad judía. Roma quiere y debe ser la capital del diálogo y de la paz y no terreno de barbarie”, dijo el alcalde romano Ignazio Marino, del Partido Democrático. “Quiero expresar mi solidaridad a la comunidad judía por los graves hechos de intolerancia que han ensuciado nuestra capital”, dijo en un comunicado del ministro del Interior Angelino Alfano, del partido Nuevo Centro Derecha y ex correligionario de Silvio Berlusconi–. “A fin de individualizar lo antes posible a los responsables y limitar estos gestos despreciables, la policía prestará la máxima atención a fenómenos de esta naturaleza, que evocan el racismo antisemita y que sólo pueden provocar vergüenza”, añadió.

Según el portavoz de la embajada de Israel en Roma, Amit Zarouk, lo que ha sucedido en la capital italiana es la muestra de una “peligrosa forma de antisemitismo”. Se trata, dijo, de un “antisemitismo contemporáneo”, del que también acusó al diputado “grillino” Manlio Di Stefano, que pidió en la Cámara de Diputados que el gobierno italiano intervenga inmediatamente sobre el conflicto en Gaza, porque arriesga ser acusado de cómplice de la matanza. Di Stefano pidió que se retire el embajador italiano en Tel Aviv y que se interrumpan todos los contratos, incluso de armas, con aquel país, además de evaluar la posibilidad de presentar una denuncia contra Israel ante la Corte Internacional de La Haya, por crímenes contra la humanidad. La Justicia italiana, por su parte, ha comenzado ya una investigación recolectando todas las telecámaras de las calles donde aparecieron las pintadas para poder identificar a los responsables.

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Pintadas de esvásticas aparecieron en la casa Ana Frank y en negocios de propietarios judíos.
 
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