EL MUNDO › BUSH Y BLAIR INTENTAN BLOQUEAR INVESTIGACIONES INDEPENDIENTES SOBRE LAS ARMAS

Solamente sabemos que no sabíamos nada

“Quiero conocer los hechos, como todos los norteamericanos”, dijo George W. Bush ayer sobre las armas de Irak. Pero lo desea bastante menos que muchos demócratas y republicanos del Congreso, que –como sus colegas británicos– presionan por una investigación independiente.

Por Rupert Cornwell y Ben Russell*
Desde Washington y Londres

La administración Bush y Tony Blair se enfrentaban ayer a demandas cada vez mayores que reclaman investigaciones independientes potencialmente explosivas sobre la debacle de inteligencia por la aparentemente inexistencia de armas de destrucción masiva de Irak. La presión se intensificó esta semana con la contundente admisión por David Kay, el saliente jefe de inspectores de armas, que “estábamos equivocados casi todos” al creer que Saddam Hussein poseía armas químicas y biológicas. Downing Street hizo a un lado ayer los pedidos de una completa investigación independiente de la escalada hacia la guerra con Irak, mientras las encuestas señalaban que, pese al fallo judicial, un 51 por ciento de los británicos cree que Blair mintió antes de la guerra en Irak. Y la Casa Blanca también buscó evitar el tema.
Blair probablemente se enfrente a nuevas preguntas de los parlamentarios la semana que viene cuando se reúna con miembros del Comité de Enlace de la Cámara de los Comunes el martes, mientras que la inteligencia parlamentaria y el Comité de Seguridad estaban planeando examinar la información usada para ir a la guerra. Ayer, el ex canciller Robin Cook pidió a Blair que admitiera que la inteligencia estaba “totalmente equivocada”. Dijo: “Ahora que hasta la Casa Blanca admitió que pueden haber estado equivocados, es vergonzoso ver que nuestro gobierno todavía trata de negar la realidad. El juego terminó”. En Estados Unidos, no sólo Kay y los candidatos presidenciales demócratas sino algunos influyentes republicanos en el Congreso dicen que sólo una investigación total y no partidaria puede comprobar las respuestas. Sin embargo, para la Casa Blanca, tal investigación podría abrir una caja de Pandora en un año de elecciones. Por el momento, está obstruyendo ese camino, una táctica que en el corto plazo puede ser apoyada por el aparente rechazo de un ejercicio similar en Gran Bretaña por parte de Tony Blair, el principal aliado del presidente Bush en la guerra. “Quiero conocer los hechos, como todos los norteamericanos”, dijo Bush a los periodistas ayer, negándose a comprometerse en una investigación independiente. Pero esa demora puede ya no ser posible.
En una dura crítica a la CIA, Pat Roberts, el republicano de Kansas que preside el Comité de Inteligencia del senado, describió los hechos como un “tren descontrolado”. Algunos analistas pueden haber tratado de detener el tren, “pero siguió andando”. El resultado fue “un fracaso mundial de la inteligencia”. Para el senador John McCain, el rival de Bush por la nominación republicana de 2000 y fuerte defensor de ir a la guerra con Irak, es “inevitable que se nombre a una comisión de afuera para un tema de tal importancia”. El argumento en favor de una investigación independiente y desde afuera se ve fortalecido por la probabilidad de un empantanamiento en los paneles de inteligencia del Senado y la Cámara de Representantes que deben finalizar pronto sus borradores de informes sobre el fiasco de las armas de destrucción masiva. Roberts no dejó duda que el suyo sería altamente crítico.
Aún así, las minorías demócratas en los dos comités probablemente emitan informes discrepantes, afirmando que la Casa Blanca exageró deliberadamente las declaraciones sobre las armas de Saddam antes de la guerra, la acusación más embarazosa de todas contra Bush, mientras se prepara a hacer campaña resaltando su honestidad y experiencia en asuntos de política exterior. Una posible salida es culpar a George Tenet, el director de la CIA que fue nombrado por el presidente Clinton y que indicó que tiene intenciones de dejar sus funciones de todas maneras después de la elección, luego de siete años en el puesto. Hasta John Kerry, el candidato favorito, exigió que Tenet renunciara durante los debates de los candidatos el jueves en Carolina del Sur. Pero si se le pide, puede no irse silenciosamente. Muchos analistas de la CIA están enojados porque laagencia, cautelosa en sus afirmaciones sobre la amenaza prebélica de Irak, puede convertirse en el chivo expiatorio de lo que fue un fracaso político. También hay un intenso resentimiento sobre el modo en que la agente de campo de la CIA, Valerie Plame fue “expulsada” por la Casa Blanca, un aparente acto de mezquina venganza contra su marido, el ex diplomático Joe Wilson, después de que éste hubiera escrito públicamente sobre su misión a Africa refutando las afirmaciones de que Saddam había tratado de importar uranio. Esa acusación, sin embargo, estuvo presente en el discurso de Bush del Estado de la Unión de enero de 2003, menos de dos meses antes de la invasión. La Casa Blanca ha tratado que Tenet aceptara la responsabilidad, pero al final Rice tuvo que admitir que su Consejo de Seguridad Nacional también se había equivocado.

*De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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George W. Bush, con las espaldas bien guardadas por el vicepresidente Dick Cheney.
 
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