EL MUNDO › LOS ENVIADOS DE KOFI ANNAN RESPALDARON ELECCIONES DIRECTAS

Un tiro por la culata por vía de la ONU

Por Angeles Espinosa*
Desde Bagdad

“El ‘sayed’ insiste en que se celebren elecciones y lo apoyamos al ciento por ciento”, declaró ayer Lajdar Brahimi tras entrevistarse con el líder espiritual de los chiítas, Alí Hussein Sistani, en Nayaf. Brahimi, que encabeza la misión de la ONU para evaluar la viabilidad de convocar unos comicios legislativos en Irak antes del próximo 30 de junio, no dijo sin embargo cuándo podrían realizarse y subrayó la necesidad de que estén “bien preparados”. El ayatola Sistani encabeza las críticas al plan de EE.UU. para entregar el poder a un gobierno designado y pide que sea elegido. Su exigencia parece difícil de conjugar con la actual situación de inseguridad que se vive en el país.
Brahimi llegó a la residencia del líder religioso fuertemente escoltado. El diplomático argelino cubrió a pie los escasos 50 metros que hay desde la calle de Sadiq hasta la casa donde Sistani vive recluido desde hace al menos seis años y en cuyo piso inferior tiene sus oficinas. Tanto la estrecha callejuela del Mensajero como sus alrededores rebosaban de policías, miembros de la defensa civil y guardaespaldas iraquíes de la ONU. No en vano en las 48 horas anteriores a esta visita dos atentados causaron un centenar de muertos en Bagdad y Al Iskandariya. “Estamos de acuerdo con el ‘sayed’ en la necesidad de unas elecciones”, manifestó Brahimi utilizando el título que los chiítas dan a los descendientes de Mahoma. No obstante, el enviado de la ONU subrayó que “deberían prepararse bien y tener lugar en las mejores condiciones posibles, para que den el resultado que desean Sistani, el pueblo de Irak y Naciones Unidas”. De sus declaraciones no fue posible deducir si el gran ayatola había manifestado disposición a ser flexible respecto a la fecha de las elecciones. La oficina del líder religioso no hizo comentario alguno sobre la audiencia, que se prolongó durante dos horas.
Filtraciones difundidas en la prensa norteamericana han dado a entender en los últimos días que tanto la ONU como Washington estudian posponer el traspaso de poder para hacer posibles unos comicios previos. Tal eventualidad choca tanto con la insistencia de los miembros del Consejo de gobierno iraquí en mantener la fecha del 30 de junio como con el temor de los asesores del presidente George W. Bush a que un retraso pueda perjudicar las perspectivas electorales de éste. La opinión de la calle iraquí también se hizo oír ayer en Nayaf, la ciudad donde reside Sistani, a 160 kilómetros al sur de Bagdad.
“¡No a la designación, sí a las elecciones!”, coreaban centenares de personas congregadas en los alrededores de la casa del ayatola. “Sí, sí a Sistani”, repetían los habitantes de esta ciudad santa chiíta. Los chiítas representan el 60 por ciento de la población de Irak, de ahí que EE.UU. no quiera alienar a su líder religioso. Con su actitud de no confrontación, Sistani –que se ha negado a recibir a los dirigentes norteamericanos, incluido el administrador civil Paul Bremer– ha logrado que su comunidad colabore con la coalición que gobierna Irak desde el derribo del régimen de Saddam Hussein.
Sin embargo, otros sectores del país, tal vez con ayuda exterior, tratan de boicotear el proyecto democratizador impuesto por EE.UU. en Irak. En medios diplomáticos se asegura que el momento elegido para los últimos atentados, justo durante la visita de la misión de la ONU, trata de evidenciar que no se dan las condiciones necesarias para una convocatoria electoral. Washington ha previsto la selección de una asamblea nacional entre los notables de las 18 provincias del país para que designe al gobierno transitorio al que la Administración Provisional de la Coalición entregará el poder el próximo 30 de junio. Portavoces militares norteamericanos han advertido estos días que temen una intensificación de los atentados a medida que se aproxime esa fecha. Es precisamente esa falta de seguridad lo que aducen muchos iraquíes, en especial entre la comunidad sunnita, para oponerse a unas elecciones inmediatas. “La inestabilidad no se circunscribe a una zona determinada del país”, manifiesta a esta enviada Muzanna Harez al Dari, portavoz del Comité de Pensadores Religiosos Musulmanes (una organización religiosa sunnita con claras opiniones políticas). “Hay incidentes violentos en Mosul, en Kirkuk, en Bakuba, en Faluya, en Ramadi, en Bagdad, incluso en Arbil...”, denuncia. “Pero además, ¿cómo vamos a votar cuando nos encontramos bajo una ocupación militar?” La minoría sunnita ha gobernado Irak desde su independencia.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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