EL MUNDO

La resistencia dobla su apuesta

Rebeldes contra la ocupación de EE.UU. en Irak atacaron y tomaron por primera vez ayer una sede policial y otra militar. Hubo 27 muertos.

Por Justin Huggler *
Desde Faluja

En un golpe devastador a la ocupación norteamericana en Irak, rebeldes atacaron exitosamente ayer la sede central de la policía iraquí en la ciudad de Faluja, entrando a los tiros y matando al menos a 27 personas e hiriendo a 30. Los guerrilleros, armados con ametralladoras pesadas y cohetes, también lograron tomar el control de la guarnición de local del ejército iraquí.
Las fuerzas norteamericanas no pudieron llegar a tiempo a la escena y se vieron imposibilitadas de intervenir, mientras que las fuerzas de seguridad iraquíes recientemente creadas quedaron rápidamente fuera de juego. Unos 75 prisioneros lograron escapar durante el ataque. Un oficial de la policía iraquí relató ayer cómo los atacantes se movían de oficina en oficina de la sede de la policía, acribillando a policías indefensos y matando a los heridos. Sostuvo que había sobrevivido gracias a que logró patear lejos de sí una granada que los rebeldes le habían arrojado.
Cuatro de los atacantes murieron en la batalla. La policía iraquí dijo que creía que tres de ellos eran militantes extranjeros, porque llevaban encima pasaportes extranjeros, pero que el cuarto llevaba una tarjeta de identidad iraquí de Bagdad. Pero fue imposible confirmar estas afirmaciones. La base militar iraquí atacada ayer es la misma en que el general John Abizaid, el general de más alto rango norteamericano en Irak, salvó su vida por poco más de dos días antes en un ataque con lanza granadas misilísticas. El ataque de ayer coronó una semana terrible para la ocupación, en la que al menos 100 iraquíes murieron en dos atentados suicidas dirigidos a nuevos reclutas militares y de la policía.
Fue una muestra de poder devastadora por los rebeldes. Ahora han superado los coches bomba. Tienen la capacidad de luchar cabeza a cabeza con las fuerzas de seguridad iraquíes entrenadas por los norteamericanos y capturar sus bases. Estas son las fuerzas a las que los norteamericanos planeaban dejar encargadas de la seguridad cuando se haga el traspaso del poder político a un gobierno iraquí interino el 30 de junio. En realidad, no había fuerzas norteamericanas en Faluja cuando ocurrió el ataque ayer, porque EE.UU. ha estado intentando retirar sus tropas de las zonas de peligro, entregando a los iraquíes la seguridad cotidiana.
Después del ataque de ayer surgirán más dudas sobre si EE.U. podrá llevar a cabo el traspaso de poder el 30 de junio y retirar sus tropas tan fácilmente de la complicada situación iraquí. Faluja era ayer un lugar lleno de nerviosismo, cuyos furiosos residentes recorrían las calles Kalashnikovs en mano. Cerca del lugar del ataque, en un complejo edilicio que alberga a la policía local, las FF.AA. y a la oficina del alcalde, uno de los sobrevivientes, perteneciente a la policía iraquí, relató lo que había ocurrido. Se identificó solamente como el teniente Karim.
Alrededor de las 8.30, dijo, la sede de la policía fue atacada de súbito. Atrapados dentro de sus oficinas, los policías tenían poca idea de lo que estaba ocurriendo, pero podían escuchar los tiroteos a todo su alrededor. Después de 15 minutos, los atacantes lograron tomar el control de la sede. Empezaron a matar a los oficiales que estaban adentro y a arrojar granadas de mano dentro de cada oficina.
El teniente Karim y un colega corrieron. Mientras huían, los atacantes les arrojaron una granada, pero para su suerte aterrizó justo delante del pie del teniente Karim y él logró patearla antes de que detonara. El teniente y su colega lograron escapar. Los prisioneros –delincuentes comunes que no habían sido detenidos por causas de seguridad, según la policía– lograron salir de sus celdas.
Un segundo grupo de guerrilleros también rodeó la base y abrió fuego con poderosas armas automáticas y lanzagranadas misilísticos. Aunque no hubo caídos entre los soldados iraquíes, pareciera ser que fueron controlados rápidamente y resultaron impotentes para prestar ayuda.
El ataque fue la culminación de una serie de golpes a las nuevas fuerzas de seguridad iraquíes esta semana, después de que coches bomba tuvieran por objetivo a los nuevos reclutas de la policía y del ejército el martes y el miércoles, matando a por lo menos 100 personas. Un comunicado recientemente emitido en Faluja y firmado por varios grupos de resistencia sunnitas advertía a los iraquíes que no trabajaran con las fuerzas norteamericanas o se arriesgarían a ser atacados como “colaboradores”. Faluja, la ciudad sunnita donde comenzó gran parte de la resistencia a la ocupación norteamericana, simboliza, para muchos iraquíes, esa resistencia.
Mientras que las personas con que habló este diario se mostraban orgullosas por el ataque del jueves al general Abizaid –un hombre decía, por ejemplo: “Si lo hubieran matado, sería una humillación para George Bush”–, no parecían tan seguras respecto al ataque de ayer. Esta ambivalencia parece originarse en la creencia generalizada de que fue un ataque perpetrado por extranjeros, y no por la resistencia de Faluja. EE.UU. divulgó esta semana lo que dijo que era una carta de un militante extranjero en Irak a los líderes de Al-Qaida, y sostuvo que es prueba de que militantes extranjeros están detrás de la campaña de ataques suicidas. El teniente Karim aseguró que los documentos de identidad que se encontraron en los cuatro rebeldes muertos en la escena de ayer confirmaron que tres eran del Líbano, Egipto y, sorprendemente, de Irán. Dijo que un documento encontrado en el cuarto demostraba que era un iraquí proveniente del distrito de Kadhamiya en Bagdad. Eso sería sorprendente, dado que Kadhamiya es un districto predominantemente chíita, y hasta ahora no ha habido resistencia chiíta. En realidad, el deseo por culpabilizar a los chiítas podría provenir de prejuicios locales de una ciudad sunnita. Otros informes hablaron de dos líbaneses y dos kuwaitíes.
Si las afirmaciones que establecen que tres de los atacantes de ayer eran extranjeros son verdaderas –y ayer estaban lejos de ser confirmadas– sería la primera prueba fehaciente que da sustento a las afirmaciones norteamericanas de que militantes extranjeros están por detrás de gran parte de la insurgencia. Pero nadie duda de que hay una resistencia altamente desarrollada propiamente iraquí y que podría estar involucrada en los ataques de ayer. Fue en Faluja donde comenzó mucha de la resistencia a la ocupación, y fue en Faluja donde ayer comenzó una nueva fase en la que los insurgentes han llevado sus ataques a un nuevo estadío. El temor ahora es que vaya a haber más ataques como los de ayer, y nadie sabe dónde podrá ser el próximo.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Ximena Federman.

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