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Irak, un lugar peligroso para todo el que entre en la oleada violenta

En coincidencia con el arribo de una delegación iraní a Irak fue asesinado un diplomático iraní en Bagdad. Además, fueron liberados los tres civiles japoneses, cautivos desde hace días. Estados Unidos enviará más tropas.

Por Angeles Espinosa *
Desde Bagdad

Un diplomático iraní fue asesinado en Bagdad pocas horas después de que llegara al país una delegación de la Cancillería iraní para mediar en la revuelta chiíta. Por otra parte, tras la ejecución de uno de los cuatro rehenes italianos, ayer quedaron en libertad los tres japoneses secuestrados el jueves de la semana pasada. La liberación fue registrada por las cámaras del canal árabe de noticias Al Jazeera. Ante la ola de violencia, Estados Unidos extiende la misión de 20 mil soldados y aumentará el número de tropas en ese país.
Irak no es sólo un lugar peligroso para los occidentales sino para cualquiera que interfiera en la lucha por el poder entre la resistencia y la ocupación, y dentro de la resistencia misma. Así lo probó ayer el asesinato de un diplomático iraní en Bagdad, apenas 24 horas después de que una delegación de su país llegara a esta capital para mediar ante el líder radical chiíta Muqtada al Sadr. El asesinado es Jalil Naimi, primer secretario de la embajada iraní en Irak. Naimi, un hombre de unos 45 años, muy educado y con un inglés exquisito, fue tiroteado por unos desconocidos cuando regresaba de la plegaria de mediodía en la calle Veintiocho de Abril, muy cerca de la sede de la legación diplomática, una imponente villa situada en la orilla occidental del Tigris. “No había nadie más en la calle; estamos convencidos de que iban por él”, declaró un funcionario de la embajada.
“Probablemente está relacionado con nuestra visita”, admitió Hussein Sadequi, el jefe de la delegación iraní. Sadequi, que es titular de la Dirección General del Golfo Pérsico en el Ministerio de Relaciones Exteriores iraní, llegó a Bagdad el miércoles, después de que EE.UU. solicitara indirectamente su mediación. Irán, con un 98 por ciento de población chiíta, es el único país en el que ha triunfado una revolución islámica. El gobierno de Teherán ha dejado claro que desea que Muqtada al Sadr “encuentre un lugar” en la vida pública iraquí. Aunque el clérigo rebelde siempre se ha mostrado crítico de la intromisión de Irán en los asuntos internos iraquíes, mantiene buenas relaciones con su máximo líder, Alí Jamenei, y desde la caída ha viajado en varias ocasiones a Irán, donde se hallan su mujer y su madre.
El jefe de la fuerza angloamericana, el general norteamericano Ricardo Sánchez, reiteró ayer que no descarta el uso de la fuerza para detener a Al Sadr. “A todas las familias de Bagdad. No salgan a la calle, porque el fuego de la resistencia va a trasladarse a la capital”, advierten desde el miércoles por la noche unos volantes distribuidos en los semáforos, e incluso casa por casa en algunos barrios. Los firman las Brigadas de los Muyahidin y resulta imposible verificar su autenticidad.
Las señales que envían los secuestradores de extranjeros en Irak son contradictorias. Los tres japoneses secuestrados la semana pasada fueron liberados y entregados al Comité de los Ulemas, la más alta institución sunnita de Irak, lo cual fue transmitido en directo por la cadena de televisión Al Jazeera. El secretario general del Comité, Harez Suleiman al Dari, reiteró ayer su petición para que se libere a todos los retenidos, pero precisó que el caso de los italianos es “muy complicado” (ver página 21). “Recibí una llamada en la que los secuestradores me expresaban su deseo de entregar a los rehenes cerca de la mezquita”, explicó el jeque Abdelsalam al baisy, del Comité de los Ulemas, antes de asegurar que no sabía “exactamente desde dónde habían hecho la llamada”. Sólo que en esta ocasión no acudieron a entregar a los rehenes a la mezquita de Umm al Qora. “Tenían miedo de que pudieran detenerlos los norteamericanos, así que quedamos en la de Hamud Diab al baisy”, añadió en referencia a la mezquita del barrio de Al Ameriya donde dirige las plegarias del viernes.Y allí aparecieron unos hombres acompañando a los rehenes japoneses que, según las imágenes del canal qatarí, parecían en buen estado físico, aunque Nahoko Takato, la única mujer de la que se tiene noticia que haya sido secuestrada, rompió a llorar.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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El cuerpo de Jalil Naimi, el diplomático iraní muerto en Bagdad por asaltantes desconocidos.
 
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