EL MUNDO › AMBOS CANDIDATOS VIAJARON A
CONTRARRELOJ A LOS CINCO ESTADOS MAS DISPUTADOS

Estados Unidos vota por o contra Bush

Hoy se celebran los comicios en Estados Unidos entre los técnicamente empatados George W. Bush y John Kerry. En Florida, un ejército de voluntarios está para controlar que suceda sin fraude. En estas páginas, análisis y testimonios en una elección diferente.

 Por Eduardo Febbro

Florida, Ohio, Iowa, Nuevo México y Wisconsin, los Estados Unidos acuden hoy a las urnas con esos cinco estados en una situación ambivalente y, en casi todos, con la amenaza de que el enredo del año 2000 vuelva a producirse. En vísperas de una consulta que se perfila como una de las más controvertidas y disputadas de la historia política norteamericana, el presidente George W. Bush y su rival demócrata lanzaron las últimas fuerzas en la batalla a través de los llamados “swing states”, los estados en la cuerda floja que pueden renovar la presencia o cambiar el inquilino de la Casa Blanca. Para ambos candidatos, cada hora y cada región cuentan. Bush emprendió una última gira maratón de 20 horas a través de seis estados, en su mayoría situados en el medio oeste y el oeste: Ohio, Pennsylvania, Wisconsin, Iowa, Nuevo México y Texas. Por su parte, menos trepidante, el candidato demócrata John Kerry se concentró en el llamado “corazón de los Estados Unidos” y los swing states como Minesota, Iowa y Florida. En una campaña dominada por la guerra de Irak y la lucha contra el terrorismo, los dos candidatos insistieron en sus temas tradicionales: Bush acusó a Kerry de ser un incompetente que cambia de opinión todo el tiempo y Kerry recalcó que la hora del cambio había llegado.
En Ohio, donde se perdieron casi 250 mil puestos de trabajo durante la administración Bush, el presidente saliente defendió el balance de su acción gubernamental. “Sé que la economía del estado no es buena, pero avanzamos en la buena dirección”, dijo Bush. Jugando la eterna carta del miedo, el presidente recalcó que su adversario iba a “aumentar las tasas que pesan sobre las familias y los pequeños comerciantes”. Menos punzante que Bush, Kerry, en Orlando, llamó a la responsabilidad de los votantes recordando que “el mundo tiene los ojos puestos en lo que ustedes van a hacer”. El aspirante demócrata descartó ayer la posibilidad de que la publicación de los resultados se vea demorada y manifestó su confianza en que la población conozca el nombre del nuevo presidente “desde el martes (hoy) por la noche”. Kerry apostó por una “participación” record y reiteró estar convencido de que los estadounidenses no quieren que se “repita lo que ocurrió en 2000”.
Optimista y lírico, el compañero de fórmula de Kerry, John Edwards, lanzó un “el sueño norteamericano está en las urnas”. Sin embargo, si se analiza la configuración electoral de los estados con problemas, nada garantiza que hoy por la noche Estados Unidos tenga un nuevo presidente electo. En Florida, por ejemplo, a pesar de que se adoptó una reforma de los procedimientos para votar luego del cataclismo del 2000, el estado sigue sujeto a múltiples controversias. Los abogados, que ya son legión en el estado, pueden elevar recursos judiciales a causa del material defectuoso, las reglas de inscripción en las listas electorales, las horas de funcionamiento de las oficinas de voto o, peor aún, la introducción de los llamados “formularios provisorios”.
Con todo, al revés que en el 2000, Florida cuenta hoy con una ley que autoriza el recuento de los votos aplicable automáticamente si la diferencia entre los dos candidatos es menor al 0,5%. En Ohio (20 grandes electores), el “swing state” más disputado junto a Florida (27), los problemas judiciales ya comenzaron. Los republicanos pusieron en tela de juicio la validez de miles de electores inscriptos de los que consideran que sus direcciones son falsas. Para colmo de la controversia, está en curso una querella judicial para impedir la presencia de los militantes de los partidos políticos que, en el momento del voto, podrían poner en tela de juicio el derecho a votar de ciertas personas. En Iowa se plantea un esquema similar, mientras que en Nuevo México existe un litigio acerca de las reglas de inscripción de los nuevos electores, entre los cuales, desde luego, figura un elevado número de hispánicos que lo hacen por primera vez. Por último, en Wisconsin, la Justicia interviene para “revisar” las leyes demasiado “ligeras” que autorizan el voto por correspondencia y la manera en que los electores pueden inscribirse. Nuevo México es el único estado que autoriza la inscripción el mismo día de la consulta.
Se calcula que hoy poco más de 100 millones de ciudadanos irán a las urnas. Las abstenciones y los indecisos formaban ayer el arco de la incógnita de la elección. Los últimos sondeos divulgados en el país revelan que el presidente saliente perdió en los últimos días parte de la confianza de los ciudadanos en lo que atañe al terrorismo y la guerra en Irak. Estos son los primeros estudios de opinión que se realizan luego de la curiosa reaparición de millonario saudita Osama bin Laden, quien en un video dijo que la seguridad de los Estados Unidos no dependía ni de John Kerry ni de Bush. El Instituto Gallup alega que, en el curso de la última semana, Kerry recuperó la desventaja que tenía en lo que atañe a su capacidad de solucionar el pantano iraquí o a enfrentar con eficacia la lucha contra el terrorismo. Si se analiza en su conjunto, la tendencia global de los sondeos le otorga la victoria al presidente republicano, incluso si las diferencias siguen siendo míninas, entre uno y 4 puntos, es decir, por debajo del famoso margen de error de los sondeos.
Robert Thompson, un universitario especialista de la cultura popular, estimó ayer que esta jornada electoral sería “extremadamente pasional”. Pasional y “acto consciente”, según afirma otro analista, David Leege. Para este profesor en Ciencias Políticas, los norteamericanos tienen hoy una “conciencia que no tenían en el 2000. Los atentados del 11 de septiembre y la guerra en Irak les han dado un sentido de la ubicuidad temporal y de los desafíos que se desprenden de una elección”.
Andrew Kohut, director del instituto de sondeos Pew Research Center, pone de relieve el hecho de que, por primera vez desde la guerra de Vietnam, la política exterior de los Estados Unidos y la seguridad nacional ganaron en importancia frente a los temas económicos. Kohut también constata que “los grandes interrogantes políticos que surgieron en estos cuatro años acentuaron las diferencias entre quienes se sienten demócratas o republicanos”. Los norteamericanos se han reintroducido en la política de la mano de los atentados y de la guerra. En este contexto, Robert Thompson destaca que, curiosamente, fueron los programas de debates televisivos los que batieron todos los records de audiencia, superando incluso a las series más taquilleras. Estas primeras elecciones presidenciales luego del 11 de septiembre se llevan a cabo en un marcado contexto de antagonismos y con un panorama en el que los sondeos de opinión presentan un frente borroso. El único sondeo válido, si no hay fraude, es el de hoy.

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George Bush con su mujer Laura (der.) en Ohio; su rival demócrata, John Kerry, haciendo campaña en Wisconsin.
 
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