EL MUNDO › EL 7-J HABRIAN USADO BOMBAS CASERAS, ACTIVADAS CON CELULARES

Máxima seguridad de jueves en Londres

Por Marcelo Justo
Desde Londres

A dos semanas de los atentados del 21 y a cuatro de los del 7 de julio, unos seis mil policías de uniforme y civil patrullaron las calles de Londres en un impresionante despliegue de fuerza. A media mañana el video de Ayman Al Zawahiri, lugarteniente de Osama bin Laden, advirtiendo que habría nuevos atentados sobre la capital inglesa, sirvió de confirmación adicional sobre la necesidad del operativo policial.
Conscientes de la inclinación del extremismo islámico por las fechas simbólicas, los jueves se han convertido en el día de alerta máxima de la semana inglesa. En escenas que empiezan a volverse familiares en una ciudad que no conocía las armas, los policías patrullaron ayer las calles y los medios de transporte pertrechados con ametralladoras Heckler y pistolas Glock 17. En los vagones y autobuses, policías de civil se mezclaban con la multitud para identificar y neutralizar posibles atacantes suicidas.
En esta ciudad agobiada por el fantasma de un nuevo atentado, hubo un hecho alentador. El tramo de la línea Piccadilly, que permanecía cerrado por los atentados del 7 de julio, fue reabierto al público. En ese ataque, ocurrido entre las estaciones de King’s Cross y Russel Square, murieron 26 personas, casi la mitad del total de 56 víctimas fatales. Con esta reapertura se normaliza el transporte público, aunque las cosas no vuelvan a ser como antes de los atentados.
Igualmente significativo fue el hecho de que ayer compareciera por primera vez ante la Justicia británica un sospechoso de los atentados del mes pasado. Bajo la ley antiterrorista, Ismael Abdurahman fue acusado de no haber informado sobre el paradero de Hussain Osman, que permanece detenido en Roma por el atentado en la estación de Sheperd’s Bush el 21 de julio. La abogada de Abdurahman, Ann Faul, dijo que no tenía “ningún tipo de vínculo con el terrorismo”.
Mientras tanto, surgieron nuevos datos sobre los dos atentados. Una vez más la información llegó del extranjero y no de Gran Bretaña, donde las autoridades guardan un fuerte hermetismo en torno de la investigación. Según el comisario de la policía de Nueva York, Raymond Kelly, el material utilizado en los atentados del 7 de julio eran lejía y otros productos de uso común que fueron almacenados en un refrigerador de uso industrial en Leeds, la ciudad al norte de Inglaterra donde vivían tres de los cuatro responsables de los atentados. “Al principio se pensó que era material militar de alta calidad contrabandeado al Reino Unido. No fue así. Parecería que los terroristas obtuvieron el material en una tienda común y corriente”, dijo Kelly. El comisario de la policía de Nueva York indicó que las autoridades británicas no estaban aún seguras si se había utilizado el mismo tipo de material en los atentados del 21-J.
Según Raymond Kelly, las bombas habían sido probablemente activadas por medio de teléfonos móviles. Es decir, el mismo método utilizado el 11-M. De verificarse esta hipótesis, arrojaría dudas sobre una de las principales líneas de la investigación del 7 de julio: que los cuatro responsables eran atacantes suicidas. Esta hipótesis siempre tuvo varias lagunas, razón por la cual la policía británica nunca la dio por hecho. En primer lugar los cuatro tenían pasajes de ida y vuelta. Ninguno dejó un mensaje para explicar su acción, como suelen hacer los atacantes suicidas. Los cuatro llevaban todo tipo de documentos que permitió su posterior identificación y dejaron explosivos en dos autos estacionados en Lutton, al norte de Londres.

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Seis mil policías patrullan las calles y el subte de la ciudad.
 
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