EL MUNDO › FUERTE OFENSIVA DE EE.UU. EN UN BASTION DE LA RESISTENCIA IRAQUI

La Constitución se escribe con sangre

Por Patrick Cockburn *
Desde Bagdad

Unas 1000 tropas estadounidenses, respaldadas por helicópteros, lanzaron ayer una nueva ofensiva en una de las cuatro provincias iraquíes que se espera que jueguen un papel clave en el referéndum constitucional que tendrá lugar a fin de mes. El ataque fue en Sedea, una población a orillas del Eufrates a 12 kilómetros de Siria. De acuerdo con militares estadounidenses, había sido tomada por Al Qaida en Irak, el grupo encabezado por Abu Musab al Zarqawi, y estaba siendo usada como base para combatientes extranjeros que ingresaban desde Siria.
Columnas de humo ascendían desde Sedea después de los ataques aéreos. Un corresponsal de CNN con las tropas dijo que estaban en batalla. Helicópteros dispararon en el camino contra tres vehículos sospechosos, dos de ellos transportando atacantes suicidas y el tercero cargado de armas, según CNN. La población está en Anbar, una vasta provincia casi exclusivamente sunnita que se extiende desde el oeste de Bagdad hasta Siria. Tropas estadounidenses e iraquíes habían estado preparándose para estallidos de violencia en Anbar y otras tres provincias sunnitas donde se decidirá el futuro de la Constitución en un referéndum el 15 de octubre.
“Es muy simple –dijo Saad, un chiíta de Baba, la capital de la provincia de Diyala–. Aquí los sunnitas apoyan a los insurgentes y los chiítas apoyan al gobierno. Si esto sigue, habrá guerra civil y ríos de sangre.” Ya la Constitución está profundizando la hostilidad entre las comunidades. Los minoritarios sunnitas contemplan la nueva descentralización federal del poder como el fin de un Estado unido en Irak. Los mayoritarios kurdos y los chiítas diseñaron la Constitución de modo que por primera vez puedan tener poder.
Para bloquear la Constitución, los sunnitas necesitan ganar dos tercios de los votos emitidos en tres de las 18 provincias de Irak. Hay sólo cuatro provincias –Anbar, Nineveh, Salahudin y Diyala– donde ellos son mayoría, pero incluso en ellas no tienen el camino despejado.
En Mosul, capital de la provincia de Nineveh y la ciudad sunnita más grande, Abu Younis, dueño de un taller de reparaciones de autos, era pesimista sobre la posibilidad de que los sunnitas bloquearan el referéndum. Sostuvo: “Hay dos razones por las que vamos a fracasar. No estamos unidos todos para decir no y los chiítas sí lo están. También (el Gran Ayatolá Alí) al Sistani les ha dicho que voten por la Constitución y así lo harán”. Este es probablemente un diagnóstico certero para las otras tres provincias. Unicamente en Anbar es probable que una mayoría de dos tercios vote en contra. En otras partes los sunnitas no votarán porque acatarán el llamado a un boicot por Al Zarqawi o porque pensarán que es demasiado peligroso hacerlo.
El gobierno iraquí se da ánimos con la creencia de que si los sunnitas votan eso mostrará su participación en el proceso político, al contrario que en las elecciones de enero, cuando sabotearon los comicios. Pero si los sunnitas fracasan en detener la Constitución, pese a votar, esto puede alienarlos más y fortalecer la insurgencia.
Hay otras razones por las que la participación sunnita puede ser baja. Los ejércitos de EE.UU. y de Irak acaban de capturar la ciudad mayormente sunnita-turcomana de Tal Afar, al oeste de Mosul. “Los americanos están atacando todas las ciudades sunnitas como Faluja, Ramadi, Baba, Samarra y Tikrit, de modo que ¿cómo puede votar la gente?”, dijo Abu Younis. También hay minorías importantes de kurdos, cristianos y otras sectas en Mosul. No se sabe exactamente cuántos kurdos hay, y los kurdos afirman que su cantidad ha sido reducida artificialmente como resultado de limpiezas étnicas en la época de Saddam Hussein. Los sunnitas afirman que en las elecciones de enero funcionarios kurdos compensaron este déficit rellenando de votos falsos las urnas en la provincia de Nineveh, donde tienen el poder.
Nadie conoce las proporciones exactas entre las distintas comunidades en Irak. Pero la mejor chance de que los sunnitas bloqueen el voto puede haber sido perdida por obra de los devastadores ataques con coches bomba contra civiles chiítas. Moqtada al Sadr, el líder religioso-nacionalista chiíta, ha mostrado poco entusiasmo por la Constitución pero, con sus chiítas bajo fuego, es improbable que pueda formar una alianza electoral con los sunnitas. Y, en cualquier caso, su base de apoyo está principalmente en Bagdad, y no en las provincias sunnitas.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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