EL MUNDO › JEAN-MARIE LE PEN, COMPLICADO POR UNA DENUNCIA EN PLENA CAMPAÑA

Xenófobo, fascista y torturador

A seis días de los comicios legislativos en Francia, el diario “Le Monde” publicó nuevas revelaciones sobre el papel, ya documentado, del líder xenófobo Jean-Marie Le Pen como torturador en la guerra de Argelia, a fines de los '50.

Página/12, en Francia
Por Eduardo Febbro
Desde París

Ahondando las revelaciones ya aparecidas en años anteriores sobre el pasado del líder de la extrema derecha francesa, Jean-Marie Le Pen, el vespertino liberal Le Monde aportó nuevas pruebas sobre el papel que el jefe del Frente Nacional desempeñó durante la guerra de Argelia. En el momento más agudo de la guerra entre los independentistas argelinos del FLN y el ejército francés (enero a marzo de 1957), Le Pen era teniente del primer regimiento extranjero de paracaidistas basado en Argel. El patrón de la extrema derecha francesa llevó a cabo “varias misiones especiales de espionaje” y otras actividades ligadas al cuerpo al que pertenecía. La prensa nacional ya había dado cuenta de las acusaciones de torturador que pesaban sobre Le Pen pero, en su última edición, Le Monde agrega varios testimonios inéditos y precisos recogidos en Argelia que demuestran hasta qué punto el candidato presidencial estuvo comprometido con las prácticas más ilícitas que puedan imaginarse.
Los relatos del diario francés son espeluznantes. Según Le Monde, la “noche del 2 al 3 de febrero de 1957” fue una de esas donde se sobrepasaron todos los límites de la violencia a raíz de lo que las víctimas describen como “la tortura a domicilio” practicada por Le Pen. Los hechos narrados por el diario provienen de varios testimonios que describen el mismo escenario y la misma situación, es decir, el sexto día de la llamada “guerra de los ocho días” lanzada por el FLN argelino a fin de “probar” sus fuerzas en Argel. Abdelkader Ammour tiene hoy 64 años pero no ha olvidado: “Tenía 19 en aquel entonces y, aunque formaba parte del FLN, no asumía responsabilidades en el seno del Frente de Liberación Nacional. La noche del 2 de febrero de 1957, una veintena de hombres al mando de Le Pen entraron en la casa de mi familia”. El testigo asegura que Le Pen se hacia llamar “Marco” y que fue interrogado por el dirigente francés y otros tres hombres en una habitación de la casa. Ammour cuenta que lo desnudaron, le ataron las manos a la espalda y que luego los hombres del comando enchufaron el cable de la picana eléctrica: “Gritaba de dolor, pero los hombres fueron a buscar agua al baño, me pusieron un trapo sobre la boca y me la hicieron tragar por la fuerza. Le Pen estaba sentado encima de mí, era él quien sostenía el trapo mientras que otro vertía el agua. Yo lo escuchaba decir ‘Vamos, vamos, no te detengas’”.
A dos pasos de la casa de Abdelkader Ammour, la familia Merouanne soportó los mismos tratos. Una vez que “el equipo” de Le Pen torturó a Ammour y violó a las mujeres de la casa, se dirigió hasta el número 33 de la Rue N’Fissa. A sus 66 años, Mustafá Merouane se acuerda de cada detalle, sobre todo porque es uno de los escasos sobrevivientes de una familia diseminada por la guerra. Mustafá contaba apenas 18 años cuando el comando de paracaidistas irrumpió en su casa: “Vinieron buscando armas”, afirma el testigo citado por Le Monde antes de detallar las torturas soportadas: “Me llevaron hasta una casa vecina, me desvistieron y me ataron sobre una cama metálica sin colchón. El que accionaba el interruptor de la picana eléctrica era Le Pen. También fue él quien ordenó que me arrojaran agua sobre el cuerpo antes de seguir con las descargas eléctricas”. Mustafá completa su relato afirmando que, al amanecer, un grupo de civiles vino a la casa a arrestarlo a él y a su padre. “Nos llevaron a Fort L’Empereur (el cuartel de Argel), donde Le Pen me volvió a torturar, a mí y a mi padre.”
Mohamed Amara pasó por suplicios idénticos. Su versión confirma y amplia las dos precedentes. Según Amara, la mayoría de sus compañeros de cárcelen Fort L’Empereur “fueron torturados por Le Pen”, con picana eléctrica, agua y con un “soplete”. Mohamed Abdella oui completa las descripciones de los horrores sufridos durante la guerra de independencia y aporta nuevos elementos sobre la implicación de Le Pen en la tortura de los militantes independentistas. Abdella oui fue detenido y conducido a Fort L’Empereur, donde se encontró con el ya conocido general torturador Paul Aussaresses y con el “teniente” Le Pen. Abdella oui fue llevado a la oficina de las torturas, “una habitación repleta de cables y una bolsa de tela mojada colgada de la pared”. Mohamed Abdella oui asegura que Le Pen “tenía un objeto en la mano con el que me pegaba todo el tiempo”. El militante del FLN concluye su relato precisando que en las “sesiones” participaban tanto Le Pen como el general Aussaresses. “Le Pen me puso un trapo en la boca” mientras que Aussaresses volcaba el agua sobre el trapo: “el agua entraba en mi boca a borbotones. Me ahogaba y mi estómago se volvió enorme. Le Pen se paró encima mío. El agua me salía por la boca y la nariz”. Si Mohamed Abdella oui se decidió a hablar recién ahora es, afirma, “en memoria de mis camaradas torturados, asesinados o quemados por Le Pen”.
Confrontado a estas revelaciones, Jean-Marie Le Pen negó la veracidad de los testimonios y anunció que presentaría una querella contra el diario Le Monde. Sin embargo, el vespertino francés no hace más que “ampliar” con testimonios inéditos lo que los historiadores e investigadores ya habían divulgado sobre el pasado de un hombre político por el que vota más del 15 por ciento del electorado francés. Por un lado, la memoria permite restituir el alcance de un crimen. Por el otro, la mala memoria legitima lo innombrable.

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El jefe del Frente Nacional, Jean-Marie Le Pen, dijo ayer que demandará a Le Monde por sus denuncias.
 
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