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Gordon Brown es el nuevo líder del Partido Laborista británico

Tres días antes de asumir el cargo de primer ministro, Brown fue coronado como líder de su partido. El sucesor de Tony Blair prometió reformas en educación, vivienda y salud.

Gordon Brown llamó a comenzar una nueva era política al ser designado ayer líder del Partido Laborista en una conferencia extraordinaria en Manchester. En su discurso de triunfo, Brown declaró que el laborismo será el partido del cambio e indicó que se harán reformas en áreas fundamentales de la política. Blair siguió el discurso en la audiencia como el líder saliente. Todavía Brown tendrá que esperar hasta la tarde del miércoles para asumir el cargo de primer ministro. Pasará estos dos días deliberando sobre su nuevo gabinete.

Brown, de 56 años y ministro de Finanzas desde hace diez, era el único candidato a líder del laborismo, ocupado desde julio de 1994 por Tony Blair. La hasta ahora secretaria de Estado para la Justicia, Harriet Harman, fue nombrada número dos del partido. Durante su campaña, Harman subrayó la importancia de la presencia de una mujer en la cúpula partidaria. El simbolismo de su elección señaló el ánimo de la conferencia. La victoria de Harman fue bienvenida por la mayoría de los aliados de Brown, que abiertamente la respaldaron. En su alocución, Brown señaló que una mujer del sudeste de Inglaterra está bien ubicada para enfrentar y articular los desafíos venideros. La mención del sudeste no fue casual: es la región donde el laborismo ha perdido más simpatizantes.

En su discurso, Brown habló repetidas veces sobre la necesidad de cambio. Brown siguió el consejo de Clinton: “El laborismo ganará otra vez si es el agente del cambio”. El ex ministro de Finanzas prometió aprender de las lecciones recibidas en Irak e insistió en la necesidad de una “respuesta multilateral fuerte” con Europa y Estados Unidos para hacer frente a los desafíos de la seguridad. En Irak, Afganistán y Medio Oriente “respetaremos nuestras obligaciones internacionales”, dijo Brown, quien excluyó una rápida retirada de las tropas británicas del territorio iraquí. “Es con humildad, orgullo y con un gran sentido del deber que acepto el privilegio y la gran responsabilidad de dirigir nuestro partido y de cambiar nuestro país”, señaló, después de que Blair felicitara al “nuevo líder del Partido Laborista”.

“Esta semana formaré un nuevo gobierno, con nuevas prioridades, para responder a los desafíos de 2007 y del futuro”, añadió el sucesor de Blair. Brown fijó como prioridades de su gobierno la educación, la vivienda –por las nubes en Gran Bretaña– y la sanidad. Brown repitió su determinación de aumentar la inversión pública en educación y prometió un “nuevo convenio” para un moderno Servicio Nacional de Salud.

El futuro primer ministro, hijo de modestos pastores escoceses, menos carismático que Blair, resaltó la importancia de los valores morales. Además de programas políticos, Brown aseveró que su formación deberá tener “alma”. En tanto, el líder del partido mayoritario en la Cámara de los Comunes se convertirá automáticamente en primer ministro, sin necesidad de celebrar elecciones legislativas, justo después de la dimisión el miércoles de Blair, tras diez años en el poder, equivalentes a dos mandatos y medio.

Para Brown será la recompensa a su paciencia: este poderoso ministro de Finanzas ha tenido que esperar largo tiempo para suceder a Blair, con quien trabajó codo con codo desde el principio para hacer resurgir al laborismo británico y llevarlo al poder en 1997.

Aunque las desavenencias marcaron su relación en estos últimos años, ayer sólo había lugar para el agradecimiento: Brown felicitó a Blair por la forma en que ha conducido el país y el todavía jefe de gobierno saludó a un futuro “gran primer ministro”.

Los expertos no esperan cambios relevantes en la política británica, así como el 61 por ciento de los ciudadanos, según los sondeos. Pese a ello, Brown hizo un llamado a todos aquellos que quieran “cambiar las antiguas políticas” para que se unan al laborismo. La inminente llegada al poder ha ofrecido en todo caso a Brown una mejoría espectacular de sus expectativas electorales, reflejadas en las encuestas, ya que hasta ahora siempre había estado por detrás del conservador David Cameron, de 40 años, en el presumible duelo que les enfrentará en los comicios previstos para 2009.

Un 40 por ciento de los británicos considera ahora a Brown como el líder más “capacitado”, frente al 22 por ciento que opta por Cameron, según un sondeo publicado por The Observer. Del mismo modo, el Partido Laborista supera a los “tories” en intención de voto, con un 39 por ciento frente al 36 por ciento de los conservadores.

No fue todo discurso de la victoria. Miles de manifestantes se reunieron ante el edificio en el que se celebraba la conferencia laborista para solicitar al futuro jefe de gobierno la retirada militar de Irak a más tardar en 100 días. “Estamos aquí para decirle adiós al más peligroso y belicoso primer ministro de la historia moderna de Gran Bretaña”, expresó Andrew Murray, presidente del movimiento Stop The War, en referencia a Blair.

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Ayer todo fue puro agradecimiento entre Gordon Brown (izq.) y el saliente Tony Blair.
 
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