La presidenta Cristina Fernández de Kirchner será una de las protagonistas de la Cumbre del Grupo Río que deliberará mañana en República Dominicana. Apenas estalló el conflicto regional por el asesinato del segundo hombre de las FARC, Raúl Reyes, la Presidenta tomó a su cargo las gestiones para consensuar con sus pares tanto la condena a Colombia por la violación de la soberanía de Ecuador, como para lograr que la tensión se relaje. Esas gestiones se reforzarán con las reuniones bilaterales que mantendrá con los presidentes de los países directamente involucrados Alvaro Uribe (Colombia) y Rafael Correa (Ecuador) y con la chilena Michelle Bachelet y el mexicano Felipe Calderón, además de la pactada para hoy en Caracas con el venezolano Hugo Chávez.

El canciller Jorge Taiana cerró ayer los encuentros de la Presidenta con Uribe mañana en Santo Domingo –anticipado ayer por Página/12– y el de esta madrugada con Rafael Correa en Caracas. El ecuatoriano mantuvo ayer a la tarde una reunión en Brasilia con Luiz Inácio Lula da Silva.

En Santo Domingo, CFK quizá comparta cartel con Bachelet y Calderón, hombre fuerte en el Caribe por el peso específico de su país, pero no con Lula, que ya desde hace tiempo tenía decidido no participar de la Cumbre, por –se interpreta– competencia de liderazgos con el presidente mexicano. Por eso Correa llegó hasta Brasilia, en el marco de sus visitas relámpago a los presidentes que no iban a ir a la República Dominicana.

La Presidenta le dirá a Uribe que las disculpas de Colombia a Ecuador deberían ser enfáticas, junto al compromiso de no volver a repetir situaciones semejantes y, a la vez, le reafirmará su compromiso de colaborar para que el conflicto no escale hasta la beligerancia.

A Correa, en cambio, le expresará su solidaridad y le pedirá que no tenga expectativas desmedidas respecto de la actitud de Colombia, de modo tal de conjurar una posible frustración que eleve su enojo a niveles riesgosos para la paz en la región. En fin, le dirá que Argentina lo acompañará en la firmeza del reclamo, pero no en una escalada bélica. Algo similar, cuentan en Cancillería, le habría dicho ayer Lula al presidente ecuatoriano.

CFK ya había hablado por teléfono con Uribe el lunes a la noche, apenas después que cortó con Correa. Para entonces Cristina ya se había comunicado también con Lula y Bachelet. La presidenta chilena fue la única con la que habló dos veces en las últimas horas. Antes de partir a Caracas, donde además de Correa y Chávez, tendrá como interlocutoras a Yolanda Pulecio, madre de Ingrid Betancourt, y a la senadora venezolana Piedad Córdoba, la jefa de Estado se refirió públicamente, por segunda vez, al conflicto entre Colombia y Ecuador. “Lo que es importante, y en esto coincidimos todos los presidentes de la región, es la condena unánime a la violación de la soberanía territorial que no puede tener ningún pretexto. No hay un solo presidente que no me haya afirmado esto: la necesidad de rechazar de plano la violación de la soberanía territorial de cualquiera de nuestros países bajo ninguna causa”, señaló.

La Presidenta también confirmó lo que había anticipado Página/12 el martes pasado: que su primer objetivo es bajar los decibeles a la confrontación. “Bajar la tensión es el primer objetivo. Pero ese objetivo no puede perder de vista la cuestión de que tiene que ser rechazado de plano también la violación de la soberanía territorial y esto exigirá obviamente una disculpa por parte de Colombia”, sostuvo.

En cuanto a su encuentro con Chávez –a quien quizás se permita aconsejarle moderación frente al conflicto Colombia-Ecuador– , la Presidenta dijo que “las expectativas del viaje siempre son llevar la representación de los intereses de la República Argentina”, en lo que sonó como una respuesta a la oposición. Especialmente a Elisa Carrió, quien opinó que el viaje a Venezuela implica un apoyo a la postura de Chávez, incluida su decisión de enviar tropas a la frontera con Colombia. De todos modos, en el Gobierno nadie salió a responderle a la dirigente de la Coalición Cívica, ni siquiera para replicarle cuando minimizó la actitud de Colombia al decir que “sólo ingresó doscientos metros, dos cuadras, en territorio ecuatoriano”. Dicho sea de paso y más allá de que obviamente no se trata de una cuestión de longitudes, el propio gobierno colombiano reconoció que su incursión fue de 1 800 metros.

En la Casa Rosada aclararon que el viaje a Venezuela no se iba a suspender, porque implica la firma de convenios importantes para la economía, como el trueque de combustible por alimentos y técnicas agropecuarias. Por eso se subió al Tango 01 junto a la Presidenta el ministro de Planificación, Julio De Vido. En la comitiva figuran el canciller Taiana, la ministra de Defensa, Nilda Garré –que acompañará a CFK en la visita a los Cascos Azules argentinos en Haití–, y el vocero Miguel Núñez.