EL MUNDO › DONATO DI SANTO, DEL CENTROIZQUIERDA DE VELTRONI

“No nos chantajean más”

El subsecretario de Asuntos Exteriores de Italia señala que su Partido Democrático podrá instalar la agenda de la izquierda. Y que los socios de Berlusconi están enfrentados.

 Por Mercedes López San Miguel

Con una barba que bien podría evocar a la de Karl Marx, Donato Di Santo es una de las caras de un gobierno que tuvo un desenlace abrupto. Hoy Italia sigue votando en la segunda jornada electoral para buscar al reemplazante de Romano Prodi. Di Santo, subsecretario de Estado de Asuntos Exteriores, estuvo en Buenos Aires apoyando la campaña de Walter Veltroni. “Ya no somos rehenes del chantaje de un señor que tenía un 1 por ciento dentro de la coalición. Somos un partido único”, enfatiza ante Página/12.

–¿Por qué la derecha llegó con los sondeos a su favor?

–Antes que nada, mejor hablar de los votos que de los sondeos. Necesitamos sólo una cosa: que la gente haga como en España. Yo pienso que muchos de los votos que consiguió Rodríguez Zapatero y el PSOE –somos hermanos de la misma internacional– se debieron a que hubo una inteligencia del elector que dijo: yo sigo con mis ideas, en algunas puedo discrepar, pero en este momento tengo que ver cuál es el futuro para mi país. Esperamos que los electores italianos de izquierda hagan el mismo razonamiento.

–¿Necesitan captar los votos de los escépticos de la izquierda para revertir la tendencia?

–Sí, claro. Que los que piensan que el “no voto” es una garantía, lo revean. Que puedan ayudarnos con sus críticas votando al Partido Democrático, porque ya no somos una coalición donde estábamos como rehén del señor que tenía el 1 por ciento y nos chantajeaba.

–¿Cuáles serían las razones de estos fracasos intrínsecos de la izquierda en los gobiernos? ¿Se podrá instalar la agenda finalmente?

–Italia tiene un sistema de poder parlamentario, eso hace que se tenga que conseguir la mayoría para formar un gobierno. La decisión de Walter Veltroni de ir sin coalición, con el programa del Partido Democrático, se pensó en este sentido. Así se quitan de encima los chantajes y las presiones. No quiere decir que después de las elecciones no se tenga que buscar fortalecer la mayoría para llevar adelante el programa. Los aliados de Berlusconi que se mantuvieron calladitos durante la campaña van a pedir cosas opuestas al día siguiente de los comicios: son los separatistas del norte –que odian al sur– y la Liga Sur, que tienen intereses contrapuestos. Berlusconi no sumó fuerzas de centro, su partido Pueblo de la Libertad es de derecha y Alianza Nacional es heredera del fascismo. En muchas cosas sociales Berlusconi había hecho promesas tales como reducir masivamente impuestos y dar un millón de puestos de trabajo. No pudo hacerlo porque en cada asunto se le iba una parte de la coalición que le daba la mayoría. Ese problema también lo tuvimos.

–Pero pese a que compartían este problema, la derecha demostró ser más estable.

–En los últimos doce años Italia siempre había votado con un sistema parlamentario proporcional. Después se lo cambió por uno uninominal mayoritario en 1996. Con ese sistema ganó la izquierda, incluidos los gobiernos de Prodi y de D’Alema. En 2001 perdimos. Del 2001 al 2006 estuvo el centroderecha. El último de esos cinco años, cuando comenzó a pensarse en el candidato opositor, la derecha dio un golpe blanco: cambió la ley electoral. No se modificó con un acuerdo armonioso, sino que se hizo con un 51 por ciento del Parlamento. En un país dividido en dos, Berlusconi cambió las reglas. Posiblemente la izquierda debió hacer más oposición –tenemos que hacer una autocrítica–. Entonces con esa ley electoral “basura”, como la llama incluso uno de los autores intelectuales, se vuelve a votar ahora.

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“Esperamos que el electorado haga como en España.”
Imagen: Bernardino Avila
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