EL MUNDO › EL ELECTO PRESIDENTE DE EE.UU. HA DICHO POCO O NADA SOBRE EL CONFLICTO ISRAELO-PALESTINO

Con Obama no esperen progresos

El demócrata habló de “construir sobre el progreso” en Medio Oriente. Sin embargo, no dijo nada acerca de la nueva ofensiva en Gaza, de las colonias israelíes y la división entre los palestinos.

 Por Robert Fisk *

Opinión

Si documentar es, como sospecho, dejar constancia de las irresponsabilidades de la humanidad, los últimos días de 2008 constatan mi visión. Empecemos con el hombre que no va a cambiar Medio Oriente, Barack Obama, quien como era predecible fue la “persona del año” de la revista Time. Ahí, oculta en una larga y tediosa entrevista, está la única frase que Obama le dedica al conflicto árabe-israelí: “Veremos si podemos construir sobre el progreso que ya se logró, aunque sea a nivel de conversaciones, en torno del asunto israelo-palestino; ésa será una prioridad”.

¿De qué habla este hombre? ¿Construir sobre el progreso? ¿Cuál progreso? Con otra guerra civil a punto de estallar entre Hamas y la Autoridad Palestina (AP), con Benjamin Netanyahu como contendiente para ser el próximo primer ministro, con el monstruoso muro israelí en Cisjordania y los israelíes construyendo cada vez más nuevas colonias en tierras árabes, mientras los palestinos siguen disparando cohetes sobre Sderot, ¿Obama cree que hay “progreso” sobre el cual construir?

Sospecho que este lenguaje sin sentido proviene de la nebulosa mental de su futura secretaria de Estado. “Al menos a nivel conversación” es un clásico de Hillary Clinton, en el sentido de que es una frase cuyo significado no comprendo, pero lo que en verdad lo delata es el todavía más vago concepto de “en torno” del conflicto árabe-israelí.

Desde luego, si Obama hubiese hablado de poner fin a la construcción de asentamientos israelíes en tierras árabes, que es lo único que se ha “construido” en torno de los conflictos con Hamas y la AP, o se hubiera referido a la justicia y seguridad que necesitan ambos bandos, puede que haya algo de cambio.

Un desafío interesante para la congruencia de Obama llegará apenas tres meses después de su toma de posesión, cuando tenga que cumplir una pequeña promesa que hizo. Sí, se trata de esa maldita conmemoración, el 24 de abril, del genocidio armenio, en que personas de este origen recuerdan al millón y medio de armenios que fueron asesinados por turcos durante el Imperio Otomano, en 1915, cuando los primeros profesores, artistas y otros armenios fueron ejecutados por las autoridades otomanas.

Bill Clinton prometió que él llamaría “genocidio” al asesinato de armenios si éstos lo ayudaban a resultar electo. Lo mismo hizo Bush. Lo mismo hizo Obama. Los primeros dos rompieron su palabra y recurrieron a hablar de la “tragedia” en vez del “genocidio” una vez que obtuvieron los votos deseados, pues temían que esos gritones generales turcos no dieran a Estados Unidos acceso a sus “carreteras y demás” (como dijera Robert Gates), en lo que ha sido una de las más crueles paradojas de la historia. Resulta que esas “carreteras y demás” fueron las mismas que usaron los turcos para trasladar a los armenios a la muerte.

Gates estará ahí para recordarle esto a Obama. Así que les apuesto que, el 24 de abril, Obama decidirá que el “genocidio” fue sólo una “tragedia”.

Por casualidad encontré en la revista de Aerolíneas Turcas, cuando viajaba a Estambul a principios de mes, un artículo sobre la región de Harput. “El jardín natural de Asia”, “un popular destino vacacional”, “donde las iglesias dedicadas a la Virgen María se yerguen junto a las tumbas de los ancestros de Mehmet el Conquistador”, según el artículo. Qué raro que haya todas esas iglesias, ¿verdad? Quizás haya que sacudirse un poco la cabeza para recordar que Harput fue el centro del genocidio armenio, la ciudad desde la cual Leslie Davis, el valiente cónsul estadounidense, envió sus devastadores testimonios respecto de miles de armenios asesinados brutalmente, hombres, mujeres y niños cuyos cadáveres vio él mismo.

Pero supongo que esto destruiría el efecto del “jardín natural”. Sería un poco como invitar a los turistas a la ciudad polaca de Oswiecim sin informarles que su nombre en alemán es Auschwitz.

Estos días todos podemos reescribir la historia. Por ejemplo, está Nicolas Sarkozy, el más adorable presidente francés, quien no sólo conversa con Bashar Assad de Siria sino que hace migas con ese enfermo y espantoso jefe de Estado argelino Abdelaziz Bouteflika, quien acaba de “modificar” la Constitución de su país para concederse un tercer mandato.

No hubo debate parlamentario, sólo fue necesario que levantaran la mano 500 de un total de 529 legisladores. ¿Cuál fue la respuesta de Sarko? “¡Mejor Bouteflika que el talibán!” Yo que siempre creí que el talibán operaba, más bien, un poquito más al este, en Afganistán, donde los muchachos de Sarko están ocupados combatiéndolo, pero uno nunca sabe. Mucho menos cuando oficiales exiliados del ejército argelino han revelado que soldados encubiertos, al igual que islamitas argelinos (el “talibán” de Sarko), estuvieron involucrados en brutales destrucciones de aldeas en la década de los años ’90.

Hablando de “encubiertos”: me sorprendió lo que descubrí sobre el sistema de entrenamiento utilizado por los guardias que en el subterráneo británico mataron al joven Jean Charles Menezes. Según el ex comandante policial Brian Paddick, las reglas secretas de estos guardias para “vérselas” con los atacantes suicidas fueron diseñadas “con la ayuda de expertos israelíes”.

¿Cómo? ¿Quiénes son estos supuestos “expertos” que asesoran a los policías británicos para que disparen a los civiles en las calles de Londres? ¿Son los mismos que asesinan a palestinos buscados por la ley en Cisjordania y Gaza mientras matan indiscriminadamente a civiles palestinos? ¿Los mismos que hablan de “asesinatos selectivos” cuando matan a sus contrarios? ¿Esos matones daban consejos a (la jefa policial, N. de la T.) lady Cressida Dick y a sus muchachos?

Nuestro valiente enviado para la paz, Tony Blair, no tiene mucho que decir al respecto. Recuerden que es el hombre cuyo único viaje a Gaza fue suspendido cuando “expertos israelíes” le dijeron que su vida podía correr peligro allí. De todos modos todavía puede ser presidente de Europa, algo que Sarko quiere concederle. Me imagino que por eso Blair escribió sobre él tan halagador artículo en la misma edición de Time que proclama a Obama como “persona” del año.

“Hay momentos en que Nicolas Sarkozy se asemeja a una fuerza de la naturaleza”, halaga Blair, quien siempre lo llama por su nombre de pila. “Nicolas tiene la marca de los verdaderos líderes”; “Nicolas ha adoptado...”; “Nicolas reconoce”; “Nicolas es abierto”. Hay en total 15 “Nicolases”. ¿Es ése el precio de la presidencia europea?

¿O ahora nos va a salir Blair con que estará involucrado en esas “conversaciones” con Obama para “construir” sobre algún “progreso” en Medio Oriente?

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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