EL MUNDO › LOS REBELDES PIERDEN TERRENO Y ALGUNOS HASTA HABLAN DE NEGOCIAR LA PAZ CON KHADAFI

Una retirada de 160 kilómetros en Libia

Llegaron cerca de Sirte, el pueblo natal del dictador, pero un contraataque los barrió y Ras Lanuf está otra vez en peligro. Los más duros se hacen llamar Mujahedin y están bajo sospecha de ser islamistas.

 Por Kim Sengupta *

Desde Bin Jawad

Después de llegar tan cerca de su objetivo –la ciudad de Sirte, el lugar natal de Muammar Khadafi y puesto clave en el camino a Trípoli–, los rebeldes libios retrocedieron ayer 160 kilómetros. Algunos comandantes, amargamente desilusionados, se estaban resignando a que la victoria puede no ser posible después de todo, que puede haber llegado el momento de considerar un cese del fuego. Pero un grupo de combatientes, que se llaman a sí mismos los Mujahedin, expresaron verbalmente su condena al pesimismo. A los gritos de ¡Alá hu Akbar! cargaron hacia el enemigo, exhortando a los otros a seguirlos. Los hombres de Derna estaban nuevamente en la delantera, como lo han estado tantas veces en tantas batallas recientes.

Derna tiene la reputación de ser la ciudad musulmana más devota en Libia y fue señalada por Khadafi como parte central en el complot ¡orquestado por Al Qaida contra su gobierno! Es un lugar –dijo el régimen repetidamente– que tiene como líder revolucionario a alguien que conoció y alabó a Osama bin Laden y fue entrenado en los “campos del terror”. El intento del régimen de explotar el temor en Estados Unidos y Europa al terrorismo islámico fracasó. Pero como la conferencia de Londres para planificar el futuro de Libia comenzó ayer (ver página 24) había una confusión sobre qué está apoyando exactamente Occidente en esta guerra civil. El comandante de las fuerzas de la OTAN le dijo ayer al Senado en Washington que, mientras Estados Unidos gasta “miles de millones de dólares” en esta misión, nadie tiene una idea detallada de la gente que supuestamente reemplazará a Khadafi.

La oposición parece ser liderada por “hombres y mujeres responsables”, dijo el almirante norteamericano James Stavridis, “pero hemos visto oscilaciones en el potencial de inteligencia de Al Qaida y Hezbolá. En este punto no tengo detalles suficientes como para decir que hay una significativa presencia de Al Qaida o de cualquier otra presencia terrorista”.

La realidad en el terreno es que el movimiento de protesta es un cuerpo complejo. Mientras que en Benghazi se habla apasionadamente del anhelo de la democracia, los derechos civiles y el pluralismo, una fuerte motivación para muchos en el frente es una férrea fe en el Islam y la creencia de que Khadafi y sus secuaces son apóstatas. También es el caso de que, como el número de ex militares en las filas rebeldes declinó, hubo un visible aumento en el número de fundamentalistas.

Sin embargo, el principal grupo militante, el Grupo de Lucha Islámica libia, terminó su batalla armada formalmente en 2009, lo que llevó a que un número de sus miembros fuera liberado de prisión. El compromiso en parte fue llevado a cabo por el hijo del coronel Khadafi, Saif al-Islam, que había comenzado un proceso de dos años de diálogo.

Sin un grupo militante obviamente autóctono y con escasa evidencia de actividades organizadas de Al Qaida, el régimen se enfocó en Derna. La ciudad tiene tradición de enviar voluntarios para la Jihad. En 2007, las fuerzas de Estados Unidos en Irak encontraron una lista de combatientes extranjeros: de los 112 de Libia, 52 venían de Derna, que tiene 48.000 habitantes.

Abdul Hakim al-Hasidi, que se hizo cargo como “jefe de seguridad” en Derna al comienzo del levantamiento del 17 de febrero, pasó cinco años en Afganistán, donde supuestamente conoció a Bin Laden y frecuentó, según los informes de la inteligencia de Estados Unidos de aquel momento, un campo de entrenamiento utilizado tanto por el talibán como por Al Qaida. Hasidi dice que tiene 1200 combatientes, lo que haría que su grupo fuera uno de los mayores entre los revolucionarios, conocidos como el Shabaab. El personalmente ha conducido unidades a la batalla en Bin Jawas y Ras Lanuf, donde la acción ha sido fuerte.

No es fácil, sin embargo, determinar detalles de los lazos de Hasidi con la militancia islámica. Durante una reunión reciente en Darnah, fue reticente sobre su estadía afgana y sus supuestos encuentros con Bin Laden. No fue miembro de Al Qaida, afirmó, y no comparte sus valores. El maestro de 45 años insistió en que no quería la talibanización de Libia. “Afganistán es un país diferente”, dijo. “Tenemos nuestra propia situación en Libia y soy miembro de un consejo al que pertenece toda clase de personas. Si quisiera tener un Estado como el talibán, ¿pertenecería al consejo? Somos un país musulmán y seguiremos el sendero del Islam. No necesitamos traer ideas foráneas sobre cómo ser musulmanes. No enseño religión en mi trabajo, enseño geografía. No enseño una geografía terrorista.”

Hasidi se negó a discutir quién lo entrenó en armas en Afganistán, pero reconoció que “sí, estuve ahí. No me gustó el ataque por parte de Estados Unidos (en 2001), porque fue injusto. Muchos civiles, mujeres y niños fueron muertos por bombas lanzadas desde el cielo. Odiábamos a Estados Unidos por lo que hicieron. Aceptaremos su ayuda ahora contra Khadafi, pero no podemos olvidar lo que sucedió”. El régimen de Trípoli, continuó, estaba simplemente tratando de demonizar a sus opositores. “Yo fui preso político en Libia y lo que quiero es justicia para nuestra comunidad. El pueblo apoya la revolución del 17 de febrero y es por eso que en Derna estamos luchando.”

La administración provisional en Benghazi también advirtió contra la propaganda del régimen. Abdel Hafez Ghoga, vicejefe de la organización, dijo: “Hablar sobre Al Qaida y los islamistas es algo que Khadafi está usando para tratar de salvarse. Son sólo palabras que nadie cree más”.

Una banda de combatientes de Derna en Ras Lanuf también estaba interesada en negar cualquier trato con el terrorismo. “No somos Al Qaida”, fueron las primeras palabras de Khalid Archad Ali mientras limpiaba el mecanismo de una arma antiaérea. “Somos Mujahedin. Estamos aquí para luchar por Libia y nada más. Somos musulmanes en este país y somos todos sunitas. Sabemos que los judíos le pagan a Khadafi. Sabemos que Israel le está suministrando armas especiales. El no es un musulmán auténtico, y es nuestro deber luchar contra él.”

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Páginal12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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Dos explosiones en la capital, Trípoli, sospechadas de ser resultado de un bombardeo de los aliados europeos y norteamericanos.
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