EL MUNDO › LOS MANIFESTANTES NO ABANDONARáN SU PROTESTA HASTA VER RESULTADOS

Los indignados siguen en la plaza

Ayer fue un día de debates y concentraciones, en desafío a la prohibición de concentrarse en lugares públicos el día de las elecciones. El principal objetivo es unificar los pedidos y evitar el desgaste.

 Por Oscar Guisoni

Desde Madrid

Los manifestantes acampados en las principales plazas españolas desde hace ya una semana no abandonarán su protesta después de las elecciones. Antes de que se supieran los resultados electorales en la noche de ayer la asamblea que todos los días se realiza a mediodía en la madrileña Puerta del Sol decidió continuar con las manifestaciones una semana más, hasta lograr articular el movimiento y exigir una serie de reformas concretas. “Queremos que se vean resultados”, exclamaron al unísono los presentes en las deliberaciones, “no nos vamos a ir así nomás”.

Ayer fue un día de debates y concentraciones en las plazas, desafiando la prohibición de concentrarse en lugares públicos el día de las elecciones. Por la noche, cuando las principales cadenas televisivas comenzaron a emitir los sondeos a boca de urna, los manifestantes se reunían en torno de los que tenían computadoras portátiles o Internet en su teléfono móvil para seguir los resultados. Aunque la verdadera atención de la plaza estaba volcada a saber qué cantidad de votos habían obtenido los partidos pequeños, es decir, qué efecto real había podido detectarse en las urnas luego de una semana de indignación popular. A muchos, los comicios les resultaban directamente indiferentes.

A medida que se conocían los primeros cómputos se encendían los debates. En casi todas las regiones se comprobaba un desplome del Partido Socialista y un crecimiento espectacular de algunas formaciones pequeñas. La abstención, una de las posibilidades que el 15-M había contemplado como modo de protesta, se situaba en torno del 35 por ciento, unas décimas por encima de las últimas municipales, aunque nada significativo. La crítica de los indignados había calado incluso en los feudos históricos del Partido Popular, como Valencia, donde a pesar de la victoria arrolladora de los conservadores experimentaban una pérdida importante de votos con respecto a los anteriores comicios regionales de 2007. “De todos modos”, afirmaban algunos de sus representantes en Madrid, “nosotros no vamos a comentar estas elecciones porque estos políticos no nos representan, nuestra democracia está en las calles ahora”.

Los indignados entran de este modo en una semana que se anticipa decisiva para el movimiento. La principal preocupación de los manifestantes es ver hasta cuándo pueden aguantar el tirón de la protesta sin comenzar a desgastarse, por lo cual ayer se propuso comenzar a llevar el movimiento a los barrios, instalando incluso campamentos en plazas pequeñas, para que sus reivindicaciones puedan ser oídas por los vecinos que no se han animado a concurrir a las plazas principales ante la magnitud de las manifestaciones.

Otras cuestiones comienzan a aparecer también en el horizonte. Una de ellas, nada menor, es decidir qué consignas concretas levantar antes de suspender las marchas, para que la sociedad pueda ver cambios reales y efectivos. Pero poner de acuerdo a una multitud tan dispar como la que se ha reunido en torno del 15-M no es fácil. La modificación de la ley electoral es la más concreta y posible de las medidas a exigir. Los indignados quieren que se acabe con la actual legislación que premia el bipartidismo, pretenden que se baje el piso para obtener representación parlamentaria, que el financiamiento de los partidos políticos sea más transparente y que se prohíba por ley la participación de imputados por la Justicia en las listas electorales.

Anoche el movimiento pidió un minuto de silencio a la cero hora en señal de unidad, y mantuvo el pulso a la calle demostrando una vez más su enorme poder de convocatoria. En Barcelona los acampados decidieron convocar a una manifestación que recorra las calles de la ciudad el próximo domingo, y volvieron a repetir el cacerolazo, una medida que cada noche cuenta con más simpatizantes. En todas las ciudades las plazas volvieron a repetir ayer el colorido de días anteriores: multitudinarias reuniones para debatir sobre casi todo, actuaciones de artistas que ironizan y se burlan de los políticos, grupos musicales que improvisan para los presentes y hasta se organizaron actividades para niños, que habían concurrido en compañía de sus padres.

La policía controló las manifestaciones con atención, siguiendo la orden del Ministerio del Interior que había pedido velar por que no se produjeran desmadres. En YouTube el 15-M colgó incluso un video dedicado a las fuerzas del orden pidiendo que no repriman y advirtiéndoles que el movimiento también brega por sus derechos. En la red, una vez más, se siguió con ímpetu la protesta. Facebook y Twitter no dejaron de transmitir lo que estaba ocurriendo en las plazas. “Hay indignación para rato”, afirmaba una de las ciberactivistas ayer mientras respondía a los cientos de mensajes que llegaban por las redes en las que estaba participando.

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Los manifestantes seguirán con sus acampes en las principales plazas españolas.
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