El pedido de audiencia por parte de la jerarquía eclesiástica fue cursado hace apenas dos días. La respuesta de la Presidenta, a través de la Secretaría de Culto, fue inmediata. La Casa Rosada será hoy escenario de un nuevo encuentro entre la presidenta Cristina Fernández y la comisión ejecutiva del Episcopado católico, encabezada por el cardenal Jorge Bergoglio, recientemente reelecto al frente de la Conferencia Episcopal por un segundo período de tres años. Según el sacerdote Jorge Oesterheld, vocero del Episcopado, los obispos “llevarán un saludo de cortesía” a la Presidenta. Junto a Bergoglio estarán el vicepresidente primero, el arzobispo de Tucumán Luis Villalba, también reelecto, y los nuevos integrantes de la comisión ejecutiva, el arzobispo santafesino José María Arancedo, vicepresidente segundo, y el secretario general, Enrique Eguía Seguí, obispo auxiliar de Buenos Aires.

El encuentro será ocasión para que los obispos presenten a la Presidenta el reciente documento “Hacia un bicentenario de justicia y solidaridad”, elaborado por el cuerpo episcopal y aprobado hace dos semanas en asamblea plenaria. Ese texto, si bien es una reflexión general sobre la situación del país, incluye algunos puntos que pueden ser considerados como críticas directas a la acción del Gobierno.

La reunión se enmarca en el encuadre protocolar que da el hecho de la reciente elección de nuevas autoridades en la Conferencia y la decisión de los obispos de presentarse formalmente como nueva conducción ante el Poder Ejecutivo. Ese ha sido el camino elegido por Bergoglio para el diálogo: utilizar siempre los canales institucionales formales. Sin embargo, es evidente que la rápida respuesta al pedido de audiencia se puede leer como un signo de la Casa Rosada buscando afianzar la relación con la jerarquía católica sin dejar lugar a especulaciones. El secretario de Culto, Guillermo Oliveri, fue el canal para agilizar la posibilidad de la reunión.

La última reunión de este tipo se realizó hace un año, tras la asunción presidencial de Cristina Fernández, cuando los obispos concurrieron a la Rosada a presentarle sus saludos. En varias ocasiones, los obispos han subrayado la apertura al diálogo de la Presidenta, muchas veces para contraponerla a lo que consideran la actitud intransigente del ex presidente Néstor Kirchner, con quien las relaciones fueron muy tensas, sobre todo durante la segunda mitad de su mandato.

En los últimos tiempos han existido gestos que hablan de una mejora en la relación entre la Iglesia y el Gobierno. La reciente designación de Juan Pablo Cafiero en la embajada argentina ante el Vaticano –tras la renuncia a su postulación por parte de Alberto Iribarne, rechazado por Roma en virtud de su condición de divorciado– fue bien recibida por los obispos y se espera que de su gestión surjan frutos para superar algunos obstáculos en la relación. Por ejemplo, el diferendo planteado en torno del obispado castrense, los capellanes militares y la continuidad o no de esa jurisdicción eclesiástica católica en el ámbito de las Fuerzas Armadas.

Los obispos invitaron a Cristina Fernández a unirse en la Basílica de Luján, el próximo 22 de diciembre, a la celebración litúrgica de acción de gracias por los treinta años de la mediación papal de Juan Pablo II que permitió, a través del cardenal Antonio Samoré, evitar un enfrentamiento armado entre Argentina y Chile por el canal de Beagle. Seguramente, los obispos reiterarán hoy esa invitación. Con el mismo motivo, la Presidenta y su par de Chile, Michelle Bachelet, se encontrarán el 5 de diciembre en Monte Aymond, en el sur, para poner la piedra fundamental de un monumento a la amistad y la integración argentino-chilena. Para esa ocasión, el papa Benedicto XVI enviará, como su delegado personal, al cardenal de San Pablo (Brasil), Odilio Scherer. No se descarta que las presidentas de Argentina y Chile se encuentren en Roma, en enero, para conmemorar allí el aniversario de la mediación papal.