EL PAíS › LA SORDIDA PUGNA TRAS EL CASO “CLARIN”

El oro y el barro

Desde hace medio siglo, el diario de mayor circulación del país ha sido objeto de codicia para distintos gobiernos y cazadores de fortunas que no han vacilado en recurrir a la extorsión. Ello no invalida la investigación judicial que condujo al arresto de su propietaria y en la que está pendiente el análisis genético que resolvería el caso. Del mismo modo, el debido proceso y las garantías individuales no pueden ser arrasados en nombre de la verdad y la justicia. Tampoco es razonable que la vigencia de esos principios se reclame en forma selectiva sólo para algunos procesados, mientras las cárceles revientan de inocentes sin condena.

 Por Horacio Verbitsky

En su edición del viernes Clarín atribuyó la detención de su directora-propietaria a una venganza del menemismo y de sus testaferros empresariales, por el despliegue informativo de aquel diario respecto del contrabando de armas a Ecuador y Croacia, que condujo a la detención del ex presidente Carlos Menem. Los lectores de este diario conocen mejor que los de Clarín que las denuncias por la adopción de los hijos de Ernestina Herrera de Noble fueron realizadas por agentes de inteligencia del gobierno de Menem con propósitos de extorsión económica y política. Saben también de los nexos de esta trama con el lavado de dólares del narcotráfico. Nada de esto significa que los cargos presentados por las Abuelas de Plaza de Mayo ante el juez federal Roberto Marquevich carezcan de fundamento. De hecho, es imposible extorsionar a alguien sin conocer algún secreto inconfesable. En ese sentido, nada es más significativo que la negativa a la realización del análisis genético de Felipe y Marcela que, en una gestión privada, propusieron las Abuelas y luego el juzgado. Del mismo modo, la razonable sospecha que impulsó a las Abuelas a asumir el caso, aun a sabiendas de la calaña de los denunciantes, no excusa el descuido del juez por las garantías constitucionales que desaconsejan privar a una persona de su libertad sobre la base de presunciones. Lo mejor y lo peor de la Argentina, lo más puro y lo más sucio se rozan en esta historia, que comenzó a publicarse en esta página hace once años, cuando Clarín prefería negociar con los extorsionadores.
Banca off shore
Durante la campaña electoral de 1989, Menem propuso erigir un puerto franco en la isla Martín García. Cuando le informaron que el tratado del Río de la Plata prohibía cualquier edificación en la isla dijo que su proyecto podría trasladarse a Puerto Iguazú, en Misiones. El periodista Jacobo Timerman advirtió que ese puerto franco sería la puerta de entrada para el dinero del narcotráfico.
En mayo de 1990, el gobernador misionero Julio Humada detalló que el proyecto que entusiasmaba a Menem consistía en la instalación en Puerto Iguazú de una zona franca bancaria off shore, con hoteles de cinco estrellas y casinos. El inconveniente era que las tierras necesarias estaban ocupadas por viviendas de indígenas. En reunión del gabinete provincial se discutieron alternativas para erradicarlas y se decidió prenderles fuego.
–Se les quema la casa, pero hay que tener un poco de cuidado en este aspecto, tanto en lo político como en lo humano, porque somos un gobierno justicialista, que ya la palabra lo dice todo –sostuvo el ministro de gobierno, Hugo Caballero.
La frase es textual y, aunque cueste creerlo, consta en el acta taquigráfica de la reunión de gabinete. El ministro de Ecología, Loik León, propuso aumentar el número de policías y caballos e instalar cuatro puestos fijos para relocalizar compulsivamente a los indígenas después del incendio. Las casas fueron quemadas, pero el proyecto quedó detenido cuando la DEA norteamericana puso sus ojos en él y el empresario argentino radicado en España Héctor Villalón, quien representaba a un presunto “inversor árabe” abandonó el país con sigilo. Ya entonces, la Triple Frontera interesaba a los organismos estadounidenses de seguridad. Loik León tenía como asesor para este emprendimiento al cazador de fortunas Emilio Jajan. Como se verá, no era el único negocio que tramaba con el menemismo.
Absoluta libertad
Roberto Jorge Noble murió en 1969, a los 67 años, luego de una larga enfermedad, durante la cual se había casado con su atractiva enfermera, Ernestina Laura Herrera, veintitrés años menor. Noble también dejó una hija adulta, Guadalupe Noble Zapata, nacida de un matrimonio anterior con la ciudadana mexicana Guadalupe Zapata Timberlake. El litigio entre las herederas consolidó la influencia que el Movimiento de Integración y Desarrollo había obtenido en Clarín en vida de su fundador, a partir del gobierno de Arturo Frondizi. Para ello fue decisiva la intervención de Rogelio Frigerio y de su hombre de confianza, el contador Héctor Magneto. En la negociación orientada por Frigerio, Ernestina Herrera cedió diversas propiedades inmuebles a la única hija de Noble, pero a cambio retuvo el control del diario, cuya conducción periodística fue ejercida sucesivamente por Oscar Camilión, Octavio Frigerio y Carlos Zaffore, tres hombres de confianza del ideólogo desarrollista.
En 1976, Ernestina Herrera adoptó a sus dos hijos. Los expedientes investigados un cuarto de siglo más tarde por el juez Marquevich por denuncia de las Abuelas son un catálogo de irregularidades. Según el periodista Héctor Timerman, Rogelio Frigerio le contó a su padre que se trató de una transacción económica que él mismo organizó, pero que nunca tuvo motivos para pensar que los chicos pudieran ser hijos de detenidos-desaparecidos. No es extraño, ya que Frigerio fue uno de los dirigentes políticos que con mayor entusiasmo defendió a la dictadura y sus crímenes. El 24 de marzo de 1977 afirmó que la presencia militar en el gobierno garantizaba un mecanismo de poder “genuinamente democrático, sensible a los intereses y las aspiraciones de las masas” (sic) y que no podían desvincularse los derechos humanos “de la acción subversiva, como hacían quienes promovían desde el exterior campañas en contra de la Argentina”.
Tres meses antes, la Junta Militar había obligado a los herederos de David Graiver a desprenderse de sus acciones en la primera fábrica argentina de papel para diarios, que fueron adquiridas a bajo precio por Clarín, La Nación y La Razón. En 1981, los mismos métodos persuasivos fueron empleados por la dictadura para forzar el alejamiento del diario de la conducción frigerista, pero no la de Magneto. En mayo de este año, el ex dictador Benito Bignone dirigió una carta a Clarín en la que recordó con amargura que durante su desempeño como Secretario General del Ejército era invitado “a almuerzos en la redacción del diario a los que concurría con mis colaboradores. Por supuesto esos ágapes eran correspondidos con otros similares en la sede de la Secretaría General del Ejército. Pasábamos momentos muy gratos y se conversaba con absoluta libertad”.
Asuntos de familias
Según Jajan, a la muerte de Noble fue contratado por Clarín para rastrear en archivos de México un matrimonio anterior de la primera esposa del editor con un militar estadounidense. Por esa tarea reclamó el 6 por ciento de la herencia de Noble. “Logré valiosísima documentación que impidió que la totalidad de los bienes pasaran a la primera esposa del extinto doctor Noble y a su única hija”, sostuvo. Cuando el juicio en el que se discutía la validez del primer matrimonio de Noble llegó a la Corte Suprema, ya bajo la presidencia de Raúl Alfonsín, un abogado del Opus Dei interesó en el caso al entonces ministro del Interior Enrique Nosiglia. Según fuera el fallo, el gobierno podría incidir en la conducción del diario, explicó. Nosiglia consultó al constitucionalista de la UCR Jorge Reinaldo Vanossi, quien escuchó la exposición. “Olvidate. Es impensable influir en esta Corte con un tema así” –desalentó Vanossi a Nosiglia. El abogado que le llevó el tema a Nosiglia era Antonio Boggiano.
Jajan fue también el principal testigo reclutado por el gobierno de Menem para el juicio político que promovió contra Augusto Belluscio, en su primer intento por controlar la Corte Suprema. Durante el debate en la Cámara de Diputados, el legislador radical José Alberto Furque suministró un detalle de las causas judiciales que Jajan había ido acumulando desde 1959, por cohecho, estafa procesal, presentación de documentos falsos en un juicio civil, extorsión y defraudación. Las primeras anotaciones de su prontuario policial refieren un pintoresco episodio de juventud. Los ladrones que asaltaron la empresa en la que trabajaba como sereno lo ataron a una silla. Pero en el bolsillo de su camisa apareció la boleta de compra de la soga. Jorge Antonio narró que en 1955 Jajan lo visitó en la cárcel con el propósito de obtener que le transfiriera sus contratos para la radicación de Mercedes Benz en la Argentina. Añadió que en la década del 60, a raíz de los negocios de Jajan, fueron inmovilizados y embargados en Italia aviones de Aerolíneas Argentinas. Furque también explicó que “Jaján estuvo interesándose en la resolución de un juicio por nulidad matrimonial con finalidades extorsivas, el cual fue decidido negativamente en 1989 por la Corte Suprema de Justicia”. Dijo que el interés de Jajan era que cambiaran de mano las acciones del diario Clarín. La debilidad de Jajan por las ricas herederas también lo llevó a litigar con Amalia Lacroze de Fortabat, a quien reclamaba el pago de comisiones por un embarque de cemento a Grecia.
La caída
El 19 de noviembre de 1990, Jajan fue detenido en Estados Unidos. Había llegado años atrás a Orlando, Florida, para organizar un pabellón argentino en Disneyworld, con una carta de presentación del general panameño Manuel Antonio Noriega. Su arresto fue consecuencia de una pesquisa “durante la cual agentes encubiertos se presentaron como traficantes de cocaína interesados en lavar dinero de la droga”, según el periódico The Orlando Sentinel. En total, llegó a lavar 277.000 dólares y en el momento de la detención se aprestaba a dejar inmaculados otros 300.000. El agente encubierto del FBI dijo al juez que Jajan también había discutido con él la compra de 20.000 hectáreas en la Triple Frontera, “la posibilidad de usar a la Argentina como punto del tráfico de cocaína, y que podría sacar dinero de Estados Unidos en valija diplomática, jactándose de poseer influencia en el gobierno de Buenos Aires”.
Cuando Jajan aún no sabía que el amistoso narcotraficante con el que trataba era un traicionero policía, le dijo que sus contactos oficiales alcanzaban inclusive para obtener una audiencia con el Presidente de la República. Llevar la agenda de esas audiencias era la tarea que en aquel momento desempeñaba Amira Yoma. Una semana después del arresto de Jajan cayó y se arrepintió el economista panameño Indalecio de la Cruz Iglesias, a) Andy, cuyas declaraciones a la justicia española sindicaron como camellos que transportaban narcodólares en valijas oficiales a la cuñada presidencial, a su esposo Ibrahim al Ibrahim, y al hombre de Menem en el peronismo bonaerense, Mario Caserta. Ibrahim se perdió en el desierto, Caserta fue condenado y el gobierno protegió a Amira Yoma. Además puso lo que quedaba del aparato oficial de difusión al servicio de Jajan. Su esposa fue entrevistada por Guillermo Patricio Kelly en su programa de ATC. Dijo que su marido había sido detenido por un error involuntario al llenar una planilla impositiva y que muy pronto recuperaría la libertad. A la semana siguiente, desde la cárcel de Orlando, el propio Jajan expuso su caso durante más de media hora en el mismo programa, mientras una foto fija suya ocupaba la pantalla. Extravagante técnica para conseguir rating. Pero ante la justicia norteamericana Jajan admitió su culpa y se declaró “avergonzado de lo que hice”. Para evitar una condena de hasta 22 años, reconoció cargos menores de tipo impositivo, fue sentenciado a 16 meses, los cumplió y regresó al país.
Falcon verde
Kelly fue encargado oficial de retomar el hostigamiento al Grupo Clarín. Menem conocía de su eficiencia, porque durante el gobierno radical Kelly lo había acusado a él de narcotraficante. En su programa de televisión en el canal estatal, Kelly inició las alusiones a los hijos adoptivos de la señora de Noble. El recurso tuvo éxito. Luego de una reunión entre el Poder Ejecutivo y la conducción de Clarín en la Casa Rosada, el Canal 13 de televisión silenció a la periodista Liliana López Foresi, que había enfurecido a Menem con un reportaje al Hermano Eduardo, y el gobierno hizo saber que no se renovaría el contrato del ex jefe de la Alianza Libertadora Nacionalista. La tregua fue rota en vísperas de las cruciales elecciones de 1993, cuando Menem reanudó su estrategia de la tensión contra los medios con un aviso de una página en el diario Ambito Financiero que anunciaba la aparición de un libro de Kelly, en cuya portada se veían dos fotos de Felipe y Marcela Noble Herrera. Kelly era a la propaganda oficial lo que los Falcon verdes de la década del 70 fueron a los patrulleros de las fuerzas de seguridad, esos móviles no identificables que todo el mundo identifica a dos cuadras de distancia.
Las averiguaciones que realizó Clarín indicaron que Kelly recibía directivas de Menem quien se encargaba personalmente de citar a los ministros y secretarios del Poder Ejecutivo que debían comparecer en el estudio desde el que se emitía el programa como parte de las obligaciones del cargo. Sólo los secretarios de Estado Carlos Arslanian y Felipe Solá lo contrariaron y plantaron al conductor en medio de una transmisión. Arslanian se fue del estudio cuando el murmurador mostró unas ratas en cámara con sonrisa amenazante; Solá, en el momento en que habló de los hijos de la señora de Noble. Durante una reunión de gabinete varios ministros plantearon su disgusto por el tono del programa con el que, dijeron, el gobierno se denigraba a sí mismo. Menem desoyó los pedidos. Clarín respondió con una sucesión de portadas críticas al gobierno. La Secretaría de Medios de Comunicación de la presidencia formuló una abierta amenaza: dijo que analizaba una “estrategia relacionada con el papel” para “frenar la campaña difamatoria encarada por un holding periodístico” y que buscaba aliados “en su campaña para frenar esta situación de desprestigio”. También anunció medidas en estudio para garantizar “la información responsable” y la pluralidad informativa “evitando que se constituyan oligopolios periodísticos”. Para ello preparaba nueva ley de radiodifusión, la regulación de las cadenas y redes de programación radial y televisiva en defensa de las emisoras del interior y una legislación antimonopólica. Clarín respondió con un gran titular en su portada: “El gobierno intenta controlar a la prensa”.
Ninguna de esas amenazas se cumplió, pero a Menem, quien siguió el fuego desde el programa de televisión de Daniel Hadad, le sirvieron para forzar una nueva negociación y polarizar las elecciones, como ha hecho en forma invariable, desde 1989 hasta la fecha. Al confrontar con la prensa buscaba desacreditar todas las informaciones sobre él, como si fueran parte de la campaña proselitista. A partir de 1993 las palabras dejaron paso a los hechos y los insultos a los golpes y los tajos. Desde entonces, en cada elección constituyó a la prensa en un antagonista político y la noche de su reelección, en 1995, llegó a la curiosa jactancia de proclamar que la había derrotado en las urnas. Todos los límites se borraron en 1997, el año del primer asesinato de un periodista desde la finalización de la dictadura, cuando Menem instó en forma abierta a ejercer la violencia en contra de los colegas de José Luis Cabezas, aplicándoles la ley del palo, según los panfletos que distribuyó su representante comercial Alberto Kohan. En agosto de 1998, cuando Menem pugnaba por forzar su rrreelección, la viuda de Jajan presentó la última denuncia contra la señora de Noble. Sus consecuencias se sintieron ahora, dentro de otro turbio proceso electoral, en el que Menem desafía al Senador Eduardo Duhalde a competir con él por la candidatura partidaria. Como era de prever, Duhalde se solidarizó con la señora de Noble y envió a un hombre de confianza con información de los servicios estatales de inteligencia sobre el juez Marquevich y sus relaciones políticas y empresariales.
Lo viejo y lo nuevo
El estallido de este caso se produjo en una semana en la que el gobierno volvió a tentarse con impulsar el juicio político a dos ministros de la Corte Suprema sólo para impedir un fallo, y a designar en ese tribunal a un dirigente partidario, sin consulta previa con los organismos no gubernamentales que habían sugerido cambios en los métodos de selección de magistrados. Al mismo tiempo, el radicalismo quedó envuelto en una elección interna fraudulenta y podría terminar presentándose a los comicios generales tanto o más dividido que el justicialismo, con un candidato para cada gusto, desde Elisa Carrió hasta Ricardo López Murphy, pasando por Rodolfo Terragno y Leopoldo Moreau. Con dos diputados y dos bloques, Alternativa y Liberación estableció un record que será difícil superar sin ayuda de la física cuántica, que trata de las partículas individuales y sus propiedades ondulatorias.
El palco en la Plaza de Mayo se empleó el viernes para insultar a la única central obrera que confrontó en la calle y sin vacilaciones con los gobiernos de la última década, sólo porque su propuesta de crear un nuevo movimiento político social inquieta a los microaparatos sectarios de la izquierda paleolítica cuya regla de oro sigue siendo destruir todo lo que no controla. Una semana antes, el máximo dirigente de la CTA, Víctor De Gennaro, había pedido en el Congreso de Mar del Plata respeto para los disidentes, con una serena reflexión sobre la democracia y la necesidad de aprender entre compañeros a ser minoría y a ser mayoría, que son circunstancias variables. Las masivas movilizaciones pacíficas del jueves y el viernes expresan tanto el hartazgo popular ante el estado de cosas que todo esto ejemplifica como la dificultad de organizar una alternativa superadora. Lo nuevo no termina de nacer, lo viejo se resiste a morir.

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Menem y la señora de Noble: una larga guerra de medidas y titulares de prensa.
 
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