EL PAíS › RICARDO ALFONSIN HIZO SU ULTIMO ACTO DE CAMPAÑA EN UN HOTEL Y FRANCISCO DE NARVAEZ NO FUE

Sin liturgia radical y sin su socio

En el cierre, el candidato radical dio un extenso discurso. Recordó anécdotas familiares, hizo declaraciones de principios, habló de filosofía política y criticó al Gobierno. Entre los dirigentes alfonsinistas había preocupación por los resultados del próximo domingo.

 Por Sebastian Abrevaya

Ricardo Alfonsín hizo el saludo de rigor junto a su compañero de fórmula, Javier González Fraga.
Imagen: Leandro Teysseire.

El candidato presidencial de la Unión para el Desarrollo Social, Ricardo Alfonsín, eligió un atípico cierre de campaña, lejos de la liturgia radical y los efusivos discursos políticos ante multitudes enardecidas. En lo que intentó ser un cuidado esquema de preguntas de politólogos a los candidatos legislativos de distintas provincias, Alfonsín convocó a la ciudadanía a “comprometerse” con las primarias y aseguró que si el 10 de diciembre asume la Presidencia, “regresa la República”. Acompañado por su candidato a vice, Javier González Fraga, y sin su principal socio político, el peronista disidente bonaerense Francisco de Narváez, el diputado radical se despachó con un extenso discurso en el que se paseó por anécdotas familiares, declaraciones de principios, filosofía política y críticas solapadas al Gobierno.

El hijo del ex presidente Raúl Alfonsín amenazó en principio con leer un texto que había preparado especialmente para el cierre de campaña. Sin embargo, se puso los lentes unos pocos segundos e inmediatamente retomó lo que viene repitiendo durante todas sus actividades proselitistas.

“Quiero convocarlos a todos a construir el futuro, sin pretensiones fundacionales, sin desconocer nuestro pasado, los errores o los aciertos, sin la pretensión de que con nosotros comienza la historia de la democracia”, arrancó Alfonsín con la pantalla gigante de fondo.

Distintas agrupaciones juveniles de la UCR habían irrumpido en el salón del Hotel NH, al grito de que les abrieran la puerta. Una vez adentro, cantaron al unísono a favor de Alfonsín, todos vestidos con remeras que decían “abrile la puerta al futuro”. “Les aseguro una cosa, ni Javier, ni yo ni el Udeso ni la UCR se atrevería jamás a dar un solo paso en contra de la construcción de esa sociedad más justa por la que venimos peleando”, aseguró el candidato, tratando de no perder la impronta progresista que tenía antes de romper con los socialistas para asociarse con De Narváez.

Sin mencionar al Gobierno o a Cristina Fernández, apuntó contra el kirchnerismo: “Ser tolerantes con quien piensa diferente también es ejemplaridad. Unidad se necesita en la Argentina. Abandonar los comportamientos propios de los que se sienten dueños de la verdad”. También le achacó al oficialismo la forma en que “procesa los conflictos”. “Nosotros –dijo– lo vamos a hacer en clave democrática, en clave de respeto, en clave de consenso.”

En una de sus últimas promesas de campaña, Alfonsín sostuvo que con su gobierno se terminarán “los superpoderes, los DNU, el actual Consejo de la Magistratura, los presupuestos truchos”. “Este es el último paso que damos hacia las primarias y el primero que damos a la Casa Rosada”, afirmó. El radical defendió además su alianza con De Narváez y ratificó que “no le tiembla la mano” a la hora de convocar “a quienes coinciden en un proyecto aunque no forman parte del partido”.

Previo a la aparición de los candidatos de la Unión para el Desarrollo Social pasaron todos los spots del hijo del ex presidente, especialmente los más impactantes, vinculados con la inseguridad, la inflación y el trabajo. “Elegí el cambio seguro”, pedía Alfonsín en el spot.

Más allá de lo que se veía en superficie, en el hotel que será bunker el domingo próximo había preocupación por los resultados. Si bien los dirigentes más importantes del alfonsinismo confiaban en que saldrían segundos, a una buena distancia de Eduardo Duhalde, no dejaban de aclarar que “hay un clima raro”. La esperanza radical está depositada en que el kirchnerismo obtenga menos del 40 por ciento y que Alfonsín se acerque al 20 por ciento delante de Duhalde, Binner y Carrió. Consideran que de esta manera, el 23 de octubre acumularán todo el “voto útil” antikirchnerista, forzando una segunda vuelta.

Para mostrar una imagen de equipo, Alfonsín reunió a los candidatos más importantes de la Unión. Manuel Garrido (Capital), Gerardo Morales (Jujuy), Atilio Benedetti (Entre Ríos), Miguel Bazze, Graciela Ocaña y Eduardo Rodil (Buenos Aires). Además, el presidente del Comité Capital, Ernesto Sanz; el ex candidato a gobernador de Córdoba, Oscar Aguad; los senadores Nito Artaza y Mario Cimadevilla completaron junto a la diputada Silvana Giúdici la grilla de dirigentes radicales de primera línea presentes en el acto. Julio Cobos se quedó en Mendoza para acompañar en su cierre al candidato a gobernador Roberto Iglesias.

Para paliar su ausencia y remontar los rumores de mala relación, De Narváez envió a un emisario, el candidato a senador José “Pepe” Scioli.

El esquema original de la noche se centraba en una serie de preguntas de los politólogos Marcelo Cavarozzi, investigador del Conicet; Pablo Tonelli, director de la Carrera de Ciencia Política de la UBA, y Carla Carrizo, politóloga radical y profesora de la Universidad del Salvador.

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