EL PAíS › OPINION

Bancas, sillas y rencores

Un mapa de las oposiciones parlamentarias: dispersiones y causas. El desafío para 2013, demasiadas bancas para conservar. Qué arriesga cada partido el año próximo en Diputados. La lógica PRO, las lecturas de Macri y la exasperación en el recinto. El 0800 antipolítica, en sintonía con la grita de intelectuales enfurecidos.

 Por Mario Wainfeld

Ante un contexto de crisis internacional los Estados acentúan su protagonismo en la economía, sí que sujetos a distintos paradigmas. El argentino refuerza el intervencionismo, que está en su ADN. Y acude a estatizaciones forzadas por las circunstancias, con más énfasis que en tramos anteriores. El kirchnerismo no nació ni creció con un proyecto re-estatizador: fue decidiendo las recuperaciones al vaivén de las necesidades. Su hoja de ruta no estaba diseñada de antemano, sino que fue resuelta en el día a día, al vaivén de los de-safíos y carencias. Algunas expropiaciones tuvieron un tono épico y hasta fundacional (aunque y porque mayormente son reparadoras de la entrega de los ’90): la de la Anses y la de Repsol son dos naves insignia.

El caso de la ex Ciccone Calcográfica es de baja intensidad. Ni la trayectoria previa de esa empresa, signada por el prebendarismo y la corrupción, ni el contexto previo a la ley sancionada días atrás autorizan el ditirambo o la exaltación retórica. Se aplicó la mejor medida disponible, dentro del acotado marco de lo real. La movida es sensata aunque dista de los precedentes antes citados. La euforia oratoria que cundió en el recinto de Diputados alude a otros datos de la época, no a la densidad de lo legislado.

Las oposiciones volvieron a quedar descolocadas. Unos cuantos legisladores retractaron proyectos propios parecidos, presentados en los meses recientes. La coherencia se sacrificó en el altar de la objeción a ultranza. Volvió a la liza el reflejo clásico del fenecido (quién sabe hasta suicidado) Grupo A.

De todas formas, la regla dista de ser absoluta: el esquema parlamentario 2012 es distinto al que rigió entre 2008 y 2009. En la coyuntura actual, casi nunca se conformó un bloque opositor compacto y unánime. El Frente para la Victoria (FpV) domina la escena pero las generosas mayorías conseguidas respecto de YPF, la reforma del Banco Central o ex Ciccone sumaron adhesiones impensables en la “era de la Mesa de Enlace”. Es un dato auspicioso, acaso subestimado en la narrativa oficialista, que a menudo desdeña los matices, aun aquellos que traducen avances.

Las desordenadas transiciones del espectro opositor reconocen causas variadas. Hay, por un lado, mayor sensatez y congruencia: partidos o legisladores que asumen que estar siempre en la vereda de enfrente es necio, piantavotos o incoherente. También hay discrepancias internas, lógicas tras la catástrofe político-electoral consumada hace menos de un año.

El Frente Amplio Progresista (FAP), la fuerza que salió segunda y mejor parada en las presidenciales, no consigue unificar sus votos, un detalle que describe más inorganicidad que pluralismo.

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Juego de la silla: Los radicales tuvieron tres prospectos de presidenciable (Julio Cobos, Ernesto Sanz y Ricardo Alfonsín) que encendieron fantasías VIP. Ahora carecen de un líder indiscutido o de dos que pugnen por ese sitial. El panorama para el año próximo es muy exigente. La UCR aprovechó bien las contingentes elecciones de 2009: participó en surtidas coaliciones provinciales y aunque no protagonizó triunfos espectaculares, sumó muchos diputados. Su problema es cómo conservar ese caudal. No es el único partido opositor que afronta ese brete pero sí el que más bancas arriesga. En su siempre picante blog Ramble Tamble, Artemio López repasa en detalle la composición de la Cámara de Diputados de cara a la renovación del año entrante. López destaca que “los bloques de la UCR y el Frente Peronista renuevan dos tercios en 2013”. Menudo reto los espera...

El FpV, en cambio, sólo consiguió el 30 por ciento de sus bancas en el 2009. Sin hazañas, está en condiciones de acrecentar su contingente. No todas son rosas para el oficialismo ya que algunos de sus aliados tácticos también deben renovar una parte importante de su plantel: numerosos peronistas federales que retornaron al redil y el Encuentro Democrático que lidera el diputado Martín Sabbatella. 

Artemio López recuerda que el PRO arriesga 8 de sus 11 bancas de diputados (no tiene senadores) mientras que Proyecto Sur y la Coalición Cívica ponen en juego a todo su plantel.

La dispersión opositora, su internismo, el rolar de dirigentes boinas blancas yendo en pos de Mauricio Macri o Hermes Bi-nner o Hugo Moyano son señales de un excitado juego de la silla que recién comienza. Hay menos sillas que aspirantes, quizás muchas menos. La performance opositora en 2009 fue exitosa, claro que sumando todas las piezas del rompecabezas que jamás pudo armar. El FpV compite contra su peor performance. Como en los torneos de tenis, el ranking de 2013 se ordenará comparando con el desempeño previo.

En Senadores el cuadro es muy diferente. Por lo pronto, los que se van son los elegidos en 2007, año propicio para el FpV. Y se cambia sólo en un tercio de las provincias. Arduo será que el FpV y sus aliados engrosen significativamente sus filas. Tal vez esa referencia no incida mucho en el juego de mayorías y minorías pero puede gravitar si se busca la reforma constitucional, que exige dos tercios en cada una de las Cámaras.

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El lugar de PRO: Protagonistas de primer nivel necesitarán revalidarse, mencionemos apenas un puñado: Elisa Carrió, Ricardo Alfonsín, Felipe Solá, Francisco de Narváez, Pino Solanas. Seguramente el ex gobernador Hermes Binner deberá buscar un aventón en las urnas. Fue la revelación del año pasado, con una medalla de plata inesperada aunque llegó muy a la zaga de la ganadora. Pero quedó en un “no lugar” poco redituable en la política argentina: no gobierna ni legisla. Difícil mantener el protagonismo en el llano, la moderación y el laconismo de Binner acentúan la dificultad estructural. Su bloque actúa como un conjunto de librepensadores, o como una confederación de frágiles lazos unitivos. El gobernador santafesino, su delfín Antonio Bonfatti se le diferencia en la acción, una división de roles lógica, acaso pactada entrambos... de cualquier modo asoman divergencias.

En la semana que hoy termina, la diputada PRO Laura Alonso acumuló mucho más centimil y tiempo ante micrófonos que Bi-nner con el sencillo expediente de mostrarse agresiva, deslenguada, sacada en la Cámara y en otras apariciones públicas. Ex cuadro de la ONG Poder Ciudadano, Alonso se trasviste como la más exaltada vocera de PRO. Augura que cuando gobierne “Mauricio”, La Cámpora no existirá, o sea que prohibirá de algún modo una agrupación política opositora. Meses ha, se consagró ante los palcos de doctrina al hacer el gesto “fuck you” en medio de una sesión que le era adversa. Le tomó el gusto al desparpajo, reincidió en estos días. Alonso también renueva banca, no tiene un lugar preciso en las fervorosas internas de PRO, cada cual practica el juego de la silla como mejor le pinta. Recién llegada de la antipolítica a la política, a la diputada le cuesta dar la talla.

Claro que el antagonismo respecto del gobierno es una marca orgánica de PRO. El jefe de Gobierno Mauricio Macri definió una posición en el abanico opositor: es el más intransigente, quien se enfrenta a todo como método. Lejos del afán de predecir resultados, este cronista consigna que la táctica posee una funcionalidad: es una referencia precisa. El que anhele un giro a la derecha, una revisión absoluta, una vuelta de hoja sabe a quién mirar. Las paredes porteñas se engalanan con pintadas de “Mauricio 2015”. La promesa se va forjando: habrá 0800 para denunciar a quienes quieran hacer política en las escuelas. Más, claro, la apertura “al mundo” y el diálogo que por ahora no existe en la política porteña pero que se ofrece para el marco nacional.

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Los ruidos y la furia: Macri anunció que El Eternauta sería expulsado de las escuelas. Algún allegado, con más lecturas que él (no es tan difícil) lo alertó: la historieta es una pieza de la cultura nacional. Para colmo, su ex ministro de Educación Mariano Narodowski la distribuyó entre los pibes. La mano izquierda de Narodowski daba cuenta de un pluralismo olvidado, mientras su mano diestra sumaba al espía Ciro James al equipo de gestión.

La estrechez intelectual de Macri se pasó de la raya, debió corregirse, vía Twitter. No es El Eternauta el blanco de su batida, sino el Néstornauta. Pero no hay improvisación en la movida, sino un designio de una derecha que se muestra tal y cual es. El mayor opositor disponible en las góndolas sintoniza el mensaje que propala la prensa dominante. Intelectuales y académicos dan testimonio de la pobreza conceptual de la derecha argentina, tanto como del rencor que los ofusca. Marcos Aguinis traza similitudes entre las juventudes hitlerianas versus La Cámpora y la Tupac Amaru. La comparación arroja ventajas para los nazis: aquéllos creían en lo que predicaban, éstos se mueven solo por codicia. El escritor explora la psicología y detecta que el ex presidente Néstor Kirchner anticipó su desprecio a las instituciones cuando blandió torpemente el bastón presidencial. Ante tamaña calidad de pensamiento apenas cabe agregar que sus comentarios solo explican quién es Aguinis y cuántos son sus quilates intelectuales.

Luis Alberto Romero afecta un tono doctoral (al fin y al cabo es el hijo de un valioso historiador) y explica que el voto popular está viciado por el clientelismo, fenómeno que jamás investigó y describe en consecuencia. Solo dos veces, alega sin argumentos ni pruebas, hubo sufragio impecable: en 1983 y en 1988, en la interna del peronismo. Se infiere que solo los ex presidentes Raúl Alfonsín y Carlos Menem advinieron con buenas artes, proyecta este cronista. Ahí, en ese pasado bipartidista de desempeños penosos, finca la utopía de la embroncada cohorte intelectual de la derecha argentina.

El macrismo se enanca en la furia opositora y repite sus tópicos: chavismo, hitlerismo, mussolinismo. Calígula, Herodes y Nerón esperan su momento, ya les llegará.

El mainstream concuerda con la producción periodística dominante que reincide, seguramente sin quererlo, en sus derrapes de cuatro años atrás. El Gobierno está derrotado, la imagen presidencial se despeña irremisiblemente, profetizan. Si así fuera, si sencillamente las urnas replicaran los resultados de 2009, la hipótesis de re-reelección se tornaría ilusoria. Con tantas certezas, no se entiende la desesperación acelerada de tantos opositores, versados o monosilábicos.

En un andarivel bien distinto rola la Carta Abierta 12 publicada ayer en este diario. Un documento de claro alineamiento político que admite la pregunta, el matiz, las tareas pendientes, las carencias del proyecto que se acompaña. Un texto que toma su tiempo leer, que induce a la discusión antes que a la pelea callejera.

Intervenciones de los economistas Aldo Ferrer y Héctor Valle acompañan y elogian los logros del Gobierno pero no se privan de marcar dificultades de época: cuellos de botella, agotamiento de ciertas herramientas, pérdida de competitividad de sectores y economías regionales.

El oficialismo hace pie en todos los debates inducidos por los adversarios y los replica de a uno. Es una clave de su acción política, no abdicará de ella así como así. Su devenir, supone el cronista, depende más de cómo lea y acometa la cambiante realidad y cómo escuche a quienes, desde posiciones cercanas, le advierten que la etapa del Purgatorio sigue siendo peliaguda. Su legitimidad presente y pasada es irrefutable, mal que les pese al destituyente Aguinis, al arrogante Romero y a muchos formadores de opinión que vuelven a blandir la bola de cristal. La legitimidad futura está supeditada a la aprobación popular que se construye día a día, manteniendo el rumbo y atendiendo a los cambios de viento.

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Imagen: Télam
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