EL PAíS › KIRCHNER Y BIELSA LE DIJERON AL
CONSUL PLOMERO QUE REGRESE A BUENOS AIRES

Vignaud ya viene de vuelta como por un tubo

El Presidente y el canciller ordenaron el sumario y el regreso del cónsul en Nueva York. Bielsa también cesará en sus actividades a Federico Bartfeld, ex subsecretario de Ruckauf y miembro de la organización fascista Propaganda Dos con Massera.

 Por Martín Granovsky

El cónsul en Nueva York Juan Carlos Vignaud recibió del gobierno nacional la orden de volver a Buenos Aires para explicar las presuntas irregularidades en el manejo de fondos y recursos del Estado reveladas ayer en exclusiva por Página/12.
Este diario pudo saber que ayer mismo el presidente Néstor Kirch-ner y el canciller Rafael Bielsa ordenaron el regreso de Vignaud.
Un funcionario de la Cancillería dijo que el cónsul quiso renunciar sin más trámite, pero que las instrucciones de Bielsa fueron que primero aclarase su situación.
La cúpula del Ministerio de Relaciones Exteriores está convencida de que, tras la certeza de que Vignaud no será más cónsul en Nueva York, los propios empleados y diplomáticos del consulado podrán cumplir con su obligación de aportar más datos para un sumario interno.
Página/12 publicó en su edición de ayer datos como para concluir que el cónsul era más oneroso que honorario. Informó que la empresa familiar HomeOwners Management Associates LLC tiene dirección registrada en Internet en el número 11 de Edgwood Lane, en Purchase, dentro del Estado de Nueva York y a una hora de Manhattan.
También informó que en los volantes de propaganda del emprendimiento de plomería figura un teléfono que a su vez remite a otro. Uno es el 1-914251-0039. Otro es el 1-917-573-2855. En el primero atiende un contestador. En el segundo atendía, hasta la semana pasada, el cónsul Vignaud, que evacuaba consultas sobre reparaciones hogareñas y hacía publicidad de los 29,99 mensuales de abono. Durante el fin de semana el celular estuvo apagado. De ahora en más quizás quede vacante. Las facturas del teléfono iban al Consulado General de la República Argentina en Nueva York.
“Hay gente que quiere venir a reemplazarme en este cargo tan apetecible y usa estos medios para desacreditarme”, dijo Vignaud desde Nueva York en una imaginativa réplica a datos que habían sido chequeados. Y calificó la información de “ridícula”. “No tengo nada que ocultar, ni un centímetro de culpa de nada”, dijo Vignaud.
Quizás con la idea de que aclaraba, cuando en verdad oscurece, el cónsul dijo que la empresa no tiene sede visible y que pertenece a su mujer. “Tiene derecho y permiso para trabajar en Estados Unidos, es decoradora y amplió esa función a prestar asistencia para algunos servicios de mantenimiento en las casas, y lo que hace es recibir pedidos que ella terceriza a expertos locales”, dijo Vignaud. “No se trata de una empresa, que suena muy rimbombante, sino de un servicio unipersonal que ella realiza, con todo derecho.” Contó que “el teléfono lo paga ella misma”.
No explicó por qué la residencia por la que el Estado paga 16 mil dólares mensuales figura como dirección de HomeOwners ni por qué un teléfono remite al celular que pertenece al cónsul en su carácter de funcionario del Estado. Tampoco expuso el sentido de contar con una residencia a una hora de Manhattan, sobre todo para el cónsul de un país chico como la Argentina, y por lo tanto incapacitado para convocar multitud de financistas, personalidades de la cultura o dirigentes de derechos humanos para un fin de semana mirando ciervos y ardillas.
José Octavio Bordón, embajador en Washington, opinó que “si esto fuese verdad, es muy grave”.
Vignaud fue designado en Nueva York por una gestión de Fernando de la Rúa, padrino de uno de los hijos del cónsul. En su momento el entonces canciller, Adalberto Rodríguez Giavarini, no se mostró nada entusiasmado con el nombramiento, pero De la Rúa había quedado embelesado con el trato que le dispensó Vignaud cuando viajó a Suecia y el embajador aún era representante argentino en Estocolmo.
Los trámites demoraron y Vignaud terminó viajando a Nueva York con la firma de Carlos Ru- ckauf, que fue canciller luego de haber huido de la gobernación bonaerense en medio del incendio del 2001. El cónsul no fue desagradecido. Cobijó a Ruckauf cada vez que éste visitó Nueva York, hecho que ocurría con mucha frecuencia porque el actual diputado nacional extrañaba mucho a su hija, que casualmente vive en el Estado de Nueva York y muy cerca de Vignaud. El simpático Purchase es, como se ve, un sitio estratégico para la Argentina desde hace muchos años, quizás por su abundancia de clubes de golf.
Vignaud empezó su carrera importante con un destino en Libia en 1974, justo cuando José López Rega y Alberto Vignes, miembros de la logia fascista Propaganda Dos, montaron un negocio petrolero. A Propaganda Dos pertenece, junto con Emilio Massera y Carlos Guillermo Suárez Mason, quien hasta ayer tenía oficinas en el Palacio San Martín para atender los negocios con China, Federico Bartfeld. Bartfeld fue subsecretario de Ruckauf por debajo del entonces vicecanciller Martín Redrado, actual secretario de Relaciones Económicas.
Página/12 pudo saber que Bielsa ordenará el fin de las actividades del ex embajador en Bucarest y Pekín, que en tiempos de Ruckauf y el secretario de Culto Esteban Caselli disponía a gusto sobre traslados y gastos. Lo que en política cualquiera llamaría “el aparato” y representa siempre el corazón de cualquier proyecto. El mismo aparato que, puesto en manos de los dinosaurios, también puede hacer otra cosa con un diseño de política exterior si no lo comparte: impedirlo.

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Juan Carlos Vignaud, que ayer terminó sus funciones como cónsul en Nueva York.
 
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