EL PAíS › KIRCHNER SE REUNIO CON COTO PARA RECLAMARLE UNA EXTENSION DE LAS REBAJAS

Cara a cara para discutir precios

El Presidente se involucró personalmente en las negociaciones con los supermercados y las compañías alimentarias para definir un esquema de seguimiento permanente de precios. La primera cita fue con quien más fuertemente había acusado.

 Por David Cufré

“Señor Coto, yo lo conozco muy bien y sé cómo trabaja sobre el bolsillo de los argentinos”, atacó Néstor Kirchner al dueño de la cadena de supermercados el 24 de noviembre pasado. “Ustedes me quieren hacer pelear con Tyson”, se excusó el empresario cuando los periodistas le pidieron su respuesta al Presidente. Los protagonistas de aquella controversia se vieron ayer las caras. Estuvieron reunidos a solas en la Casa Rosada, desde las 9.35 hasta pasadas las 10. Las demás cadenas de supermercados y las principales compañías alimentarias se mantuvieron pendientes del encuentro, sabiendo que de allí podrían extraer conclusiones sobre el grado de presión del Gobierno para renovar los acuerdos de precios. Coto les comentó a sus colegas que Kirchner está decidido a asegurarse un horizonte de estabilidad en los productos esenciales, que ayude a diluir las expectativas inflacionarias. Y anticipó que llamará a otros.

“Fue una conversación muy cordial”, transmitió el empresario a sus interlocutores. El tono fue muy distinto al de aquella pelea pública, cuando Kirchner lo acusó a él y a los supermercadistas en general de actuar de manera cartelizada para subir los precios. Sin embargo, la Casa Rosada prefirió mantener el tema en reserva y, sobre todo, se preocupó por evitar que la reunión se leyera como una suerte de reconciliación con el hombre de negocios.

Coto es una figura identificada con el menemismo, tanto por el fuerte crecimiento de sus actividades en esa etapa, como por su encendida defensa de la política económica neoliberal e, incluso, por las reiteradas versiones que lo vinculaban comercialmente con Carlos Menem. El empresario se cansó de desmentir esas especulaciones y de aclarar que cuando el riojano llegó a la presidencia, él ya hacía varios años que venía teniendo éxito en sus emprendimientos. Coto se vanagloria de haber transformado una historia familiar de un padre inmigrante gallego que tenía una carnicería en un mercado municipal en Retiro, en un negocio que factura más de 3000 millones de pesos anuales, emplea a 18.500 personas y se extiende, además de la cadena de supermercados, a tres frigoríficos que abastecen el mercado interno y exportan.

El empresario se retiró de la Casa Rosada sin hacer declaraciones. Kirchner lo convocó para transmitirle su interés en prorrogar y perfeccionar los convenios con distintos sectores empresarios para ofrecer un conjunto de 500 productos básicos a precios moderados. El objetivo en esta instancia no es producir nuevos descuentos, como en los acuerdos anteriores que vencen el próximo día 31, sino mantener estables esas mismas y otras mercaderías a largo plazo. Ante las versiones que indicaban que habría mayor resistencia empresaria a la solicitud del Poder Ejecutivo, el primer mandatario resolvió intervenir personalmente.

La interpretación dentro del ámbito empresario fue que Kirchner llamó primero a Coto porque es quien menos posibilidades tiene de ofrecer resistencia, después de la comentada pelea. También, porque se trata del único argentino dueño de una gran cadena de supermercados y para el Presidente sería más fácil presionarlo a él que a ejecutivos con casas matrices en Francia, Estados Unidos o Chile. Una tercera razón es que Coto es un activo participante del negocio de la carne. De hecho, su empresa fue ayer la que más cabezas de ganado compró en el Mercado de Liniers: 868, casi el 6 por ciento del total.

Kirchner se interesó en este tema. El acuerdo del Gobierno con la industria de la carne es hasta el momento el que peores resultados entregó, debido a que no llegan las rebajas de precios a los consumidores. La Secretaría de Agricultura pidió explicaciones la semana pasada y los productores ganaderos descargaron la responsabilidad sobre los supermercados y las carnicerías. El Presidente le transmitió su preocupación a Coto. El próximo miércoles habrá otro encuentro en Agricultura para analizar la cuestión. Se supone que para entonces ya deberían apreciarse mejoras en las góndolas. Otra de las inquietudes de Kirchner fue saber cómo se están comportando las grandes compañías de la alimentación. En concreto, quiso saber si están cumpliendo con los acuerdos y si produjeron remarcaciones en otros productos. “Se interesó en conocer cómo viene la evolución de los precios”, confirmaron fuentes oficiales. Horas más tarde, en el Ministerio de Economía empezaron a recibir a algunas de esas empresas para renegociar los convenios (ver página 2). El Gobierno tiene expectativas de lograr otro mes con una inflación razonable –tomando en cuenta la tendencia previa– y, sobre todo, conseguir que la canasta de alimentos vuelva a quedar planchada. En diciembre, ese conjunto de bienes que definen la línea de indigencia disminuyó 0,1 por ciento.

En la Casa Rosada comentaron que Kirchner tendrá en los próximos días otras charlas a solas con empresarios para analizar la evolución de los acuerdos. El Gobierno está jugado a instalar la concertación de precios como una institución permanente, tal como ocurre en Francia. En ese país, el gobierno, los empresarios y las asociaciones de consumidores establecen pautas para una canasta de 500 productos, tal como la que se quiere repetir aquí.

En cuanto a la relación de Kirchner y Coto, el empresario dijo sentirse conforme por haber podido mantener una charla “muy cordial”. El empresario tiene buen diálogo con Alberto Fernández, pero ya no cuenta con Roberto Lavagna, quien era su mejor interlocutor en el Ejecutivo.

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Néstor Kirchner y Alfredo Coto se dieron la mano y mantuvieron una charla “muy cordial”.
 
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