EL PAíS › LAS ABUELAS DE PLAZA DE MAYO ENCONTRARON OTRO NIETO

Una causa para festejar

 Por Alejandra Dandan

Las Abuelas de Plaza de Mayo contarán hoy parte de su historia, la que las puso detrás de la búsqueda de sus padres reales cuando empezó a sospechar que tal vez era hijo de desaparecidos. Ese día mandó un mensaje por e-mail a la casa de las Abuelas de Plaza de Mayo. Y dicen, los que estuvieron cerca, que desde entonces empezó a revisar sitios de Internet, archivos, fotos e imágenes buscando y encontrando algunos parecidos. Sus amigos lo alentaron en esa búsqueda que encontró un punto final hace una semana: ese día Sebastián recibió los resultados de los estudios de ADN que confirman su filiación como hijo de Gaspar Casado y Adriana Tasca, secuestrados a fines de 1977 y hoy desaparecidos.

Será la familia de Sebastián quien hablará esta tarde de la búsqueda que ellos iniciaron hace años, pero que él no conoció. Gaspar y Adriana eran sus padres. Adriana era muy flaca. La secuestraron en diciembre de 1977 en la ciudad de La Plata con cinco meses de embarazo. A Gaspar lo secuestraron entre el 10 y el 12 de diciembre de ese mismo año cuando ambos aparentemente habían perdido contacto. El estuvo secuestrado en la ESMA; a ella se la llevaron a “La Cacha”, uno de los lugares que funcionaron como centro clandestino en los alrededores de La Plata.

Quienes estuvieron detrás de los pasos de Gaspar y de Adriana lograron saber con el paso del tiempo que ella pudo llevar adelante el embarazo durante el cautiverio. Por el testimonio de dos enfermeras se supo, además, que a comienzos del ’78 ella estaba con “mucha panza”. El parto había sido previsto por los médicos para los últimos días de marzo o principios de abril; Sebastián nació el 27 de marzo.

De allí en adelante, su historia es la que él y quienes vienen acompañándolo en este proceso de reconstrucción intentarán ir descubriendo. Como sucedió con una parte de los hijos de desaparecidos, Sebastián no terminó con militares sino con una pareja relacionada con las fuerzas de seguridad. También en su caso, quedó anotado en el Registro Civil como hijo natural y biológico de padres que no eran los suyos. Sólo muchos años después supo que era adoptado, pero no comenzó con la búsqueda de sus padres biológicos inmediatamente. Eso demoró.

Cuando logró mandar su primer mensaje a la casa de Abuelas de Plaza de Mayo había pasado el tiempo y la vida. Murió la persona que hizo las veces de padre o apropiador. Y él se encontraba con gente de su edad, amigos y conocidos que lo habrían alentado en la búsqueda y en el camino. No sabía ni supo su nombre verdadero hasta hace poco. Tampoco, lógicamente, conocía el nombre de sus padres biológicos ni que existía una antigua causa judicial en la que denunciaban la apropiación. Cuando empezó con todas estas dudas, Sebastián tampoco sabía que sus padres habían pensado un nombre para él, querían llamarlo José.

Sebastián conoció parte de esa historia hace una semana, recién cuando la Comisión Nacional para el Derecho a la Identidad (Conadi) confirmó sus datos de filiación a partir de los resultados de un examen genético. Sebastián decidió someterse a los estudios el 23 de septiembre del año pasado convencido finalmente por los amigos. Estaba seguro de que se parecía a alguien, a una de todas las fotos que había visto. Pero no lo sabía. Quienes estuvieron cerca de él dicen que sólo decidió someterse a los estudios cuando intuyó que sus abuelos biológicos estaban vivos.

Y eso era así. Su abuela Angela de Tasca vive en Mar del Plata. Y su familia restituida será quien hoy acompañe a las Abuelas en la conferencia de prensa de las 15 en la sede de Virrey Cevallos 592.

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La titular de Abuelas, Estela de Carlotto.
Imagen: Sandra Cartasso
 
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