EL PAíS › DANIEL SCIOLI HABLA DE OPOSICION, CANDIDATURAS Y POLITICA

“Lavagna se fue y todo mejoró”

Jura que su relación con Kirchner mejoró y que ve a su ex ministro de Economía “en otra propuesta”. No quiere hablar de ser candidato a jefe de Gobierno porteño, pero habla como si lo fuera. Su relación con Telerman y con Ibarra.

Por Santiago Rodríguez
y Eduardo Tagliaferro


Daniel Scioli no quiere presentarse como candidato a jefe de Gobierno porteño, para no contradecir la orden de Néstor Kirchner de no hablar de candidaturas. Pero habla como tal y su confianza indica que el ruido que en algún momento hubo entre ambos es cosa del pasado. En esta entrevista con Página/12 afirma “conmigo el Presidente no se equivocó”. También resalta su vínculo con el jefe de Gabinete Alberto Fernández, al que define como el hombre al que el Presidente designó para “el armado político en la ciudad”. Elogia con énfasis a Aníbal Ibarra y luego de meditar mucho dice: “No quisiera pensar que Jorge Telerman jugó deliberadamente en contra de Ibarra. Sería lamentable”.

–¿Qué opina del ex ministro Roberto Lavagna?

–Fui de los primeros en decir que luego de la ida de Lavagna bajó la desocupación, los índices de pobreza e indigencia, subieron las inversiones, hubo aumentos a los jubilados, se controló la inflación. Se puso en evidencia que lo determinante es la fortaleza de la gestión. La agenda del Gobierno va más allá de lo económico. Está involucrada con el respeto a los derechos humanos, al medio ambiente, al fortalecimiento de la educación y a la salud. Creo que hay que tener buenas relaciones con Venezuela, con Chile, con España, con Italia. En buena hora que Venezuela nos compra cosas. Compró bonos de la deuda argentina.

–¿Diría que Lavagna saltó a la oposición?

–Por las posiciones que va tomando, por los hechos que se conocen, todo dice que está encaminándose a una propuesta diferente y con otros aliados. Cuestionó la política de precios, algunas relaciones internacionales y ejes centrales de las políticas de gobierno. Políticas fundamentales para sostener el crecimiento económico.

–¿Seguiría cuatro años más en la vicepresidencia?

–La estrategia electoral la definirá el Presidente, yo voy a estar a disposición para que lo que comenzamos juntos en el 2003 se proyecte a futuro. En ese esquema él sabe de mi vocación, mi compromiso y mi responsabilidad como dirigente de la Capital y como dirigente nacional de poder seguir sumando, pero será el año que viene cuando se definan las candidaturas. Hoy tenemos grandes responsabilidades institucionales. El liderazgo de Kirchner está sustentado fundamentalmente en su capacidad de trabajo y su buena administración.

–La ciudad siempre lo atrajo.

–Siempre. De hecho, en el 2003 estaba convencido de que no se podía mejorar la ciudad si el conjunto del país no empezaba con estos cambios. Tenía la certeza de que se necesitaba un presidente con las ideas que después Kirchner tuvo la oportunidad de poner en práctica; tener una agenda mucho más amplia que lo económico, recuperar un rol social activo del Estado con capacidad de invertir nuevamente en obras públicas, vivienda, educación, ciencia y tecnología. La ciudad es donde me vengo especializando desde mi ingreso a la política por mi experiencia en el barrio y por conocer las grandes capitales. Estoy seguro de que la ciudad necesita en su próximo gobierno una fuerte integración con el gobierno nacional. Las grandes obras que tiene que encarar así lo requieren.

–¿Qué estrategia se plantea en función de ese objetivo?

–En primer lugar, trabajar con un esquema de equipo. Esta convocatoria amplia que se está haciendo se puede poner realmente en funcionamiento en la ciudad por las características de su electorado; se nos ha visto con dirigentes como Graciela Ocaña, Vilma Ibarra, radicales, peronistas de distintos sectores, Frente para la Victoria, independientes unidos por la voluntad que tenemos de que la ciudad se ponga en sintonía con lo que está pasando hoy en el conjunto del país. No hay excusas: están los presupuestos y las iniciativas; la ciudad tiene que estar mucho mejor. Para seguir mejorando el país, hay que mejorar la ciudad; y para mejorar la ciudad, hay que mejorar los barrios; por eso con mi equipo de trabajo les damos tanta importancia a los barrios y hasta dos veces por semana tenemos reuniones barriales.

–De los dirigentes con cargos institucionales de peso, usted ha sido el que más roces tuvo con Kirchner. ¿Están superados o quedó alguna resaca?

–Están superados porque siempre prevaleció la responsabilidad, el compromiso, la buena fe, dar tiempo para que las cosas se fortalezcan. Además, muchas veces leía cosas que me llamaban la atención porque no tienen nada que ver con lo que siento por Kirchner. Es un clásico de la política argentina generar internas. Siempre dije que no contaran conmigo y que de mí sólo esperaran trabajo y acompañamiento. Mi satisfacción es que el tiempo demostró que el Presidente conmigo no se equivocó. Tengo el orgullo de ser el vicepresidente exitoso de un proyecto que está recuperando el país.

–¿Qué cambió? Porque lo que usted dijo del aumento de tarifas y enojó al Presidente fue similar a lo que finalmente aprobó el Congreso.

–Esa declaración se desvirtuó totalmente. Si hay alguien que siempre defendió la estabilidad fui yo. Cuando el Presidente se pone al frente de los acuerdos de precios es para no caer en las trampas de las viejas recetas que recomendaban enfriar la economía, subir las tasas de interés. Entrar de vuelta en recesión sería terrible y entonces Kirchner apela a la responsabilidad social empresaria, empieza a construir consenso entre la fuerza del trabajo y la de la producción, y mientras tanto alienta inversiones. La vacuna contra la inflación es aumentar la productividad.

–Si es candidato, ¿cómo piensa manejar el tema de su pasado? Le van a recordar que entró a la política de la mano de Carlos Menem.

–Yo empecé en enero del ’98, cuando estaba en el final de su gestión, y en un cargo legislativo para el que me eligió la gente de la ciudad. Hay muchos dirigentes y funcionarios que en su momento apoyaron o tuvieron cargos legislativos o ejecutivos, pero si hay una persona que se considera progresista soy yo; progresista significa adaptarse a los cambios sin aferrarse a recetas estructuradas o a los esquemas ideológicos cerrados, sino entender la evolución y el progreso. Cuando me convocaron para hacer una contribución desde el turismo y el deporte me mostré siempre dispuesto y los resultados están a la vista. Usted dice que trabajé para un gobierno o el otro, mi compromiso siempre fue con el país.

–Usted nunca ocultó su pasado. ¿Qué siente cuando algunos funcionarios de este gobierno lo hacen?

–No hago juicio de valor. Cada uno sabe cómo comportarse. Cada uno tiene su personalidad, yo tengo la mía. Yo soy un agradecido de la responsabilidad que me han dado. Adolfo Rodríguez Saá no me conocía y un día me dijo en qué podés ser útil. Yo le dije que esas actividades podían ser la punta de lanza de la recuperación argentina. Le gustó la idea que le di. Kirchner después de que me vio trabajar me invitó a un almuerzo cuando yo estaba de viaje por El Calafate. Recuerdo que en ese momento me hizo un fuerte reconocimiento a todo lo que estaba haciendo en el área de Turismo y Deporte. Para mí esa confianza es valiosa. Elegir un compañero de fórmula es una decisión muy importante, muy difícil. Luego hay que gestionar, convivir, compartir muchas cosas.

–¿Qué evaluación hace de la gestión de Jorge Telerman?

–Se ve que, consciente de los problemas que tiene la ciudad, pone su esfuerzo. Veremos con el tiempo qué puede resolver. Más allá de las intenciones, de los anuncios y de los planes, lo importante son los resultados. El porteño quiere ver para creer. La gente está muy descreída.

–Hay quien sostiene que Telerman jugó mal en el proceso que terminó con la destitución de Ibarra. ¿Qué impresión tiene?

–(Largo silencio.) No tengo elementos concretos. No quisiera pensar que eso es así, porque sería muy lamentable que hubiera jugado deliberadamente en contra de Ibarra. No quiero abrir juicios de valor.

–¿Le molestó que la gente de Telerman le haya atribuido estar en campaña y detrás del informe de la defensora del Pueblo sobre el Riachuelo?

–Fueron declaraciones poco felices que desconocen mi historia y que siempre he puesto todo mi esfuerzo en actitudes positivas. No es ese mi estilo en la política. Es malo cuando luego del informe de una funcionaria, tan profesional que lo que hace es nada más y nada menos que cumplir con su función, se percibe una interna.

–¿Se siente un peón del Gobierno, como lo calificó Mauricio Macri?

–Siento mucha honra de ser un peón y un trabajador incansable. Son precisamente los peones, los trabajadores, los que están sacando adelante al país. Le recuerdo que en términos ajedrecísticos son los peones los que están en el frente de batalla. Siento un gran orgullo de estar en esta batalla para transformar al país.

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Imagen: Arnaldo Pampillon
 
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